martes, 24 de mayo de 2011
Formalismos esenciales
Bombardear el campamento de Reyes en territorio ecuatoriano fue un mal necesario. Se violaban reglas internacionales frente a una injusticia soterrada de un vecino: tolerar a los enemigos del Estado colombiano en su territorio y en el corazón de algunos ministros. Valía la pena ofender la soberanía ajena para defender la vida de los ciudadanos propios. Además, las ventajas estaban cantadas en muchos escenarios. Militarmente había que demostrarle a las Farc que existía riesgo más allá de las fronteras. Y Reyes no era un capricho como Granda o Joaquín Pérez, su muerte significó el debilitamiento de un ejército brutal. La certeza de la traición democrática de algunos presidentes de países bolivarianos también fue un triunfo, aunque amargo: Colombia debía cargar su fama insolente para poder señalar pruebas de las vilezas de algunos palacios colindantes. Igualmente hubo un botín en el terreno de la inteligencia, o para que se entienda mejor, en las posibilidades de descifrar esa máquina hechiza y versátil que son las Farc. Y al gobierno Uribe le quedó tiempo para utilizar los secretos en algo de política barata.
El ejército colombiano sabía, sin embargo, que no tenía jurisdicción para actuar en las selvas de Ecuador. Por eso luego de arrastrar el cadáver y sus memorias se intentó maquillar un poco la aventura dos kilómetros más allá del límite que marca el río Putumayo. El éxito de esa operación en la madrugada tuvo consecuencias: los computadores de Reyes son un suculento botín de guerra, pero no sirven como carpeta para tramitar condenas. Son interesantes en la forma de un libro de un instituto político inglés, pero no cumplen los exigentes requisitos que necesitan las evidencias para tener implicaciones penales. La manera como se consiguen las pruebas para demostrar delitos no es un formalismo menor. Nos ponemos en manos del Estado y sus cárceles siempre y cuando se respete una especie de protocolo, tan indispensable como los protocolos médicos, que garantiza la posibilidad de controlar el poder desmesurado de policías, militares, fiscales, jueces y carceleros. Y como esto ya parece una carreta digna de introducción al derecho, vale recordar el mundo al revés que intentó armar el gobierno anterior con montajes, testigos falsos y pruebas dudosas contra sus “enemigos internos”. Para que no hablemos en abstracto.
El ejemplo de lo que ha pasado con los presos en la cárcel de Guantánamo puede servir para aplacar los ánimos de quienes ven política y conspiración detrás los autos inhibitorios. Estados Unidos creó un limbo jurídico para evitar las garantías de su sistema penal. Obama ha intentado sin éxito cerrar esa dimensión desconocida. Al único preso de Guantánamo juzgado en un tribunal en Nueva York apenas se le pudo condenar por un delito de los 285 que se le imputaban. Un jurado de seis hombres y seis mujeres, reunido a solo unas cuadras del World Trade Center, fue capaz de desestimar algunas pruebas contra un terrorista islámico. Es por eso que en Guantánamo siguen 172 hombres enfrentando juicios de Comisiones Militares que les aseguran un cuadrado de dos por dos con la ayuda de un Pentágono. Así que si no nos gustan las obligaciones del derecho penal podríamos montar una cárcel y unos tribunales expeditos en la Gorgona.
También a nosotros nos sirve la respuesta del fiscal general de la era Reagan luego de ese juicio con un solo cargo probado: “Los detractores del veredicto consideran que los juicios a terroristas internacionales deberían ejecutarse al estilo estalinista, donde la culpabilidad debería estar tan asegurada como el hecho de que sale el sol. Creen que la justicia es la misma que la de la reina de corazones en Alicia en el país de las maravillas: primero la sentencia, luego el veredicto”.
Sobre el juicio de Ahmed Ghailani, el único gunatanamero juzgado en tribunales de EE.UU
ResponderEliminarJuan David Escobar Valencia en El Colombiano sobre el tema. Paranoia de la brava.
ResponderEliminarDice en Internet que es el director del Centro de Pensamiento Estratégico de Eafit. Semejante nombre y semejante pensamiento merece una sigla de tres letras: CPE. Contrainteligencia.
Ni crean que van a ganar
María Isabel Rueda, con los argumentos prestados del Procurador General.
ResponderEliminarSe pasó la Corte
Excelente columna Pascual, mejor no es posible.
ResponderEliminarMuy cierto Pascual: el Estado de derecho se basa en las formalidades y los procedimientos diseñados para corregir las arbitrariedades de las autocracias, dictaduras, canallas e iluminados.
ResponderEliminarPuede que tengás razón Pascual, pero se nos está haciendo muy largo ese camino de acabar con las Farc, el Eln y sus cómplices. Bien decía en estos días Salud Hernández, que en este país le va a tocar a las fuerzas de inteligencia pedirle permiso al investigado para seguirlo; y hasta tendremos que uniformar a la policía secreta.
ResponderEliminarEn palabras de la Corte Constitucional, hermana de la Suprema; que aunque refiriéndose a otro caso diferente, bien pueden sus argumentos extrapolarse a este, decía: "El proceso penal no puede estar sujeto exclusivamente al cumplimiento de las ritualidades que lo caracterizan, pues de la mal entendida rigidez de unos preceptos podría derivarse, de manera abrupta e injustificada, la conculcación de valores superiores del Estado social de derecho".
Saludos.
Mi placebo, me gustaría ver el contexto en el que la Corte Constitucional dijo esa frase. En el derecho penal es difícil decir, no, lo importante es el fondo, no las formas. En ese campo las garantías están ligadas a cierto apego legalista.
ResponderEliminarClaro, se pueden presentar abusos del derecho de defensa. En estos días se supo que el militar acusado de violar y matar tres niños en Arauca, ha cambiado 8 veces de abogado buscando dilatar el proceso y aprovechar un vencimiento de términos. La juez del proceso le dijo que el derecho de defensa no era absoluto, que tenía que adecuarse a otros derechos enfrentados y que el abuso tiene consecuencias disciplinarias e incluso para los abogados. Encontrar ese equilibrio es el trabajo de jueces y fiscales.
Ahh, y la Corte Constitucional no es hermana de la Suprema. Solo, prima lejana.
Fue en un caso similar al que comentas, de una niña obligada por un juez a repetir un doloroso testimonio de abuso por parte de su padre; te anexo el link: http://m.eltiempo.com/justicia/corte-regana-a-jueces-por-victimizar-a-ninas-abusadas-sexualmente/9437086/1
ResponderEliminarPero pues sí, tenés razón, lo que me molesta realmente es que semejante y tan diciente material como los computadores de Reyes, ahora no quede sirviendo sino de souvenir de una incursión militar que el grueso de los colombianos consideramos altamente exitosa y beneficiosa para el país.
Saludos.
Columnas de Salud Hernández y María Isabel Rueda sobre el tema. Hernández exhibe mas cantaleta que argumentos. Y Rueda le pone demasiada salsa de indignación moral a los suyos.
ResponderEliminarSalud H.
Los intocables
María I. R.
Souvenir de guerra
Una ñapa en la columna de Ramiro Bejarano en El Espectador:
"Adenda. A quienes sostienen la imbecilidad de que el presidente Obama sí utiliza los computadores y USB encontrados a Bin Laden, hay que recordarles que no los ha hecho valer como pruebas en los estrados judiciales, sino como elementos de inteligencia. Esa es la diferencia, que los trogloditas no han querido ver."