Durante el mandato del presidente Donald Trump la realidad sufrió un significativo desbarajuste en Estados Unidos. Nada resultaba confiable, los hechos desaparecían, los actos oficiales eran coreografías, las cifras de los científicos se borraban para “actualizar el lenguaje”, la historia se trucaba, la audiencia del gobierno se multiplicaban y los críticos se convertían en demonios con pasados siniestros. Trump hacía, luego de cada discurso, un ejercicio aterrador: se sentaba a ver su alocución sin volumen, solo revisando sus gestos y postura. Reconocía de algún modo que a esos minutos al frente de la pantalla se les podía poner cualquier discurso, solo necesitaba revisar su actitud, su rostro amenazante o burlón. Sabía que era una máquina reproductora de mentiras y debía funcionar para parecer creíble. La percepción era la realidad.
The Washington Post hizo cuentas de las mentiras de Trump durante su primer año de gobierno y encontró 2.140 declaraciones que contenían falsedades o hechos dudosos. Unas seis mentiras diarias en promedio. Un gobernante mitómano, con un equipo que repite sus teorías y “hechos alternativos, con una colmena de bots que repasa y empuja sus mentiras, con un discurso agresivo contra los medios de comunicación y una manera enfática de afianzar prejuicios entre sus seguidores, es un desafío contra la democracia y los ciudadanos.
Medellín tiene hace casi tres años un mentiroso compulsivo y cínico en la alcaldía. Un funcionario que combate los hechos en cada declaración, falsea las palabras de otros, se contradice sin parpadear, maquilla las cifras y esconde los poderes reales que lo acompañan. Daniel Quintero ha dedicado muy buena parte de su gobierno a calumniar al que se atraviese, a mentir sobre sí mismo y a construir teorías conspirativas a falta de un solo proyecto propio más allá de sus ambiciones políticas. Y ha señalado la prensa que intenta ponerle un cedazo a sus declaraciones: cinco veces ha recibido llamados de la FLIP por sus palabras contra diferentes medios. El alcalde es un embaucador que es capaz de mostrar los abucheos como aplausos.
En un libro escrito por Michiko Kakutani, llamado La muerte de la verdad, se describe el “kit del mentiroso” que cargaba Trump en su cabeza: “Sus entrevistas, sus discursos, sus trinos son una confusión selvática de insulttos, exclamaciones, fanfarronadas, digresiones, calificaciones, exhortaciones e insinuaciones: toda la artillería del matón para intimidar, hacer luz de pólvora, polarizar y buscar chivos expiatorios”. No se podría encontrar una mejor semblanza del alcalde de Medellín, un vendedor ambulante en su adolescencia que logró convertirse en un próspero empresario de tecnología y más tarde prefirió dedicarse al servicio público, como político independiente, para construir una sociedad más justa. Un pequeño perfil que ha ido armando y en el que se logran acomodar seis mentiras. También Trump creó personajes falsos que se dedicaban a promocionar sus logros como empresario.
En un trino durante el primer año el alcalde escribió: “Hay tres cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo: el sol, la luna y la verdad.” Quintero cada vez puede ocultarse menos detrás de su velo de progresista e independiente, de luchador contra los grandes poderes corruptos, de fundador de una ciudad caída. Su tiempo se acaba, su poder mengua, sus obras no existen, sus aliados buscan otros amparos, su desespero creciente lo pone en evidencia cada día. Hace poco celebró su tiempo en la alcaldía con el lema “Mil días, mil obras”, y solo pudo mencionar un puente de guadua y dos licitaciones en curso. Pero se veía feliz, se fingía feliz, con su puesta en escena.
Creo que usted se equivoca de rabo a rabo de personaje el mentiroso compulsivo dejo su cargo el 7 de agosto.
ResponderEliminarNo, no se equivoca. Vives también en el mundo paralelo de este personaje nefasto
EliminarBien le queda su anónima defensa del alcalde. Si tuviera razón, publicaría su nombre. Falso alaba falso
EliminarDeñor,aca no hay espacio para bodegas, no sea marica
EliminarPascual, repite lugares comunes de los medios tradicionales y el partido demócrata sobre Trump, que fueron desmentidos con el tiempo. El libro que cita, es uno, ¿y? ¿Por qué tendría el lector que tomar esa opinión como la verdad? Creo que la comparación con Trump no solo le sobra, sino que le resta. Saludos.
EliminarExcelente Columna!!!! Realidad que no podemos ocultar.
ResponderEliminarExcelente
EliminarExcelente descripción del perfil de Quintero y su obra decadente.
Eliminarseamos claro es el peor y rl mas hp q he visto manda la madre x leche pa hablsr de ella
EliminarCompletamente de acuerdo. Vivo fuera de Medellín y me da tristeza ver el deterioro general de la ciudad y los indicadores de bienestar especialmente infantil. Ojalá los paisaas no nos equivoquemos en la próxima elección
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo,un mitomano, payaso un desastre para la ciudad
ResponderEliminarMuy de acuerdo con lo que dice, ojalá pronto acabe este tiempo terrible para la ciudad… y una ñapa: dígale a su hermano que haga algo por la ciudad
ResponderEliminarEs el peor cáncer de medellín
ResponderEliminarDe estos personajes está ahora lleno el mundo, políticos prefabricados por estrategas de marketing político, zánganos y carroñeros. Avispados por doquier; repartiéndose el dinero público sin importar la maltrecha condición humana pospandémica, aprovechándose de la endeble estructura jurídica y de justicia de este país. Solo nos queda esperar que su desastroso período termine y que ojalá que la ciudadanía castigue en las urnas al que los entes de control no fueron capaces en los estrados.
ResponderEliminarEl peor alcalde de la historia de Medellín
ResponderEliminarCreo existe un error en la columna, y es que la faceta de empresario también fue una mentira, utilizó una razón social para perseguir contratos públicos extraños
ResponderEliminarCreo que es más justo comparar a Quintero con el patan de Biden
ResponderEliminarMás claro imposible.
ResponderEliminarNo veo si no una opinión personal en este blogs sin ningún tipo de de argumento. Así cualquiera puede hablar de otros.
ResponderEliminarPor eso se llama columna de opinión! Ignorante
EliminarTenaz que los paísas el ejemplo del país en otra época se dejarán embaucar por un estafador de ese calibre, como es posible la ciudad más prospera de Colombia y de la gente más echada pa lante se deje pe dejar por un corrupto de esa calaña
ResponderEliminarMalísima, no dice absolutamente nada, q tristeza, el tema es con datos no con comparaciones sacadas de la manga, terrible
ResponderEliminarQuienes piden cifras no entienden, el autor no quiso hacer un análisis de resultados de la alcaldía (ya muchos lo han hecho y con cifras han demostrado sus pésimos resultados), sino de la personalidad y estilo de quien la preside. Muy acertada en mi opinión.
ResponderEliminarMentiroso, prepotente, sin plan de gobierno, creando cortinas de humo para esconder su ineptitud, un aparecido berrinchudo que solo está dañando una gran ciudad.. que tristeza por Medellín por las empresas que han hecho país una persona lo que puede lograr para mal.
ResponderEliminarMe niego a creer que no seamos capaces de sacudirnos YAAA esta maldita lacra. Que sirva para algo el empuje PAISA. Fuera el intruso..!!
ResponderEliminarExcelente descripción del alcalde mitomano, inepto e incompetente.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con lo que dice, Quintero es el peor alcalde de Colombia
ResponderEliminarExcelente punto Pascual...
ResponderEliminarA este coyote, se le explotó la TNT en la cara..
Quintero es un incapaz, pero peor aún, mentiroso
ResponderEliminarOjalá lo capturen
ResponderEliminarJajajaj. Pascual, le alborotaste la sinapsis a los uribistas con esa columna con la que estoy de acuerdo con algunas cosas. Y me parece algo exagerado comparar a Quintero con Trump. Hubieras elegido otro personaje para hacer el símil, hay muchos.
ResponderEliminarQue tristeza ver a nuestra bella Medellin convertidas sus calles en huecos y una cloaca en los otriras maravillosos jardines , este camorrero es un farsante
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