martes, 10 de junio de 2008
De psiquiatras y domadores
¿Qué tan cerca del ojo puede llegar la aguja ardiente? ¿Cuánto debe durar la humillación para no dejar la marca de las pesadillas? ¿Qué línea separa la dureza de la coerción, con sus trampas y sus premios, del terror de las punzadas?
A los psicólogos y los psiquiatras les ha correspondido contestar esas arduas preguntas según su certeza de especialistas del dolor. Viendo que sus recorridos pueden señalar los límites dudosos de la anormalidad, es lógico que se arriesguen a redactar una pequeña cartografía de la barbarie y sus fronteras, un intento por regular el ímpetu de los verdugos. Trabajo similar al del domador profesional que sabe bien hasta donde resiste la fiera que le han encargado: ¿cuándo la vara la hace más arisca y cuándo le enseña la docilidad?
Durante la convención anual de la American Psychological Association (APA), a la que los militares norteamericanos asistieron con celo marcial en el 2007, se discutió la posibilidad de prohibir a sus afiliados la participación en interrogatorios que siguieran el estilo impuesto en Guantánamo. Luego de tres días de deliberaciones se logró trazar una línea no sólo indefinida sino turbia: diecinueve técnicas de averiguación serían prohibidas, pero únicamente “si se usan de forma que suponga un dolor o sufrimiento significativo o de manera que una persona razonable considere que pueda provocar un daño duradero”. Una declaración muy similar al manual de torturas que los norteamericanos redactaron para Abu Ghaib y que permitía treinta y dos métodos de interrogatorio destinados a debilitar el “orgullo y el ego” de los detenidos. Al modo de nuestros contratos de salud prepagada las guías de los sádicos buscaban identificar qué tipo de lesiones se pueden causar en busca de la “verdad”, sin que la insistencia se convierta en maltrato.
La reunión gremial terminó con un cisma que amenaza al ejército norteamericano con una escasez de doctores con agallas y espinas. El doctor Steven Reisner, hijo de un sobreviviente del holocausto, decidió liderar una coalición disidente. Cuando los alarmados coroneles del ejercito gritaban: “Si retiramos a los psicólogos de estas instalaciones, ¡va a morir gente!”; la respuesta del bando contrario a la gradación milimetrada del alicate se hacía oír: “Si hacen falta psicólogos allí para que los detenidos no acaben muertos, entonces las condiciones son tan horrendas que lo único ético y moral que se puede hacer es protestar contra ello saliendo de allí”. Se dejaron de pagar cuotas de sostenimiento, miembros ilustres devolvieron sus medallas y luego de algunos meses los diecinueve métodos de interrogatorio fueron proscritos por la asociación. Ahora Reisner es el más firme candidato para las elecciones de octubre que definirán el presidente de la APA y pretende evitar que sus colegas puedan ver a dos clases de hombres: los pacientes y los detenidos. Hace poco un funcionario del Pentágono aseguraba que su personal de psiquiatras y psicólogos “no violaban las normas éticas porque no trataban pacientes, sino que solo actuaban como científicos conductistas, asumiendo el carácter de interrogadores de los detenidos.”
Un magistrado en tierras bárbaras, un hombre obligado a juzgar lo que para todos parecen prácticas comunes, rutinas viciadas y necesarias, se pregunta en una novela de J.M. Coetzee asuntos parecidos a los que el inquietante psicoanalista Steven Reisner se pregunta en Nueva York: “…qué sentiría la primera vez que lo invitaron como aprendiz a retorcer los alicates o apretar las tuercas o hacer lo que tengan por costumbre: ¿se estremeció siquiera ligeramente al saber que estaba traspasando el límite de lo prohibido? Me pregunto también si tendrá un ritual de purificación personal, llevado a cabo en secreto, que le permite regresar a compartir la mesa con otros hombres. ¿O acaso el Departamento ha creado una clase nueva de hombres que pueden pasar sin inmutarse de un mundo sucio a otro limpio”.
El dibujo finisimo!!!
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ResponderEliminarAlguien me comento que en uno de los libros de los prisioneros sovieticos, se narraba como algunos de los supercientificos alli confinados se negaban a crear maquinas para "cazar" personas, esta negativa era aun a costa de su propia vida.
ResponderEliminarMis respetos pa esa gente.
¿Habra algo mas aburrido que el beisbol?, de pronto el ciclocros.
La Inquisición española intentó evitar la responsabilidad directa en la quema
ResponderEliminarde herejes entregándolos al brazo secular; quemarlos ella misma, explicaba
piadosamente, sería totalmente impropio de sus principios cristianos. Pocos de
nosotros dejaríamos que la Inquisición se limpiase tan fácilmente las manos
de sangre; ellos sabían muy bien lo que ocurriría. Del mismo modo, cuando la
aplicación tecnológica de los descubrimientos científicos es clara y obvia —
como cuando un científico trabaja con gases nerviosos— no puede declarar
que estas aplicaciones no «tienen nada que ver con él», basándose en que son
fuerzas militares, no científicas, las que usan los gases para mutilar o matar.
Eso es aún más obvio cuando el científico ofrece ayuda deliberada a un
gobierno a cambio de financiación. Si un científico, o un filósofo, acepta
fondos de un cuerpo como una oficina de investigación naval, les está
engañando si sabe que su trabajo será inútil para ellos y debe aceptar parte de
responsabilidad por el resultado si sabe que les será útil. Está sometido, como
corresponde, a alabanzas o culpas en relación con cualquier innovación que
salga de su trabajo.
PD: Juandavidvelez, con respecto a tu apreciacion por el beisbol me hizo recordar esa frase famosa en el colegio, "las materias mas aburridoras son las matematica y fisica"
La pregunta con la que concluye la columna me hizo acordar algo que leí hace poco sobre las celebraciones de los argentinos en el Mundial 78, en plena época de tortura militar y desapariciones. Dice Guillermo Saccomano... mejor lo cito: "En la noche del centro, la multitud. Banderas, bocinas, cánticos. En una esquina, se encuentran dos hombres. Dos años sin verse. Los dos cambiados. Estás igual, se mienten. Lo que compartieron, se acuerdan. No necesitan decírselo. Los dos piensan que el otro había sido chupado. Tampoco lo dicen. Alrededor, la fiesta popular. La emoción de los dos, la misma. Dura poco. Si los dos están vivos, el otro puede ser un delator. Los dos, apurados, vuelven a perderse en la multitud. Ninguno imagina que el otro se salvó de milagro. Los dos, ahora, cada uno por su lado, se dan vuelta para ver si el otro lo sigue".
ResponderEliminarTHE DECLINE OF AN AMERICAN EXPORT
ResponderEliminarWestern Democracy Loses Ground to Autocrats
By Erich Follath
It's the best of all bad forms of government, but for many it's no longer good enough. Today democracy leaves lots of people cold, and in Asia and Africa, many prefer autocratic systems. Damaged by Bush, Guantanamo and Abu Ghraib, few are interested in the model of democracy exported by the United States.
Once upon a time, there was a king who was called the "Precious Ruler of the Dragon People." The monarch loved his people and his people loved him in return. One day he announced that he was going to descend from the throne and voluntarily give up his position of absolute power. He said the time had come for his people to govern themselves and that this would make the country's people better able to realize their philosophy of "Gross National Happiness."
http://www.spiegel.de/international/world/0,1518,558832,00.html
Deberían torturar a los que piensan que el bilingüismo es (o debe ser) universal.
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ResponderEliminarSeñor Gaviria, devuelvo la referencia poética.
ResponderEliminarEn detención
Cayó desde el noveno piso
Se ahorcó
Resbaló con un trozo de jabón cuando se lavaba
Se ahorcó
Resbaló con un trozo de jabón mientras se lavaba
Cayó desde el noveno piso
Se ahorcó mientras se lavaba
Resbaló desde el noveno piso
Se ahorcó desde el noveno piso
Resbaló en el noveno piso mientras se lavaba
Cayó desde un trozo de jabón mientras resbalaba
Se ahorcó desde el noveno piso
Se lavó desde el noveno piso mientras resbalaba
Se ahorcó desde un trozo de jabón mientras se lavaba.
Christopher van Wyk (Johannesburgo, 1957)
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ResponderEliminarMe dan unas ganas de leer los comentarios suprimidos por el autor....!!... censura hasta en la sopa....
ResponderEliminarDavid, te cuento que los comentarios suprimidos por el autor son suprimidos por el autor del comentario. A mí también me causan curiosidad. Autocensura hasta en la sopa.
ResponderEliminarJuka, y vos empezá por la ortografía de Carreño.
ResponderEliminarTe recomiendo que "empecés "
ResponderEliminarQue decadencia, pero la verdad es que hay palabras que uno normalmente no escribe y puede incurrir en un error de escritura, pero el sarcasmo es entendible.
ResponderEliminarTortura fue oir ayer esa bulla de los sorners en el parque!!ah y esa manada de viejas que habia!!
ResponderEliminarotra tortura es ver las finales de la "B" del año pasado!!!que bodrio ahh y leeer a juka inspirado!!jajajajajajaja
Editorial NYT
ResponderEliminarJustice 5, Brutality 4
http://www.nytimes.com/2008/06/13/opinion/13fri1.html
Jarangov: me encontre con esta perla en la real academia de la lengua.
ResponderEliminarbodrio.
(De brodio, y este del germ. *brod, caldo.
m. Cosa mal hecha, desordenada o de mal gusto. Ese cuadro es un bodrio. En ese teatro no representan más que bodrios.
A proposito seguis pintando???
Puros bodrios!!
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