martes, 28 de agosto de 2012
Le estamos mirando el alma
Hace unos veinte años algunas grandes empresas antioqueñas reclutaban estudiantes universitarios en un pretendido Programa de Excelencia Profesional. Más que un complemento a las capacidades académicas se trataba de un sistema de adoctrinamiento religioso y moral. Tuve la fortuna de no asistir a esos “retiros espirituales”, pero los amigos de la época nos compartían el tedio de asistir los sábados, en medio de un guayabo aleccionador, a los sermones de sacerdotes de sotana y profesores de civil. La selección precoz de trabajadores buscaba la aceptación de una lógica y una visión determinada, no solo de sus futuras responsabilidades profesionales, sino de sus comportamientos personales. Empresas y patronos que pretenden llevar el manual de funciones más allá de los ambientes y los horarios laborales.
La reciente carta acongojada del Presidente de Bancolombia por la compra de unas neveras muy baratas por parte de algunos de sus empleados, me hizo recordar ese adoctrinamiento a los universitarios por medio del anzuelo de un escritorio. Carlos Raúl Yepes les reprochaba a sus trabajadores haber actuado bajo la ética de la “viveza” que tanto daño le ha hecho a nuestra sociedad y haber traicionado los valores del Banco por aprovecharse de un error ajeno al dar click sobre un nevecón en oferta -con estrella ÉXITO- que tenía un precio de 400.000 pesos, cuando en realidad valía 4’000.000.
La lección escrita y sellada en la oficina del presidente alentó a toda una jauría de moralistas a llamar “pícaros”, “ladrones”, “deshonestos” y algo más a los infelices compradores de las neveras. Tal vez la sociedad debería preocuparse más por la tutela que las empresas intentan ejercer cada día con más fuerza sobre sus empleados, que por el aprovechamiento lícito de una ganga equivocada. Las corbatas de Bancolombia no indujeron a nadie al error, solo aprovecharon una exigencia legal para quienes ofrecen en las vitrinas de los almacenes o Internet: “Código de Comercio. Art. 848.- Las ofertas que hagan los comerciantes en las vitrinas, mostradores y demás dependencias de sus establecimientos con indicación del precio y de las mercaderías ofrecidas, serán obligatorias mientras tales mercaderías estén expuestas al público. También lo será la oferta pública de uno o más géneros determinados o de un cuerpo cierto, por un precio fijo, hasta el día siguiente al del anuncio.” ¿Será que de aquí en adelante cuando vea un pasaje de Viva Colombia de Medellín a Cartagena por 38.000 pesos debo llamar a confirmar para no arriesgarme al reproche público de mis patrones?
Pero la capacidad para los sermones de parte de bancos, funerarias, montallantas y vendedores de galletas no es lo más grave. Lo peor es que detrás de esa carta florida, con el tono de un profesor comprensivo y sensible, se esconde el chantaje del Banco para controlar las decisiones privadas y lícitas de sus trabajadores. Esa carta incluyó amenazas de publicar los nombres y por supuesto los compradores de la nevera pensaron que podían perder sus empleos. Casi se les obligó a pagar el excedente o devolver el electrodoméstico. Eso no es distinto a la tiranía tan de moda que exige el polígrafo o la prueba para detectar el consumo de drogas en la entrevista de trabajo.
El peligro de las iglesias corporativas acecha siempre. Es mejor no darles espacio así parezcan tiernos. Más tarde nos preguntarán por quién votamos o si hemos sido infieles. Que se ocupen del balance, esos son sus valores; los nuestros, los decide cada uno en la conciencia, hasta donde no llegan los memos.
Noticia de El Tiempo
ResponderEliminarLas neveras que provocaron un debate ético
Noticia en El Colombiano.
ResponderEliminarUna lección de ética empresarial
Carta compungida de Presidente a Presidente.
ResponderEliminarApreciado Gonzalo,
Con profunda tristeza, te comparto a ti y a tu equipo y a cada una de las personas que integran la familia Éxito, el mensaje que hoy en la tarde he enviado a 23.000 funcionarios del Grupo Bancolombia.
No tengo más palabras, más que el lamento y el reto por no bajar la guardia y el empeño en rescatar los valores y la integridad por nosotros y nuestra sociedad.
Ellas espero, que den una lección y cada uno actúe como se lo dicten sus valores.
Con aprecio,
Carlos Raúl
En la noticia de El Colombiano pueden encontrar la carta completa dirigida a los 23.000 empleados de Bancolombia.
ResponderEliminarLo de las neveras baratas me recuerda la manera en que El Exito trabaja con las empresas que lo surten, o como ejerce su competencia con las empresas de menor envergadura. Sinceramente, poca lástima puede generar un discurso de ética y valores fundamentado en los hechos sobre los que se construye su empresa.
ResponderEliminarEs la carta de un cínico.¿Como puede hablar de valores un banquero colombiano? Así duela, es justo reconocer que la mayoría de los grandes empresarios de este país, y de Antioquia en especial, se han caracterizado por su falta de escrúpulos, por su codicia y por la absoluta falta de responsabilidad social.
ResponderEliminar"El peligro de las iglesias corporativas acecha siempre".
ResponderEliminarEntonces sr Gaviria, la êtica y los valores le pertenecen a la iglesia? Craso error en el que vive nuestra sociedad parroquial.
Que un buen periodista vaya a buscar el artîculo 848 del côdigo de comercio para defender "la êtica de la viveza" es un desperdicio bien grande, empezando porque esa frase es una contradicciôn.
Si la columna es un juicio al sr. Yepes, debe ser que usted lo conocen muy bien, yo personalmente no, por eso le creo lo que escribe y defiendo y admiro su iniciativa (y espero que no haya habido amenazas de por medio). Creo profundamente (y he sido testigo en contadas ocasiones) en que las empresas pueden fundarse y actuar con valores empresariales diferentes al "balance" como dice usted.
El dîa que sea usted el que venda los nevecones, yo voy a llamar a decirle que le faltô un cero, asî mismo esperarîa que usted lo haga si fuera mi caso. Y el dîa que viva en una sociedad que rueda sobre esos principios, verâ que son pocas pero las hay y verâ que son las menos religiosas y la menos camanduleras y estoy segurô que le gustarâ vivir asî, simplemente porque los valores y la êtica son cosas innatas al ser humano y son mucho mâs viejas que las religiones que hace algunos siglos padece este planeta.
A mi gusto una mala entrada en su buen blog.
Sñor(a) "Dajara", quiero decirle que al salario de su empleado, le faltan cifras... ( o cree que su trabajo vale los $500.000 que usted paga?, a los alimetos, viveres y demás cosas (muchas importadas)que usted compra a diario, le faltan cifras, (o cree que los productores que simplemente no pueden competir con los precios de las supereconomias no deben recibir una paga justa?).... Será que en la empresa donde usted trabaja saben que fomenta prácticas que aunque legales sean tan infámes como comprar el producto más barato, pagar salarios injustos, y juzgar a la velocidad del rayo? ¿En que empresa trabajas mi estimado(a) Dajaira?
EliminarLo más molesto de todo es el tono sensiblero del banquero y sobre todo el moralismo y la cursilería de El colombiano. Cree uno que ya lo ha visto todo en El colombiano y no, se equivoca: El colombiano se supera “porque todo puede ser peor”.
ResponderEliminarAquí está el rollo en tono de fábula, como les encanta a quienes se dedican a entregar lecciones morales para menores de edad.
ResponderEliminarEl ventajoso y la nevecón
Durante toda la entrada, si no decís Bancolombia, pensé que estabas hablando del Hospital Pablo Tobón Uribe "El verdadero hospital con alma"
ResponderEliminarHace años mi familia tenía una papelería. En las vacaciones del colegio yo trabajaba ahí. Una vez me equivoqué poniendo unos precios y algo que costaba $10.000 quedó costando $1.000. Cuando un comprador llegó a la caja con eso y la niña de ese puesto armó el alboroto terminaron llamándome a mí a que explicara qué había pasado... un error. Mi tío, que era el gerente de la papelería aclaró que el cliente tenía todo el derecho de comprar a $1.000 que porque ese error lo asume el comerciante. No me lo cobraron a mí tampoco, la papelería asumió el costo. Es un error mucho menor, pero es el mismo error y yo creo que es la manera correcta de proceder. El cliente compró a $1.000 sin ninguna culpa de nada y ahí delante de todos. Qué le irá a pasar a la persona que cometió ese error.
ResponderEliminarHace poco hable Carlos Raúl Yepes. Lo primero que agradezco y reconozco es su tono tranquilo de conversación. Nunca el reclamo sino la explicación sobre algunos por menores del caso y sobre su decisión de hablar del tema.
ResponderEliminarMe dice que él se enteró por una secretaria y tal vez, esto lo digo yo, fue la manera como llegó la historia a sus oídos lo que generó la reacción. La primera persona se da cuenta y le dice a sus compañeros de trabajo: “Miren lo que está pasando, estos manes del Éxito se equivocaron, a comprar neveras, no sean bobos…” Se terminaron comprando 70 neveras por parte de empleados del Banco.
En una cosa le doy la razón al Dr. Yepes, si este cuento se filtra y el Presidente de Bancolombia no hubiera dicho nada, con toda seguridad le habrían caído. Mejor dicho en este caso, luego de lo que pasó habría palo porque bogas y palo porque no bogas.
También me aseguró que no sabe quienes son, que solo conoce el nombre de dos o tres personas por cuentos de pasillo, y que no habrá despidos ni represalias contra nadie. Según él algunos pagaron el excedente, otros las devolvieron y unos más se quedaron con ellas o las revendieron. Esa sería una prueba de que también se podía resistir a la carta que los puso en la picota.
A la Esopo ocasional le escribieron comentarios mucho mejores que su fábula con moraleja. La mejor muestra de decencia de ambos presidentes, más allá de la rasgada de vestiduras, es que no haya despidos en ninguna de las dos empresas. Que asuman, como en la papelería de Ana, los costos del error. Vamos a ver si en el Éxito también son así de íntegros y le respetan el derecho al trabajo a los empleados que se equivocaron por un cero a la derecha.
ResponderEliminarComo hizo un presidente de un compañía de 23000 empleados para saber que 70 personas naturales que trabajan en su empresa ejercieron su derecho de comprar libremente?
ResponderEliminarMe gustó la columna, llegué a este blog sin querer y me parece que seguiré rondando por aquí.
ResponderEliminarEsta noticia me recuerda un día en que iba a comprar un producto (Nestea por 1L) en el Éxito (Carrera 15 con calle 100) y tenía un precio muy diferente al que el cajero me notificó, de inmediato fui a buscar la etiqueta del precio que aparecía para venta al público creyendo que me venderían el producto al precio indicado pero me llevé la sorpresa de que la persona de la caja no me dejó volver a ver el precio, debí tomarle una foto para tener pruebas sobre la diferencia de los precios pero al confiarme de que el resultado sería el que esperaba no lo hice, quedé con mucha rabia y no me vendieron el producto al precio que era, el que aparecía exibido al público.
Esto es un poco lo que pasó en este incidente, aún cuando guarda algunas diferencias sobre magnitudes, como consumidor se debería respetar el precio establecido, en mi caso resultó que el precio del Nestea no era el apropiado pero aquí está algo grave (a mi parecer), yo compré el producto con la expectativa del precio que aparecía debajo del producto no con la que en verdad tenía, si hubiera sabido el precio real (alrededor de 4 veces superior) mi decisión hubiera sido no comprarlo pero al llegar a la caja y que facturaran un precio diferente fue desconcertante y surgió el problema.
Independiente de lo que ocurrió con estos nevecones es importante que sean respetadas las normas y derechos que tienen los consumidores; sé que lo que se expone aquí es algo un poco diferente, valores empresariales a la moral de los trabajadores; no es el único aspecto que está en juego aquí.
Pascual: esta es la columna más patética que logré leer sobre el tema. Con las ideas de Yarce, no pude evitar recordar a Estanislao Zuleta recomendándole a la gente no inventar países de cucaña. Lo verdaderamente grave del caso es que Almacenes Éxito fue y cobró las neveras a las oficinas de valores Bancolombia..
ResponderEliminarOtro tema interesante es el de las políticas que tienen las grandes superficies con sus proveedores(en algunos casos pequeños productores). Les pagan a sesenta días y ellos cobran de contado. El negocio es tan bueno y poner las condiciones tan simple, que hasta ya tienen sus marcas propias. La obsesión por ganar siempre parece no tener límites. Ni siquiera equivocadose en precio logran perder.
Pascual.
ResponderEliminarPor la misma época de la carta apareció una noticia de prensa en la cual se hacia referencia a las sumas que se quedan en manos de las aseguradoras ( de las cuales hace parte el grupo al cual pertenece el banco) cuando no son reclamadas por los usuarios. Que bueno fuera que esa doble moral no pasara de agache.
Pascual.
ResponderEliminarPor la misma época de la carta apareció una noticia de prensa en la cual se hacia referencia a las sumas que se quedan en manos de las aseguradoras ( de las cuales hace parte el grupo al cual pertenece el banco) cuando no son reclamadas por los usuarios. Que bueno fuera que esa doble moral no pasara de agache.
Carlos Raúl si es gracioso. Ahora que no venga a decir que solamente conoce el nombre de dos o tres personas por rumores de pasillo. Como dando a entender que no hubo presión por parte del banco hacia los empleados.
ResponderEliminarSi yo fuera uno de los que compró la nevera y me llega un correo de regaño con copia a 22.999 colegas ¿no debería morirme del susto? ¿No debería sentirme presionado?
El argumento de que es una situación tipo "palo porque bogas" tampoco me convence. Si simplemente quería escribir una carta para curarse en salud ¿por qué no dijo en ella que no salieran a pagar la diferencia? ¿Por qué no dijo en ella que simplemente aprendieran del error? No. Nada de eso. Por el contrario su recomendación fue "que cada quién actúe como le dicten sus valores."
Esto, en el mejor de los casos, puede considerarse un acto de paternalismo empresarial. Yo por mi lado, lo veo como una presión contra los empleados. En español castizo, en lenguaje jefe-empleado, significa: ¡Pagá la nevera marica!
Y qué opinan de Valencia contra Salud.
ResponderEliminarYo estoy con Salud, pero no estamos preparados para nada. Así gana la derecha chismosa.
ResponderEliminarSalud Hernández,vaya comodin.
ResponderEliminarDos noticias del mismo día de la columna sobre el tema.
ResponderEliminarMulta a Olimpica por no sostener los precios anunciados en promoción de prensa.
Precios ganadores le salieron caros a Olímpica
Empleado taiwanés despedido por sus tatuajes.
Empleado taiwanés despedido por sus tatuajes
Ana, muy buena la historia de la panadería. Pensé en la relación con un librero amigo. Hace poco le compré un libro sobre Maradona con unas fotos tremendas, lo cogí para hojearlo, no pensaba meterle 50.000 pesos a Diego Armando; pero las fotos están muy buenas y miré el precio: 20.000… Bueno, la boleta está barata, pensé, y le dije me voy a llevar esto. Lo miró y dijo, ahh, eso está muy barato. No pude más que soltarle un sencillo, te jodiste. Él sabía, lo celebró con una sonrisa, no con una mueca. Así funcionan las promociones, el juego del comercio tiene esas posibilidades y están regladas por las leyes. Me fui, feliz, como quien sale con un túnel estando pegado contra la raya final.
ResponderEliminarDejara, espero nunca hacer juicios gratuitos a las personas. No conozco al Dr. Yepes, incluso todo lo que he oído sobre él son elogios, pero no me gustó ese reproche moral a los trabajadores. Creo que ese no es el trabajo de las empresas. La época en que las textileras le daban cartilla de todo tipo -escolar, religiosa, médica y de modales- a sus empleadas en la máquina pasó hace 60 años. O al menos eso quisiera yo.
ResponderEliminarLo religioso no es solo el culto a los santos y los templos. Esa actitud de tutelaje moral es religiosa y las empresas cada vez acuden más a escribir sus biblias para domesticar empleados. Eso me parece odioso.
Nicanor, ese Señor Yarce si que está peligroso. Fue uno de los que me impulsó a escribir la columna. Uno siempre necesita en esto alguien que le saque la rabia, y Yarce lo logró. Espero que sea solo un crítico empresarial free lance, que por favor no tenga empleados.
ResponderEliminarJuan Fernando, aquí está la noticia que mencionás.
ResponderEliminarLos seguros que usted no cobra
Pascual: El señor Yarce se hecha él mismo la soga al cuello. Las malas ideas casi siempre se suicidan solas. Ahora lo que siento es una especie de curiosidad. Curiosidad por saber cómo se enteraron de que eran 70 neveras provenientes de Bancolombia.
ResponderEliminarNo me explico como ocurre eso sin violar el código de comercio.
La nueva ley de protección al consumidor es clara si el comerciante comete el error, se obliga a cobrar el precio anunciado, asi de sencillo. El error entonces en este caso crea derecho.
ResponderEliminarLa nueva ley de protección al consumidor es clara si el comerciante comete el error, se obliga a cobrar el precio anunciado, asi de sencillo. El error entonces en este caso crea derecho.
ResponderEliminarEl precio anunciado es para las plazas de mercado, de resto nada, el capitalismo mercantilista, in off.
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