Tal vez no valga la pena detenerse en indicadores y porcentajes para
evaluar el gobierno de Hugo Chávez. Frente a un cadáver condecorado que intenta
una sonrisa mientras sus súbditos lloran desconsolados no valen informes de gobierno
ni curvas de gestión. El mismo Chávez lo dijo tranquilamente cuando cambió la
forma de medir la pobreza luego de cinco años de gastos gruesos y resultados
magros: “no tengo dudas de que los instrumentos que están usando para medir la
realidad no son los adecuados, están midiendo nuestra realidad como si éste
fuese un país neoliberal, un país capitalista, donde no estuviese ocurriendo
una revolución”.
Durante una semana se ha repetido con insistencia el valor simbólico de
una revolución que le dio poder y visibilidad a los más pobres. “Tenemos
patria”, ha sido una de las frases preferidas durante el funeral, una consigna que
repetía en sus últimos tiempos quien ahora ha sido bautizado el nuevo fundador,
el hijo de Bolívar. William Ospina lo ha llamado la “incorporación de los
pueblos a la leyenda nacional”. Una leyenda que confundió muchas veces lo
personal y lo partidista con lo nacional. Pero leyendas son leyendas y a los
políticos y a los poetas les encantan.
Quizá lo más importante para definir las inclinaciones a favor o en
contra de la obra política de Chávez sea la confianza en los “hombres
providenciales”, la disposición ciudadana a ceder poderes y asumir riesgos para
permitir que un líder imponente resuelva las injusticias sin necesidad de los
protocolos democráticos ni las formas institucionales que todo lo filtran y lo
retrasan, que solo dejan espacio para los cambios que ocurren en los márgenes. “Adolescencia
cívica” es el término que ha utilizado Enrique Krauze para describir esa
delegación absoluta de poder, esa especie de abdicación a cambio del milagro de
la generosidad. Desde el triunfo en su primera elección Chávez comenzaba a
ampliar su figura para opacar partidos, ideas e instituciones: “La orden del
pueblo es clara y terminante. Una persona física y no una idea abstracta o un
‘partido’ genérico…” Las palabras premonitorias eran de Norberto Cesarole, un
argentino enredador que fue uno más entre sus tantos padrinos ideológicos.
Chávez desarrolló con gracia propia y plata ajena su objetivo de ser un
caudillo digno de la caricatura y la reverencia. Su idea redentora pasó de los
barrios de Caracas a las calles del Bronx, donde también regaló petróleo, y muy
pronto pudo decir: “nuestra tarea es salvar al mundo, al planeta Tierra.
Nuestra tarea es mucho más grande que la asumida por Bolívar, mucho más
comprometida”. Toca pensar entonces si vale la pena ponerse en manos de un
régimen mesiánico que tiene a Cristo a su derecha y a un ejército filado y
recién uniformado a su izquierda. Misión Cristo se llamó el más grande sus
proyectos sociales y más de cien mil militares trabajan en cargos de
administración estatal. Con la lengua de un pastor armado de maracas, chabacano
y locuaz, Chávez convirtió a muchos ciudadanos en feligreses propensos a la venia
y los coros. Con la amenaza de un ejército propio filó a otra buena porción de
su gente bajó la enseña de la lealtad y la obediencia. En momentos de lucidez
él mismo habló de un caudillo, un hombre al que las masas elevan al pedestal de Salvador y debe utilizar su poder “mítico” para reforzar
líderes, proyectos, ideas. Lo pienso y me alegro de que tengamos un hombre gris
en nuestro Palacio.
Pascual:
ResponderEliminarNo han sido pocos los que han cedido a la tentación del último adiós, los que han compuesto su miserere de última hora y nos han hecho saber, con la lucidez que da el duelo, cosas que no sabíamos. Alfredo Molano, por ejemplo, tan respetable en otros temas, dijo el domingo pasado que Telesur era un “ejemplo de diversidad informativa”, y no, como yo creía, un canal de propaganda al servicio de una revolución cristiana-socialista-bolivariana. Pero en fin, que cada uno haga sus duelos como pueda. Lo que vale la pena preguntarse es si Chávez fue un émulo de Bolívar hasta el último suspiro, y si también dijo como aquél: “si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. Me parece que a este hombre providencial le interesaba lo primero, lo de la cesión de los partidos. Lo de la unión quién sabe...
Saludos.
PD: ¿Habrá alguna posibilidad de ver Contraparte por internet?
Pablo creo que un trino de javier Moreno sirve para pensar en las loas que desde aquí se le han prodigado al Presidente Comandante. Decía más o menos: "muchos de quienes elogian a Chávez desde Colombia, gritarían que aquí hay una dictadura si tuvieran un presidente la mitad de déspota que él". Preguntaré por la posibilidad de Contraparte en Internet.
ResponderEliminarPd: mirá, el trino parafraseado me quedó de 140 exactos. Felicidad de tuitero.
Esto escribía el Indio Uribe en el siglo XIX al sufrir las ínfulas de Rafael Nuñez.
ResponderEliminar"Los hombres providenciales acostumbran emboscarse en las palabras, o presentarse con enigmas, para que la credulidad los eleve, y al estar arriba bien seguros, se ríen de los sufragáneos candorosos, y por estas artes, los traidores y farsantes, adquieren celebridad política entre las gentes corrompidas. Dícese de ellos que son hombres de Estado, con aquella facilidad y frescura que tienen los mendicantes para encontrar excelencias en el primer tuno afortunado que les da el pienso. No hay un solo providencial que no se presente como mártir, como redentor, como reformador; todos con un expediente arreglado y limpio en que resplandecen la seguridad y la buena fe. Los partidos se alucinan, se entusiasman, se apoderan de ellos como de un pendón, los cargan en andas, los llevan a la plaza pública, al debate, a las urnas y a los campos de batalla en donde les rinden la oblación de la sangre; después lloran lágrimas de arrepentimiento, cuando el providencial desenmascarado hace de su bordón de peregrino un garrote para medirles las costillas a sus admiradores."
Los providenciales
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDe acuerdo con el trino preciso... Es bastante triste descubrir que muchos intelectuales colombianos -el Nobel incluido- condenan las dictaduras sólo si son de derecha, porque si son de izquierda no hay ningún problema.
ResponderEliminarPor otro lado, dijo Maduro que Chávez había intercedido ante el Creador para la elección del Papa criollo, que resultó ser un acérrimo antikirchnerista...
Ay Maduro... hay telenovela venezolana para rato.
Saludos!
Oíste Pascual, como hiciste pa no parcializarte o para parecer sereno con tantas sandeces y con la publicidad política que descaradamente hizo el petardazo de Jose Obdulio en tu programa?
ResponderEliminarhttp://prodavinci.com/2013/03/05/actualidad/postdata-hugo-chavez-1954-2013-por-jon-lee-anderson/
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