viernes, 6 de febrero de 2009
Un poema perdido
Una hoja de periódico con más de 80 años se mira siempre con la lupa de la curiosidad que les entregamos a las viejas panorámicas de las ciudades: intentando ubicar sobre sus líneas más simples las encrucijadas actuales, imaginando una vida para los transeúntes desprevenidos que ahora lucen como personajes de postal. La primera página de El Correo Liberal del sábado 7 de febrero de 1925 nos entrega un acercamiento inicial sobre las calles de la ciudad: “Actualmente hay en Medellín 195 carros de diferentes marcas americanas. El automovilismo sigue desarrollándose de manera increíble”. Pasando la página, la publicidad de un Lincon, “lo mejor del mercado”, deja claro el perfil de los automovilistas. Y el anuncio de la crema Colgate que usaban las muchachas de tez exquisita en Nueva York, enseña los modales de tocador de la época: “dos cepilladuras al día para tener buenos dientes, buena salud y encanto personal”.
En las notas sociales se reseñan los almuerzos y el registro en los hoteles. “Desde Bogotá llegó Don Otto de Greiff para pasar vacaciones al lado de su familia”. No dicen cuántas maletas traían por simples cuestiones de espacio. Pero no sólo para los visitantes suena la campana de los recién llegados, los habituales también reciben la venia del papel: “Marcel Boneau regresa a la ciudad luego de sus semanas de veraneo”. En su tiempo el periódico era un sofisticado método de perifoneo que el curioso de hoy, agachado sobre las letras tildadas por las polillas, intenta oír a la distancia.
Pero el gran genio de ese sábado está reservado a otro maestro, “republicano y espiritista”, un “espíritu festivo y burlón” que juega con el ambiente legendario de cañones y vejeces de su natal Cartagena. Cuatro poemas y una entrevista al poeta Luis Carlos López son la noticia de primera página. Romualdo Gallego es el enviado especial para hacer un retrato del inquilino del número 24 de la Calle Inquisición. Cuando el corresponsal y su acompañante son recibidos por una criada en la casa de anchísimo zaguán y paredes de cal ahumadas por un farol de aceite, van a mirar si el poeta se encuentra disponible: “…por una puerta lateral aparece nuestro hombre, con visibles señales de haber dejado la cama. Las gafas de oro que usa brillas por su ausencia, dejando al descubierto la conocida torcedura de su ojo derecho, que le ha valido el excesivo sobrenombre de El Tuerto.” El poeta está calzado sin medias y con el cuello de la camisa levantado. Sólo su “bigotillo alacranado” da muestras de haber sido pulido para el encuentro:
“-Acostado usted a las ocho como un buen burgués?
-Es precisamente porque la noche pasada no me he conducido como un buen burgués.
-Qué opina usted de Luis Carlos López como poeta?
-Hombre, esa es una postura…demasiado difícil para mí.”
-Quiere usted hablarme de literatura?
-No, hombre. La literatura es una puerilidad. Es como fumarse un cigarrillo o jugar una partida de billar. Yo no le concedo importancia, pero me gusta mucho. Lo mismo me sucede con los cigarrillos y las mesas de billar.”
El gran tesoro de esa primera página raída se esconde en la esquina superior izquierda de El Correo Liberal, un poema agazapado entre los papeles menores del poeta. Ninguna de las obras completas ha recogido esos versos que juegan a la insignificancia de nuestras destrezas y nuestras perezas. Tal vez la palabra “Leyendo” que corona el poema con negrillas nos entregue la explicación de esas letras perdidas. El periódico guarda la voz del poeta que en un arrebato leyó el juego de esa mañana para sus visitantes de libreta. El periodista lo copió al vuelo y el poema quedó guardado para siempre en ese almanaque de alborotos que constituyen los diarios. Ahí van entonces los versos que debe leerse intentando la voz del poeta, en clave de espiritismo, según sus gustos:
El pueblo gris
Qué vida más oblicua!
Vagar sin tón ni són…
Guiñarle el ojo a una jamona inicua
Y silbar sin razón…
Dejarse recitar dos mil quintillas
De un poeta en embrión;
Hablar sobre el Alcalde maravillas
Y volver al mesón.
Luégo, cuando la noche se avecina
Y se despide el sol,
Discernir si se inyecta o no morfina
Santiago Rusiñol.
El cuadro del final La Morfina de Santiago Rusiñol- Va una pequeña noticia sobre el puntor.
ResponderEliminarSantiago Rusiñol, que fue pintor, escritor, coleccionista y dramaturgo, nació en Barcelona en el seno de una familia de industriales del textil procedente de Manlleu. Entre 1889 y 1899, Santiago Rusiñol lleva a término, en carne propia, el reto del artista de convertir la creación artística en una vía de exploración de los límites. A esta exploración contribuyó la adicción a la morfina que determinó la vida y la obra del artista a partir de 1894, fecha que coincide con la creación de dos de las pinturas más emblemáticas de Rusiñol, La morfina y La medalla, y el descubrimiento de uno de los temas por excelencia tanto de la pintura como de la literatura de Rusiñol: el jardín abandonado. La cura de desmorfinización a la cual se sometió el artista a partir de 1899 y la intervención quirúrgica que, un año después, le dejó con un único riñón, hizo alejar al artista del abismo y le hizo entrar en una nueva etapa creativa, marcada por la dedicación al teatro con miras cada vez más comerciales y a la especialización en la pintura de jardines por toda la geografía catalana y española.
Un excelente y abrupto giro en lo que llevo de estar visitando este blog.
ResponderEliminarUn poema perdido?
ResponderEliminarBueno, un Hay festival por Rabo de aji no cae mal, siempre y cuando no volvamos a lo mismo: a tomar partido por las politicas seudodemocraticas, SI, seudodemocraticas que tambien lo son por gracia de Dios... Y nos hacen ser mas aburridos que pera seca a medianoche.
Yo a Luis Carlos Lopez lo tengo en gran estima, por ser el unico poeta costeño que vale la pena en 100 años. Claro, despues vino Gabo a suplir las ausencias con vallenato incorporado, porque cuando se es claro es con prosa, y si se es oscuro poesia a lo rabo de aji!...y las letrillas satiricas por ninguna parte.
ahí va una entrevista dada por Jorge Enrique Botero a apropósito de la muerte de Raúl Reyes. Sirve para hacerse una idea sobre sus opiniones con respecto a las Farc.
ResponderEliminarEn este pequeñito Hay festival de rabodeaji, va este poema de Jose Emilio Pacheco.
ResponderEliminarFray Antonio de Guevara reflexiona mientras espera a Carlos V
Para quien busca la serenidad y vive en todos los seres sus iguales
malos tiempos son estos mal lugar
es la corte.
Vamos de guerra en guerra. Todo el oro de Indias se
consume en hacer daño. La espada incendia el Nuevo Mundo
La cruz sólo es pretexto para la codicia
La fe un torpe ardid para sembrar la infamia
Europa entera tiembla ante nuestro rey
Yo mismo tiemblo aunque sé que es un hombre sin
más mérito que haber nacido en un palacio real como
pudo nacer en una choza de la Temistitlán ciudad
arrasada para que entre sus ruinas brille el sol del
Habsburgo insaciable
En su embriaguez de adulación no piensa que todo el imperio
es como un cáncer y ningún reino alcanzará la dicha
basado en la miseria de otros pueblos
Tras nuestra gloria bullen los gusanos y no tengo fuerza
o poder para cambiar el mundo
Escribo alegorías engañosas contra la cruel conquista
Muerdo ingrato la mano poderosa que me alimenta
Tiemblo a veces de pensar en el otro y en la hoguera
No no nací con vocación de héroe. No ambiciono sino
la paz de todos (que es la mía) sino la libertad que me
haga libre cuando no quede un solo esclavo
No esta corte no este imperio de sangre y de fuego no este
rumor de usura y soldadesca.
José Emilio Pacheco, México, 1939.
Muy buena poesia amigo Hilario, saludos y bienvenido!!! ya estabamos jartos con el espadachin suyo!!!
ResponderEliminarMe siento muy halagado Chinaski de ser el espadachín de nuestro poeta de cabecera Hilario Aquiles. Haber, tira un poema para cerrar este pequeño Hay festival, cuando los polos se desangran, perdón, se deshielan.
ResponderEliminarAhi les aporto un poema que lo conoci en un libro de borges, la verdad es de los poemas que mas me gusta.
ResponderEliminarEl enemigo generoso
Magnus Badford, en el año 1102, emprendió la conquista general de los reinos de Irlanda; se dice que la víspera de su muerte, recibió este saludo de Muirchertahc, rey de Dublín:
Que en tus ejércitos militen el oro y la tempestad, Magnus Barfod.
Que mañana, en los campos de mi reino, sea feliz tu batalla.
Que tus manos de rey tejan terribles la tela de la espada.
Que sean alimento del cisne rojo los que se oponen a tu espada.
Que jamás hayas sido tan valiente como mañana en tu batalla.
Que te sacien de gloria tus muchos dioses, que te sacien de sangre.
Que seas victorioso en la aurora, rey que pisas a Irlanda.
Que de tus muchos días ninguno brille como el día de mañana.
Porque ese día será tu último. Te lo juro, rey Magnus.
Porque antes que se borre su luz, te venceré y borraré, Magnus Barfod.
- Del Anhang zur Heimskrigla [1893], de H. Gering, incluido en La Historia Universal de la Infamia [1954], J.L.
Ya hay un primer resultado de la maravillosa medida que lleva a los jóvenes trasnochadores a las inspecciones de policía. Aquí se habló del tema hace unos meses. Tal vez no haya centro de acogida más peligroso.
ResponderEliminarAhí va la noticia
Hasta el sol de hoy,
ResponderEliminarde Gabriel Jaime Caro (Ed. Palabra Viva)
A Manuel Puig
“Sonrosado como Hemingway, en alguna isla de Bermudas,/los pasteles de Doña Rosario, sabían riquísimo./Pirueteando el columpio rojo de Alejandría, 100 kilos de /deseo enseñando semen azul, y semen rosado del gitano/Don Hacha./Ensangrentado cartapacio de poemas/talvezheridos.../Talvezmiedo y agua salada en la mochila./La Sarita Montiel de mamá, penando, al escuchar el grito ronco de papá./Hoy que es primavera en Mar del Plata,/el Argentinos Junior golea con Maradona de local,/siniestra espera desde Perón./ En la bombonera una tibia boca de mujer encinta”.
Cotidianidad, ésa es la palabra que resuena después de la lectura de “Un poeta perdido”. No sólo en las propagandas o en las leves noticias sociales de aquel Correo Liberal hay cotidianidad, sino incluso en la misma entrevista de con el Tuerto López. Leemos esas viejas páginas con cierta sonrisa burlona aunque condescendiente no sólo con el periódico sino con un pasado y un Medellín en el que no había mucho qué dar a conocer. Hoy se diría que no es más que un provincialismo entendible por las circunstancias de la época. En perspectiva, quizá por su carga de violencia, las noticias de nuestros días dan la impresión de ser menos ingenuas; las propagandas de mejoras estéticas para las damas parecieran ir más allá de una cepillada de dientes; y las páginas sociales han sido pasadas para la última página (¿pero cuántos lectores no empiezan las revistas por allí? Lo más interesante sin embargo de esa página del Correo Liberal es la liberalidad de la entrevista. El periodista no intenta ser protagonista y el escritor entrevistado le resta importancia a su oficio, aunque ademite que para él es de la mayor importancia, tal como el tabaco y el billar. En estos días, muy pocos escritores estarían dispuestos a bajarle el tono a su oficio, al contrario, intentan que se les tome como voces autorizadas para hablar de cualquier asunto. ¿No hay en la época que vivimos mayor ingenuidad, a raíz precisamente de creer que se vive una época menos ingenua? Una primera página con una entrevista a un poeta, el sueño justo del mismo, su displicencia, su indiferencia, su escepticismo; un poema que aborda un tema de experiencia individual con un tema ahora casi tabú… esa primera página se la sueña cualquier periodico de nuestros días.
ResponderEliminarGlosa: El Tuerto habla en su poema de un pintor morfinómano que retrata la experiencia en sus cuadros. Hay un curioso cuento de Horacio Quiroga en el que el narrador (presumiblemente el mismo Quiroga), se entrega a los efectos del Hachis con el único propísto de escribir su experiencia. Algún lector con afinidad por el uruguayo sabrá dar el dato bibliográfico.
Qué interesante el dato hombre Nacho, no tengo claridad sobre ese cuento de Quiroga... pero será El Síncope Blanco?... aunque éste es más un estado de coma...
ResponderEliminarHe leído sus columnas por recomendación de un amigo, al cual le solicité me recomendara un columnista diferente para un trabajo de la universidad. Le dije que fuera alguien ojala periodista enfocado en la literatura para hacer mi seguimiento y que no fuera los de siempre que ya están saturados de adulaciones. Tampoco soy aduladora. Pero que buena recomendación me hizo al hablarme de usted. Me gusta mucho como escribe, sobre lo que escribe, como aborda los temas.
ResponderEliminarMi presentación del columnista es mañana. Me hubiese gustado poder tener más información de una persona tan talentosa y admirable, y de un trabajo tan bueno como el suyo.
Un saludo.
Reitero, bastante bueno su blog...