viernes, 27 de marzo de 2009
Hermanas de la presentación
Esta página hace parte de un libro que publicó el Museo de Arte Moderno de Medellín a finales del año pasado, un libro donde escritores y periodistas intentan encontrar quinientas palabras para acompañar algunas obras de Débora Arango.
Las doce hermanas de la presentación, cada una dirigiendo su plegaria o su divino aburrimiento hacia ángulos distintos, ensimismadas en el horizonte de montañas, en las cuentas de la camándula, en un recuerdo, en el fondo azaroso de los ojos cerrados, son una misma hermana. La pintora ha decidido moverla en todas las direcciones sobre su tela de fique: La sienta de espaldas en un primer plano, la gira levemente, acomodándola con el rigor de un fotógrafo de grupo, la ubica de frente con la cabeza inclinada, luego se le antoja un perfil delicado para el centro de la escena, más tarde la olvida en un rincón o decide llevarla hasta el fondo, contra las montañas, desfigurándola con cuidado.
Incluso podría pensarse en el juego del fotógrafo aficionado. La cámara se ha plantado delante del escenario con su ojo abierto a la luz durante largos minutos. La hermana de la presentación, cavilosa e inquieta, comienza a recorrer su pequeño oratorio. Camina hasta el extremo, se detiene, se sienta en una banca cercana, se para de nuevo, encuentra reposo sentada cerca de la puerta, un pensamiento la obliga a levantarse para entregar sus oraciones contra el muro del fondo. De pronto está sentada en el centro, con la cabeza en alto, desafiando las tentaciones. Y así va dejando su dibujo en cada una de sus posturas, hasta agotar las posibilidades de su encierro.
El “arte duro” del que habló la pintora para definir su obra está lejos de esas figuras mansas de corneta blanca y pechera negra. Tampoco aparece la mirada burlona sobre los hábitos oscuros del mundo religioso. No están las caras ansiosas de las monjas coloridas frente a la jaula del cardenal, ni la cara temible de las monjas sin facciones que vigilan a las niñas en La primera comunión. Como gansas a punto del picotazo. La figura de las hermanas de la presentación parece responder a un dulce recuerdo, un borroso recuerdo de infancia que ha quedado a salvo del pincel malicioso. Tal vez por sólo tres de las doce figuras de mangas anchas dejan ver su cara. Las demás son sólo un dibujo que la memoria se encarga de calcar. Se ocultan bajo el vuelo de sus cornetas, detrás sus compañeras, dan la espalda, inclinan la cabeza con piedad.
Cuando tenía once años un virus de paludismo obligó a la pintora a trasladarse de Medellín al cercano municipio de La Estrella. Allí recibió durante dos años las enseñanzas de las hermanas de la presentación. Tal vez las fiebres se hayan encargado de embellecer esos recuerdos. El santuario donde rezan y caminan las figuras también tiene el decorado incierto que entrega el sueño de las primeras memorias. Es difícil ver la sala de un convento o la estancia de un templo en esa especie de cajón estrecho con una gran puerta que mira al horizonte. Siempre me ha parecido que las Hermanas de la presentación, sea una o sean doce, viajan en el vagón de un tren. El huidizo tren de los recuerdos.
Muy bacano el articulo. Esa señora era una tesa. Lo que es ser dejado, a mi me gustan mucho esos cuadros pero siempre los he visto es en fotos, entiendo que en el mamm se pueden ver, teniendolo aca cerquita y nunca he ido.
ResponderEliminar(un datico para Hilario, ella preparaba el aguardiente con brevas en una preparacion de varios dias, ella se referia a su coctel con estas palabras "coje un color muy azaroso, pero no importa").
Números y pronóstico de Colombia Vs Bolivia.
ResponderEliminarselección colombiana frente a Bolivia, un rezo con nuestros números magros y las benditas tendencias de los partidos, una especie de Sudoku que termine con goles a nuestro favor.
Primero digamos que el once nacional lleva 5 partidos de eliminatoria sin gritar un gol, 450 minutos con un saldo de dos abrazos tímidos por los empates a cero con Brasil y Ecuador. Rodallega fue el último en la red jugando contra el colero Perú. Pero la sequía no ha sido sólo en los últimos juegos, de los 10 partidos del camino a Sur África en 7 nos hemos ido en blanco. Y los primeros 45 minutos de los diez lances eliminatorios son aún más tristes: solo un gol ha marcado Colombia en primera etapa y si los partidos terminaran en la mitad no habríamos ganado ni uno. Algunos invocarán las ventajas de la localía y el chicharrón bogotano en El Campín, pero los aguafiestas nos recordarán que los dos últimos juegos en casa terminaron cero a uno, a manos de uruguayos y paraguayos.
Sin embargo también hay números de la suerte. Siempre hemos vencido a Bolivia en casa por instancias mundialistas, 3-0 en los tiempos del Pitufo y el Pibe, 2-0 en los años de Juan Pablo Ángel y un magro 1-0 en épocas más recientes con un gol empujado por Yepes desde la defensa. La secuencia indicaría que es turno para el 0-0. Pero no, el arco de Bolivia es el más grande de la eliminatoria: 22 goles encajados en 10 juegos. Y eso que Brasil lo dejó ir invicto en su último juego en Río. ¿Y si ganara Bolivia? No, eso no, lleva más de 30 años sin ganar como visitante por eliminatoria y Colombia no tiene alientos para hacer historia.
Pongo todo en los pies del brujo Darwin y doy gol y empate, si le ganamos a Haití hace unos meses, por qué no vencer a Bolivia.
Mi pronóstico: Colombia 4 Bolivia 0... creo que ya es hora de algo así.
ResponderEliminarBueno cobro el mío. Con el 2-0 le gané 20 mil a un hincha rojo, decía que lo que era con Diego Aroldo era con él. Cobré, por fin cobré. Primer tiempo para la esperanza. Segundo tiempo para la resignación. Pero llegaron los goles en la primera y en la segunda parte. Ahora no solo trabajamos bien un golecito sino que nos encontramos otro. Vamos mejorando.
ResponderEliminarJuka, ya sé que es difícil ganarle a la república socialista, pero hacé de cuenta que es sófbol y estás defendiendo tu zona de strike.
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ResponderEliminarDos comentarios hoy, para este sembrado de ají-pajarito:
ResponderEliminarEl primero, yo era un futbolísta de locos, de áquellos quienes jugaban y quebraban porcelanas en la casa, era el temor de las amas de casa, según mi mamá. Pero debo confesar que no pateo un balón, ni piso una cancha de fútbol, ni voy a un estadio, ni termino de ver un partido completo desde que mataron a Andrés Escobar. Mejor dicho, se murió el futbolista que había en mí por siempre.
Aunque he creído que el mayor filósofo colombiano es Carlos "El Pibe" Valderrama, superando a Fernando González y a Gonzalo Arango, mis filósofos de cabecera: "todo bien".
La selección Colombia es como nuestra patria, sube y baja con una facilidad pasmosa, no hemos conocido la teoría del crecimiento sostenible nunca en ese campo, ni en ningún otro tampoco (excepto con el presidente Uribe, que será reelegido sosteniblemente). En veces pienso que aborrecemos esa teoría también, mejor subir y bajar, para no aburrirnos. Pero, ojalá clasifique Colombia al mundial para evitar que trabajen de más los médicos forenses de esta amada patria.
El segundo, Débora Arango es una mezcla rara de artista: religiosa y anti-religiosa, humilde y orgullosa, tranquila y transgresora, pácifica y crítica, incluso cuando hablaba parecía como una abuelita (la mía por ejemplo), pero era de una profundidad sorprendente. Qué mezcla rara esa, y si miran sus pinturas, hasta Andy Wharhol parecería un "amateur". Ella dá la impresión que hubiese sido su inspiración o la precursora de la pintura "pop" o "pop-art". Es como si no pasara de moda nunca. Qué cosa tan increíble....
Hombre quede sin entender eso de la defensa de la zona de strike espero que no te estes asesorando de Mike Schmulson en terminos de filosofia besibolera y softbollera.
ResponderEliminarLe apuesto a Colombia , aunque Venezuela en futbol ha avanzado mucho pero no por el Alba sino por la influencia de tecnicos del futbol colombiano, cabe anotar que desde los tiempo de Carlos Andres perez, jaime lusinchi el unico equipo al que venezuela se le fajaba era a Colombia por cuetiones de nacionalismo nada mas, espero que 1-0 a favor de Colombia para quedar listos para Sudafrica 2010, y asi acompane a mis otros 2 equipos favoritos, Alemania, Brasil al mundial.
Y qué les parece esa belleza de arbitraje?
ResponderEliminarEse señor llenó de tarjetas a los Bolivianos y les expulsó a uno.
Como decía un comentarista de Caracol, es de los que sólo demuestra su autoridad sacando tarjetas.
NO hay nada mas aburridor que la seleccion colombia!!
ResponderEliminarConocí personalmente a Débora unos años antes de morir y de verdad era una hermosa mezcla de abuelita y muchacho tirapiedra. Cuando le pregunté por la razón de su sacada en bombas por parte del maestro PedroNel, me dijo que mejor nos quedáramos calladitos para no pisar callos. El cuadro de las monjitas es como dice Pascual; una reminiscencia tierna de sus años infantiles.
ResponderEliminarEn cuanto a Futbol...Toco madera con Colombia. ¡Que folclóricos nos estamos volviendo cuando pensamos en asuntos de nacionalismo! ¡Déjenle eso al chafarote de Chávez y sus boinas coloradas!
Aterricemos y seamos realistas; "Piensa mal y acertarás"(Y no lo dijo un bobo) y si te equivocas; en medio de la euforia puedes pedir disculpas...
Por lo pronto no se nos olvide que el aparato publicitario enquistado en el futbol está al servicio del poder, para mantenernos ocupados pensando en otras realidades mientras nos dan por la trastienda.
Admiro mucho la obra de Débora Arango. No obstante a continuación copio y pego un artículo de Lucas Ospina publicado en El Espectador para abrir un poco más el debate. Lamento no tener los argumentos para refutar lo expuesto por el señor Ospina.
ResponderEliminarDébora en singular
Por: Lucas Ospina
La descripción de la serie de “obras” de Débora Arango expuesta por estos días en el Museo de Arte Moderno de Medellín es imposible por la barahúnda de temas y la aglomeración de retratos.
Mezcolanza de figuras simbólicas, dibujo indigente, caricaturas deformes y ejecución rudimentaria sin orden ni concierto, sin composición, sin perspectiva, sin verosimilitud, sin proporciones, en una palabra, sin arte. Micciones turbias de opacas coloraturas, muestra de una enfermedad espiritual. El que no sólo una mujer sino una persona de sangre antioqueña pudiera producir cosas así de despreciables y deficientes, con las que pretendió afirmar puerilmente una atroz dictadura estética, es un libelo que la verdadera crítica debe desenmascarar, un sartal de mentiras, una mancha en nuestra historia cultural.
La exposición esta plagada de panegíricos de variada calambre, el coro sofista y seudo-literario elogia a esta fantoche a rabiar, ¡Ay del que no reconozca el número y la marca de la bestia divina!: un atrasado, un reaccionario del arte, un intonso, un deplorable provinciano. Pero qué es lo que defienden: seres lisiados, deformes, migrantes y cretinos, mujeres que sólo pueden despertar repulsión, hombres perezosos más cercanos a bestias que a seres humanos, niños que si viviesen en tal estado caerían bajo la maldición de Dios. Si los "artistas" realmente ven las cosas de esta manera y creen en lo que representan sería necesario abrir una investigación para determinar si sus defectos visuales son de nacimiento o un puro error mecánico.
Si esto último es lo que ocurre, sería algo profundamente lamentable para estos pobrecitos; si ocurre lo contrario, sería cuestión del Ministerio de Interior encargarse de anticipar y prevenir cualquier transmisión hereditaria de esos defectos visuales tan apabullantes. Pero si estos enfermos no solo creen en la realidad de tales impresiones sino que buscan endilgarle sus engañifas a la gente por otras razones, su comportamiento cae dentro del espectro de la ley criminal.
Hay que detener esta alquimia diabólica. Ya lo dijo don Gilberto Alzate Avendaño: “El mestizaje no suma sino que resta, no multiplica sino que divide”. Lo hecho por Débora Arango fue una degeneración artística irreflexiva: la experimentación impenitente de un ave pasajera.
Bibliografía: “El expresionismo como síntoma de pereza e inhabilidad en el arte”, Laureano Gómez (1937) y Catálogo de la Exposición “Arte Degenerado”, Partido Nacional Socialista Alemán (1937).
Respecto al partido, me da risa escuchar a los periodistas colombianos decir que Colombia recuperó la memoria futbolística...Yo no sé si es que me atacó la amnesia por consumir personalidad pero yo no recuerdo un partido contra la peor Bolivia en años en donde se haya defendido un mediocre 1-0 todo un segundo tiempo de la manera como Lara y sus muchachos lo hicieron. Jueputa, necesito un promotor de Herbalife que me venda algún polvo pa la memoria.
Leyendo la bibliografía del señor Lucas Ospina se da uno cuenta que no valdría la pena entablar una discusión sobre arte con semejantes argumentadores: Nazis europeos y colombianos...
ResponderEliminarHombre medianoche(digo yo) no vale la pena. Los conceptos son de los mismos que nunca la dejaron mostrar su obra aquí y en Europa por miedo a sus desnudos y situaciones dramáticas de las cuales eran responsables.
Y si el señor Ospina comparte los conceptos, deber ser más peligroso que el Pastor Alemán y Álvaro Uribe juntos.
JM.
Hay expresiones muy usadas que yo no entiendo muy bien porque nunca aparecen en los ensayos sesudos, por ejemplo, con respecto a Lucas Ospina, respeto su opinion mas no la comparto.
ResponderEliminarLucas Ospina, malparido hijueputa. Muy bueno seria si a alguien se le ocurre una refutacion un poco mas elegante.
Chinasky no le vas a msotrar tus pinturas a este senor Lucas Ospina, por tu salud mental se ve que es un critico de arte un poco rudo, no estas para esas criticas en tu cuadros.
ResponderEliminarPD: 100% con vos la seleccion Colombia aburre como un berraco pero genera empleo, salen comentaristas de futbol que da miedo eso es lo positivo.
Un critico de arte es un pobre guevon que en la vida a cogido un pincel, solo habla desde la materia y se dedican a estudiar otros criticos guevones que tampoco cogieron un pincel.
ResponderEliminarEs como un CAV del futbol, o un pascual gaviria de comentarista o como un hombre de mundo como JDV.
Simplemente el arte es el arte!!y Debora arango pinto lo que le dio la gana y nunca penso en quedar bien con el tal julio y no quiso nunca insultar la mamita de ese malparido.
Ahora pascual lo prefiero como pseudo comentarisa y no como critico de arte!
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ResponderEliminarTampoco cogieron un balon en la vida, ni jugaron un deporte.
ResponderEliminarLa verdad el texto de Lucas Ospina asusta un poco. "El mestizaje no suma sino que resta, no multiplica sino que divide". Se ahí a la defensa de la pureza de la raza hay un paso. Su crítica parece dirigida a cierta realidad repugnante más que a la obra misma: "seres lisiados, deformes, migrantes y cretinos, mujeres que sólo pueden despertar repulsión, hombres perezosos más cercanos a bestias que a seres humanos, niños que si viviesen en tal estado caerían bajo la maldición de Dios."
ResponderEliminarEstá bien cuestionar la pintura de Débora como ícono de la historia del arte en Colombia, pero no con los argumentos de la polémica de hace 60 años que los periódicos y los políticos vivieron apasionadamente. Ospina casi podría citar al periódico La Defensa de la época: "brochazos lúbricos", "pinturas al deshabillé", "falta de higiene moral", de obras impúdicas "que ni siquiera un hombre debiera exhibir". Y el texto de Laureano Gómez es un clásico de una visión sobre el arte que hoy es sólo la anécdota de una época en Colombia. Criticar a Débora y poner a Laureano Gómez entre las fuentes debería dar algo de vergüenza. Ni las señoras que pintan sobre porcelana hoy en día comparten la visión del líder conservador sobre el arte: “el arte es la actividad competente sometida a reglas descubiertas por la razón, morigeradas por el gusto e iluminadas por el sentimiento". En el expresionismo era un simple capricho de los perezosos y los ineptos. “¿Cómo pretender lograr ese resultado cuándo se carece de habilidad para reproducir con exactitud miradas, manos, sonrisas, contracción de los músculos, matices de las actitudes?”.
Decir que Débora es un ave de experimentación pasajera es desconocer las peleas de los artistas colombianos de la primera mitad del siglo XX contra la pacatería y las mieles del arte oficial. Desconocer el manifiesto de los artistas independientes, la sátira política como opción de arte, la mirada sobre lo sórdido, la mueca deforme contra la compostura.
Acerca del texto sobre Las hermanas de la presentación creo que no tiene nada que ver con la crítica de arte. Es un juego “pseudo literario” -como dirían los críticos- con una obra recordada con curiosidad y visitada durante algunos días para encontrar dos cuartillas propias que sirvan para describirla. Me gustó el ejercicio de mirar un cuadro con la obligación de encontrar algo más que la tranquila desmemoria del espectador.
Hablando con un pintor muy teso de aca de Medellion, le mostre el texto del tal ospiona y miren con asombro lo que me dijo:
ResponderEliminar"Gracias Chinaski. Ya lo leí. Por eso no te había contestado. Los críticos? mmm. A mí me gusta la crítica, y este texto se parece a aquello que uno siempre quiso decir y no se atrevió. O tal vez, por pena de los envigadeños, de las mujeres, de... no sé. Debora tiene sus cosas buenas, no me choca y me pareció una tesita!
El Ospina me había hecho sonreir cuando en septiembre publicó esa sátira en la que se adjudicaba el robo de la obra de Goya en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. Este texto lo había leido tomando las precauciones del caso, creyendo que también era una sátira, por su comienzo ridiculizante. No obstante me llamó mucho la atención el texto citado por Pascual acerca del mestizaje. Me sentí como si estuviera leyendo otro texto, esta vez desde el punto de vista del arte, en el que los bogotanos miran con desprecio a todo lo que les huela a provincia. Bien lo dijo Jose M., que bolas se le pueden parar a una columna cuyas fuentes son una godarria hablando de arte y un panfleto de partido ultraderechista que se encargaba de quemar libros en la plaza pública. No obstante, quería que ustedes lo leyeran, por eso lo copié.
ResponderEliminarSaludos.
Pascual, yo no sabia que eso era un ensayo en el sentido literal, le quedo muy bacano.
ResponderEliminarYo he tratado de hacer eso, pensar en una obra de arte y decir cosas inteligentes acerca de ella, pero nada, no soy capaz, a lo mas que llego es a decir "esta muy bacano".
Por ejemplo, a mi me gusta el "analisis literario", Victor Gaviria es un maestro en ese tema, Garcia Marquez que es un hijueputa dice que eso es bobada, como por cagarse en los profesores de español, a mi no me parece, creo que siempre es licito pensar, acerca de lo que sea.
Yo si creo que Garcia Marquez escribe mejor que JDV.
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ResponderEliminarCuadernos inéditos de Cioran, específicamente al leer el siguiente texto:
ResponderEliminarAyer, a bordo del tren que me llevaba de Compiegne a París. Frente a mí, una joven (¿19 años?) y un joven. Trato de combatir el interés que tomo por la joven, por su encanto, y, para lograrlo, la imagino muerta, en estado de cadáver avanzado, sus ojos, sus mejillas, su nariz, sus labios, todo en plena putrefacción. Nada fue eficaz. El encanto que ella desprendía seguía actuando sobre mí. Tal es el milagro de la vida.
Tanto este apunte, donde el nihilista se enamora de la existencia y nos lo confiesa casi entre paréntesis, como el cuadro en que el pintor que será adalid del abstraccionismo muestra una vena de apasionamiento romántico, son brotes inhabituales. Vistos a posteriori representan resquebrajaduras que nos sugieren que el corpus fundamental de sus respectivas obras puede estar sustentado en una negación monumental. Una negación que tensa la cuerda y propicia el registro particular, característico de ellos. Quizás haya aquí algo monstruoso y también muy humano. En mayor o menor escala, es seguro que todo esfuerzo creativo contiene algo de este fenómeno: la supresión de un ángulo vulnerable en aras de edificar la identidad anhelada como propia; acaso aquí se trate de un perfil de reciedumbre para sobreponerse al embate diario de la vida.
Mas paraco sos vos respetame!!
ResponderEliminarQue pena Juka, esa no era la idea de mi comentario. Es un malentendido, te lo aseguro.
ResponderEliminarYo lo que queria decir es que yo no soy escritor y tengo derecho a decirle hijueputa a Garcia Marquez.
ResponderEliminarYa borro el comentario Juka, creeme que de verdad no era mi intencion decirte asi a vos, fue un chiste desafortunado y listo.
ResponderEliminar¿Será posible que se vuelva a publicar el chiste de JDV? Es que nos lo perdimos.
ResponderEliminarLo escrito por este "critico de arte" es solo una pequena muestra de la aversion de los columnistas de la capital por todo aquello que no sea de la capital y que ellos despectivamente etiquetan "Provincia". Lea a Caballero y sus continuas referencias a la naturaleza paisa de Uribe, como si no hubieramos tenido presidentes Bogotanos igual de malos o peores que este. O Felipe Zuleta, pidiendo que el proximo presidente fuera mas refinado y cosmopolita (es decir capitalino) porque eso es lo que necesita el pais y asi muchos mas ejemplos...
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