El cinismo, el temor intuitivo y el oportunismo político han impedido
durante años una discusión franca e informada sobre las drogas y el consumo.
Solo los ex presidentes se atreven a reconocer los fracasos probados y el
círculo vicioso de una guerra contra los gustos sombríos de un porcentaje
ínfimo de la población mundial. Los consumidores de coca, un mercado que mueve
buena parte de las finanzas de la violencia en América, llegan escasamente al
0.5% de los habitantes del planeta entre 15 y 65 años. En los países donde más
se huele los consumidores habituales alcanzan si acaso el 2.5% de los
ciudadanos en ese rango de edad.
Pero los políticos, los policías y los burócratas internacionales siempre
están hablando de una epidemia que se expande. Y la prensa cubre los crímenes
de la mafia como si fueran una consecuencia inevitable del apetito de los
consumidores, y no la manera como compiten y se protegen del Estado los
encargados de un negocio que, solo en la coca, deja 80.000 millones de dólares
cada año.
Con cierta timidez culpable algunos países americanos han comenzado a
pedir una estrategia distinta a la guerra, que se piense en el consumo como un
hecho inevitable y en la regulación como una alternativa más realista y menos
cruenta. La OEA suelta una de esas declaraciones neutras y abre un nuevo plazo
para la hora de la verdad. Pero no todo fue inocuo en la reciente reunión en
Antigua, en Guatemala. Algo del discurso de Insulza no fue huero: “La idea es
que los países asuman sus propias decisiones y en un momento dado acudan a la
OEA cuando se pueda fijar una posición conjunta en el tema de las drogas”.
El consenso será imposible. De modo que las posturas de Guatemala y
Uruguay pueden marcar un paso cierto, un ejemplo para que los amigos de la
retórica del cambio y la certeza de la inmovilidad -como el presidente Santos-
se decidan de una vez por todas. Uruguay sigue adelante en su proceso de
legalizar la marihuana y Otto Pérez Molina, presidente de Guatemala, recibió
170.000 firmas electrónicas de habitantes de todo el continente que le piden un
viraje en su política sobre el tema. Pérez Molina lleva un tiempo hablando de
una estrategia fallida que ha persistido durante 50 años. También la canciller
del Perú señaló que se ha llegado “a un punto de quiebre. La hora de tomar
decisiones”. Y la canciller de Honduras
dejó caer su frase de fatiga: “El precio que estamos pagando los países de
tránsito es injusto y e intolerable (...) Nuestros gobiernos están
desbordados”. Tal vez sean los países más pequeños y azotados por la violencia
los que logren liderar la rebelión.
La distancia entre las declaraciones ambiguas y la decisión real de
impulsar cambios, el temor electoral de los políticos para enfrentar un
imaginario construido durante años, el cinismo y la cobardía de muchos ciudadanos
para asumir sus hábitos y sus posiciones en ambientes públicos, me hicieron
recordar unas páginas Porfirio Barba Jacob escritas hace casi 100 años en un
diario de México. El mismo que según Vallejo “pasaba y arrasaba. Y una estelita
de humo nos dejaba al irse como cuando pasa un tren, pero de marihuana…”;
escribía páginas enteras contra la “diosa verde” que firmaba como Califax. “La
autoridad debe organizar una verdadera cruzada contra la planta infernal, porque
su uso se está generalizando de alarmante manera. De lo contrario, llegará un
día en que México flote en el humo nefasto…” Mucho humo ha corrido y seguimos
en las mismas.
El País de España sobre los cuatro eventos recientes en América que impulsan cambios reales en el tratamiento de la marihuana.
ResponderEliminarLos momentos de la marihuana en América Latina
En inédito que un presidente reciba como incentivo a los cambios, como un respaldo popular, las firmas recogidas por ONG para que se busque un cambio en la política que por años ha impuesto EE.UU. Un presidente conservador además.
ResponderEliminarPresidente de Guatemala recibe firmas de ciudadanos para buscar un cambio en política antidrogas
Extraña la alianza más conservadora frente a los cambios en la política: EE.UU., Nicaragua, Panamá y Venezuela.
ResponderEliminarEs un tema muy controversial y por ende de difícil consenso. Lo cierto es que la guerra contra las drogas parece no dar resultados positivos. Que algunos países estén adoptando una postura diferente especialmente respecto a la marihuana es un paso adelante.
ResponderEliminarTengo una sentencia de procuraduria de corte papal, mi correo para reenviarlesa ajuridico@hotmail.es
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