Hace veinte años largos el Estado colombiano cerró la negociación con el
Cartel de Medellín. Los ciudadanos nos enterábamos de los acercamientos por el
tono de los comunicados de Los Extraditables y el mensaje cifrado del Padre
García Herreros a las siete de la noche. Se dice que el presidente no podía
salir de la Casa de Nariño, sus guardianes no garantizaban nada por fuera del
sótano de Palacio: Gaviria Trujillo y Escobar Gaviria vivían encaletados en
medio de los bombazos y la cacería. Las capitulaciones terminaron como decretos
y las ciudades tuvieron una tregua indispensable. No había espacio para finuras
jurídicas ni para orgullo institucional, era cuestión de miedo y supervivencia.
Bogotá, Cali y Medellín descansaron de la paranoia del carro bomba y los
muertos con carteles de advertencia que amanecían en las cunetas.
Imponer desde las capitales unas obligaciones desproporcionadas a los
acuerdos de La Habana puede traer cierta tranquilidad de conciencia, y al mismo
tiempo puede resultar injusto para quienes deben seguir caminando entre minas
quiebrapatas. Es como si desde los municipios lejanos a las grandes capitales
hubieran puesto el grito en el cielo por las condiciones blandengues de los
decretos de “sometimiento” hechos a la medida de Escobar y sus hombres. “El
miedo en las ciudades hará que claudiquen frente a los narcos”, habrían podido
decir desde cualquier plaza de pueblo.
La democracia no puede entregar un voto diferenciado para quienes sufren
la guerra y para quienes la siguen en el noticiero. Pero siempre es interesante
saber qué piensan las familias que tienen un hijo en edad de reclutamiento
forzado o un primo en las Farc o una visita mensual de sus verdugos de décadas
o un ofrecimiento de sus empleadores esporádicos y en buena medida forzosos. Los
resultados en las pasadas elecciones presidenciales pueden dar algunas luces
sobre lo que se piensa en esas regiones respecto a un posible acuerdo en La
Habana. En últimas, el gran antagonismo planteado por Santos y Zuluaga giró alrededor
de la negociación.
Luego de la primera vuelta presidencial La Silla Vacía mostró los
resultados en los 76 municipios con mayor presencia de las Farc en los últimos
años. Los candidatos que apoyaban el proceso (santos, Peñalosa y Clara López)
ganaron en 58 de ellos y el presidente logró algo más de una tercera parte de
los votos, cerca de 10 puntos por encima de Zuluaga. Sin embargo, no todo es
tan sencillo. La segunda vuelta, donde la pugna fue más fuerte y por tanto más
clara para los electores, dejó algunas sorpresas. La primera fue el triunfo
completo de Oscar Iván Zuluaga en el Huila, donde obtuvo el 70 % de los votos y
ganó en todos los municipios. En Caquetá el candidato del Centro Democrático
dobló al presidente Santos. No todas las víctimas tienen una misma idea del
pasado de la guerra y el futuro de la paz. Santos por su parte ganó de largo en
Cauca, Putumayo y las zonas calientes de Norte de Santander.
Los resultados en Antioquia nos pueden dar una respuesta sobre la guerra
y la reconciliación. En los municipios donde los frentes 18 y 36 concentran su
acción en el departamento, ganó Santos y su discurso sobre la paz: Ituango,
Anorí, Campamento, Tarazá, Cáceres, El Bagre marcaron una amplia ventaja por la
reelección. Mientras en los municipios del Oriente, donde las Farc mostraron su
peor cara y el Estado ha ido recuperando su espacio, Zuluaga barrió sin atenuantes.
En Nariño, Antioquia, que sufrió a Karina y sus hombres, el 84 % votó por Oscar
Iván. También en los territorios de mayor desplazamiento y reciente retorno,
San Francisco, San Luis, Granada, Cocorná, ganó Zuluaga luego de carnicería
guerrillera. Cada plaza mide su rencor y su esperanza. No hay fórmulas, no se
puede descalificar ni la rabia ni el miedo.
Invisible Bridge is an old-fashioned study of American character from the unraveling of the Watergate scandal in 1973 through the 1976 presidential nominating conventions. The title is its thesis. Nikita Khrushchev told Richard Nixon that if people believe that there is an imaginary river, leaders should not tell them the truth, but should build them an imaginary bridge.
ResponderEliminarHola Pascual, escuchó muchas veces la luciernaga y me agradan tus artículos, me encantaría conocerte, tal vez en un futuro. Bueno esto es en realidad muy ajeno al tema pero no veo otro modo por el que pueda comentarte, desde tu punto de vista como abogado, crees que es justo que acceda a un credito para estudiar Derecho en la Universidad Externado o Javeriana?, Muchas gracias por tu atención.
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