sábado, 27 de diciembre de 2008
Un Cid y un Rey
La marca definitiva del 2008 está sobre sus lápidas en las afueras de Reikiavik y en California. Al entierro de Fisher en una pequeña iglesia católica asistieron 5 personas: el funeral más frio que se pueda imaginar, digno de un genio con ínfulas salvajes, un ermitaño refugiado en su mundo de 64 cuadros. Muerto cumplidos los 64 años. Su amante, enfermera y asistente japonesa, Miyoko Watai, no lloró, Fisher se habría enfurecido con sus lágrimas. Para el sepelio de Heston, en la parroquia de St. Matthews en un cañón boscoso cerca de Beverly Hills, llegaron más de 300 personas encabezadas por una extraña pareja: Nancy Reagan tomada del brazo de Tom Selleck. Hubo tantas lágrimas como fotógrafos y se cerró con poemas de Shakespeare. Es posible que Charlton Heston no haya quedado contento con la escena y que incluso haya envidiado el adiós agreste de Bobby Fisher. Luego del entierro de su padre escribió. “Ver a mi padre en una caja, pintado como una muñeca de cera me resultó casi insoportable. Les estreché la mano y musité palabras de agradecimiento. Me sentí mejor al día siguiente, cuando alquilé un avión para llevarle al norte y enterrarle en los bosques que mi abuelo había ayudado a talar medio siglo antes.”
Entre la colección de huesos que ha dejado el 2008 he escogido las cajas de Fisher y Heston por contener dos emblemas enigmáticos y contradictorios de la cultura norteamericana. Dos personalidades orgullosas con aversión a complacer los dictados sociales y políticos. Dos caprichosos profesionales. Heston fue capaz de brincar de las marchas en compañía de Luther King a las procesiones de armas tomar de la Asociación Nacional del Rifle, uno de los colectivos políticos más conservadores de EE.UU, la segunda iglesia de Sarah Palin, por decir algo. Y no tuvo problema en apoyar a los Kennedy hasta el asesinato de JFK para decidir un año más tarde que era tiempo de empuñar las banderas del candidato republicano Barry Goldwater, el padre político de Ronald Reagan y consejero mayor de Richard Nixon. Durante una asamblea de la Asociación del rifle Heston dijo levantando su viejo Winchester y usando sus poderes de Ben-Hur, El Cid y Moisés: “Solo me lo quitarán de mis manos frías y muertas”.
Bobby Fisher, por su parte, además de ser un hombre influyente con ideas políticas era un megalómano consumado y un paranoico precoz. Desde los 16 años estaba convencido de que los soviéticos pretendían envenenarlo y caminaba perseguido por su sombra. A mediados de la década del sesenta regañó a Fidel Castro en un cablegrama por usar su participación en el torneo Capablanca como un triunfo político. Un año más tarde viajó a La Habana y fue huésped ilustre además de admirador silencioso de la revolución. Entonces comenzó a ser visto con recelo en Estados Unidos. Pero en 1972 se convirtió en héroe nacional al acabar con la hegemonía soviética de 24 años en el deporte ciencia. El mismísimo Henrry Kissinger, como Secretario de Estado, tuvo que suplicarle que no abandonara el match contra Spassky por atender sus caprichos contra los fotógrafos, el menú del hotel, la altura de los sanitarios islandeses y el tiempo muerto de los semáforos en rojo. Fisher pretendía que el mundo entero siguiera el ritmo de sus movidas. Cuando era considerado un arma contra el comunismo abandonó todo para esconderse con un tablero de ajedrez en su bolsillo. En 1981 dos patrullas de policía en Pasadena, California, lo convencieron de sus delirios paranoicos y terminaron de grabar su odio por los Estados Unidos. Los policías lo detuvieron en la calle mientras caminaba y lo interrogaron hasta toparse con su orgullo y su terquedad. Creían haber encontrado a un ladrón de bancos del vecindario. Luego de tres tandas de preguntas iguales Fisher se negó a hablar y tuvo que pagar su silencio con estrangulamientos y dos días de calabozo a palo y agua. Nunca les dijo a sus verdugos quien era. Al salir escribió seis páginas contando el abuso de los peones. Fue suficiente para que luego del 9-11 le dijera a una emisora filipina que se alegraba del ataque y que quería un pasaporte con una sola palabra: apátrida.
Mientras Fisher, en su única declaración manida, llamaba criminal a George. W. Bush, Heston recibía de sus manos la Medalla de la Libertad.
El campeón mundial soviético Milaíl Botvínnik resumiría tiempo después los problemas de Fisher: “La tragedia de Fisher probablemente haya sido que luchaba no sólo contra sus oponentes en el tablero sino contra sus impresiones irreales del mundo exterior”. Pero sus impresiones se seguían confirmando. Dos décadas más tarde de haber ganado el título mundial Fisher decidió salir del mito que había construido para reeditar su duelo con Spassky. Las monedas de los apostadores fueron una tentación suficiente. Las partidas se jugaron en Belgrado en tiempos del embargo de la ONU a la ex-Yugoslavia y Fisher tuvo la mala suerte de ganar, llevarse tres millones de dólares y convertirse en prófugo de la justicia norteamericana por haber violado el embargo internacional. De nuevo estaba en la difícil posición de un paranoico perseguido. La gracia le costó ocho meses de cárcel en Japón para encontrar la salvación en el exilio de Islandia, una Siberia con buenos modales. Durante su reclusión Spassky, que ya era su amigo, envió una conmovedora carta a los diplomáticos encargados de resolver el caso:"Arréstenme. Pónganme en la misma celda que Fischer, pero por favor dennos un tablero de ajedrez.” Una partida entre los dos campeones en una cárcel japonesa habría sido un bonito regalo para Marcel Duchamp. Quien alguna vez dijo que contemplar a Fisher frente al tablero era como ver a un derviche a punto de pasar al otro lado de la iluminación. Porque Fisher siempre fue visto como un mago, un hombre que tiraba las piezas para que encontraran su lugar perfecto. Un ajedrecista con el magnetismo de Lennon y el coeficiente intelectual de Einstein. Uno de sus rivales, todavía bajo los efectos de su hechizo, se atrevió a describirlo: “Ese largo rostro de fanático que se cierne de forma constante sobre el tablero, los ojos ardientes, esos dedos largos que retiran implacablemente piezas y peones...”
Los protagonistas de estas dos pequeñas autopsias tuvieron una infancia similar. Ambos fueron aventajados prematuros en sus oficios. Fisher dejó el colegio para dedicarse al ajedrez a los 13 años y Heston dedicó su energía infantil al enajenamiento de los monólogos. Los dos niños reconcentrados fueron criados por sus madres luego de divorcios prematuros. Para el final también hubo coincidencias. Antes de la muerte recibieron el anestésico de la demencia senil. Paz en la casilla del rey y en la urna de El Cid.
Como se ha dicho que este blog es cubano, es justo que haya uno postal navideña desde La Habana. La corresponsal, como siempre, es Yoani Sanchez.
ResponderEliminar"Hoy podría ser 3 de junio o 9 de septiembre, pues apenas algunos detalles señalan que estamos en Navidad. Pocos, muy pocos, se felicitan en la calle. Comparado con el 25 de diciembre del año pasado, este es un día más desangelado y con menos expectativas hacia el futuro. Más de doce meses han pasado desde que presagiamos –en la intimidad de la familia y los amigos- supuestas reformas, que se quedaron en un teléfono móvil o en la habitación de un hotel que no podemos pagar.
El gallo cantará hoy para un pueblo que ha reducido su accionar a un verbo moroso: esperar. Mientras, mi agenda telefónica acumula tachaduras por los amigos que emigran y nuestro presidente salta como gato enjaulado cuando le hablan de disidentes presos. ¡Cuán poco hemos avanzado en este 2008! ¡Qué ridículos pasos en el mismo lugar, hemos dado hasta este diciembre!"
Ahí van los cablegramas que intercambiaron Fisher y Fidel antes de su encuentro de compinches en 1966.
ResponderEliminar"Cable de Bobby Fischer:
Primer Ministro Fidel Castro,
Habana.
Me opongo a sus manifestaciones publicadas hoy en el New York Times proclamando una victoria propagandística, y por este acto me retiro del Torneo Capablanca. Solamente volveré a entrar en el torneo si Usted envía un cable asegurándome que Usted y su gobierno no buscan beneficios políticos de mi participación, y que no se producirán en el futuro más comentarios políticos por parte de Usted en relación con mi participación.
Bobby Fischer.
Respuesta de Fidel Castro:
Bobby Fischer, Nueva York, EE. UU.
Ref. COA 38
Acabo de recibir su cable. Me sorprende que usted me atribuya algún tipo de manifestación referente a su participación en el torneo. A este respecto no he dicho ni hablado una sola palabra con nadie. Sólo tengo sobre ello noticias que he leído en cables de agencias norteamericanas. Nuestro país no tiene necesidad de tan efímera propaganda. Es suyo el problema de participar o no en dicho torneo. Sus palabras son, por tanto, injustas. Si usted se ha asustado y arrepentido de su decisión inicial, sería mejor que idease otro pretexto y tuviese el valor de ser honesto.
(Fdo) Dr. Fidel Castro
Primer Ministro del Gobierno Revolucionario."
Al ver el Dr. al lado de la firma de Fidel Castro pense que en Cuba asi como en Colombia doctor era cualquier hijueputa, pero no, Fidel Castro era doctor de los de verdad (derecho no medicina). Muy bacano eso de Primer Ministro del Gobierno Revolucionario. Pero mas bacana todavia la firma de Bobby Fisher, sin ningun cargo, Bobby Fischer a secas.
ResponderEliminarUn amigo que se llama Andres firma sus comentarios romanticos en fotos de toda clase de chicas de facebook como Andy, muy al estilo Bobby Fischer. Claro que el deberia firmar Andy Velasquez.
No tenia ni idea de que Heston hubiese marchado con Luther King. Me acuerdo de Heston por la secuencia en que Michael Moore va a joderle la vida en Bowling for Columbine.
ResponderEliminarDe Fischer tengo menos referentes, nada diferente a los que uno puede leer en periodicos y revistas.
Lo que si es claro es que fueron individualidales salidas del molde.
A Michael Moore le llovieron rechiflas por su retrato de Heston en Bowling for Columbine. Para la mayoría de los críticos fue una caricatura construida con retazos de entrevistas, declaraciones públicas y escenas de películas. Un collage más interesado en la deformación que en el dibujo del carácter. Eso sin que contar que la entrevista fue una encerrona a un hombre con alzheimer. Cuando murió Heston la página oficial de Moore le hizo un homenaje tal vez intentando disipar las críticas pasadas. Sólo sirvió para que el gordo fuera tildado cínico.
ResponderEliminarLes pego una noticia interesante aparecida en El Colombiano de hace 95 años: “Mujeres de mal vivir. Queremos llamar la atención sobre la concurrencia de ciertas mujeres de mal vivir al tendido de sombra del Circo España. Sería conveniente que a esta clase de espectadoras se les señale un puesto, no en medio de las familias honorables, pues atraen las miradas y las no muy honestas conversaciones de tantos patanes que abundan en nuestra tierra. Nuestras cultísimas damas y sus honestas familias merecen más respeto.”
jeje. Buena la noticia.
ResponderEliminarDe Moore si no extraña nada, anda siempre tratando de impresionar a todo el mundo y vender su cuento.