Es el turno de Petro. Cada año a algún político se le ocurre la genial
idea de entregarles a los policías un reloj y una excusa para “conducir” a los
jóvenes trasnochadores hasta el patio de una inspección. Sin importar la
ideología o el partido, gobernantes y legisladores terminan cediendo ante su
deseo de ser padrastros protectores por la vía del decreto, el acuerdo o la
ley. En últimas, se trata de un reproche moral contra los padres en abstracto:
ya que ustedes no pueden o no saben controlar a sus hijos, hemos tomado la potestad
-enérgica y bienintencionada- de señalar una hora perentoria para la reclusión
de los menores en sus casas.
Una sociedad medianamente autónoma, con un mínimo de recelo frente a los
autócratas y su pretensión de imponer una cartilla disciplinaria sobre asuntos
privados e inocuos, se rebelaría ante tales decisiones. Pero entre nosotros se
cree que los permisos familiares o los procesos escolares, al igual que los
riesgos sociales que traen la adolescencia y la oscuridad, deben ser tutelados
con la torpe intervención de la policía y sus reseñas. La plana que impone un
agente sobre una planilla es todavía una receta valorada en Colombia. No
importa que en las demás esferas se maldiga la ineptitud de las tareas
estatales. Lo políticos saben del valor simbólico de sus decretos, les encanta
alardear con el lazo firme de su firma sobre un papel. También saben que es más
fácil dar una orden arbitraria como máxima autoridad de policía, que planear
una política para que los jóvenes no huyan de los colegios.
Hace unos años, siendo senador, lo intentó Jorge Enrique Vélez quien
propuso una ley para que en Colombia fuera obligatorio que los menores de 16
años estuvieran bajo techo y bajo llave después de las 11 de la noche. También
el gobierno Uribe propuso que el Código de Policía cerrara las calles a las 10
P.M. para quienes aún no alcanzaban la cédula, y agregó la idea de una multa a
los padres incapaces de amarrar a sus hijos al televisor o al Facebook. Más tarde se ha intentado en Cartagena, en
Bucaramanga y donde quiera que haya un político que pretende esconder su
impotencia frente a los delitos con la restricción de algunos derechos
ciudadanos.
La alcaldía de Bogotá dice que en Julio estará listo el decreto con la
hora precisa. En un comienzo se pensó solo en algunas localidades, para que la
medida tuviera algo de discriminación entre los jóvenes de los guetos y los de
los parques apropiados. Pero al final parece que se extenderá a toda la ciudad.
Según el secretario de gobierno, Guillermo Alfonso Jaramillo, solo hace falta
afinar los aspectos recreativos: “Necesitamos lugares donde los menores puedan
recrearse mientras sus padres los recojan, porque no pueden ser llevados a las
UPJ o a sitios donde hay criminales”. Me imagino que los policías serán
árbitros de los picados entre los trasnochadores, les leerán algunas sagas de
Poe o completarán el cupo en el tablero de parqués.
En Bogotá comenzaron restringiendo la noche para los menores en los días
de amor y amistad y las velitas, ahora están listos para “protegerlos” de ellos
mismos y sus decisiones durante todo el año. Hablan del peligro que se cierne
sobre los menores que deambulan la calle. Porque solo es posible caminar hasta
las 10:59 P.M. Cuando políticos antagónicos coinciden en medidas para
protegernos, no queda más que rebelarse o temblar. Bien sea que esté de día o
de noche.
Es complicado cuando el gobierno se entromete en los asuntos familiares especialmente en el control y educación de los hijos. Sin embargo hay una linea muy delgada entre querer proteger a los menores en un país donde la tasa de violencia es tan alta y el derecho a transitar libremente a cualquier hora del día o la noche. En algunos estados de Estados Unidos hay restricción para los menores de 18 años de manejar entre las 12am y las 6am . Así que hasta en los países desarrollados el gobierno impone reglas las cuales tienen que obedecer tanto adolescentes como padres de familia.
ResponderEliminarSe han acostumbrado al toque de queda para menores en Bogotá, al punto que si una próxima administración desmonta este tipo de decretos, no sería raro que los padres ineficaces reclamacen al estado su ausencia en la crianza de sus hijos.
ResponderEliminarAl jóven vándalo le importa nada las normas, y saldrá a la calle a hacer de las suyas a las 10pm, 11pm, 3am, 1pm... cuando le plazca!
Anónimo: me parece que la comparación con el caso gringo no es afortunada. Una cosa es una restricción de tránsito, simplemente para usar la licencia de conducción, y otra es la imposibilidad de salir a la calle. Eso es de verdad un toque de queda, una restricción excepcional, por motivos de fuerza mayor; pero aquí se está convirtiendo en la regla y eso es grave. Hay que cerrar las ciudades para los jóvenes a las 11 P.M. y eso es una vergüenza.
ResponderEliminarSalancho, los jóvenes que están en la violencia no le comen a la Sijin, qué pensarán de la policía de trasnochadores. Dos columnas viejas sobre el tema hablan de eso. Los políticos se repiten y yo me he repetido detrás de ellos.
ResponderEliminarEs hora ya de acostarse
Padre putativo
Es un tema importante el que está de fondo. Los padres no pueden educar porque en el marco de la nueva "filosofía" de no poder regañar a los menores se amenaza con ICBF. son los padres los responsables de mantener a sus hijos bien ocupados y de enseñarles el autocontrol que tanto falta, pero ante la incapacidad de los ciudadanos el estado debe intervenir.
ResponderEliminarEs un tema importante el que está de fondo. Los padres no pueden educar porque en el marco de la nueva "filosofía" de no poder regañar a los menores se amenaza con ICBF. son los padres los responsables de mantener a sus hijos bien ocupados y de enseñarles el autocontrol que tanto falta, pero ante la incapacidad de los ciudadanos el estado debe intervenir.
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