martes, 27 de septiembre de 2011

Congreso invisible




El Congreso entrega cada tanto una noticia para la diversión y la indignación nacional. Es una las funciones que ha asumido más allá de los mandatos constitucionales: servir como válvula de escape entre pintoresca y amarga. Mientras la aprobación de las leyes logra visibilidad solo cuando el gobierno felicita a los legisladores por su obediencia patriótica, el escándalo de cada tanto tiene asegurado un seguimiento estricto y su consiguiente manifestación ciudadana. De modo que se habla más de la demanda de combustible de Juan Manuel Corzo que de los proyectos de reforma constitucional para penalizar el aborto o para pulir la llave de Santos en busca de la quimera de la paz.
Pero detrás del repentino exilio de Corzo en Azerbaiyán y de sus lastimeras disculpas por pedir más de lo que merece, se esconde una realidad inocultable de nuestro Congreso: los senadores son simples razoneros de una pequeña clientela para la que cultivan encargos en cada una de las oficinas públicas de sus regiones. No les interesa la opinión pública nacional, no conocen sus sensibilidades y desprecian sus reproches y sus posibles castigos. Logran 63.251 votos -para mencionar el caso Corzo- y quedan convencidos de que tienen suficiente poder para desafiar el sentido común y el umbral de tolerancia del público. Pueden sobrevivir al desprecio de la opinión nacional con el sencillo aprecio de la burocracia regional.
Hace unas semanas Juan Manuel Corzo habló de inmunidad judicial para los congresistas. Según creo su idea no es más que una extensión de la inmunidad política que creen conseguir los barones electorales con sus votos más o menos constantes. La seguridad que entrega una empresa electoral en los departamentos sirve como escudo contra las críticas “cachacas” y espada contra el centralismo. Solo la presión del Congreso y del Partido Conservador hizo que Corzo pidiera perdón por expresar sus convicciones de hombre fuerte en Norte de Santander. Estaba afectando a sus copartidarios y el rating del noticiero del Senado había perdido 10 puntos. No puedo creer que tuviera 10 puntos.
Las declaraciones de Liliana Rendón, baronesa electoral antioqueña, en medio del escándalo por la agresión del Bolillo Gómez a su amiga invisible, comprueban que la gran mayoría de los senadores no son más que diputados de una asamblea departamental con una silla en el Congreso. A la Monita le interesa la camisa de campaña de la gente en Amagá, Bolombolo e Ituango y no trending topic de la semana en Twitter. Por eso la señora Rendón fue un poco más allá que Corzo y dijo con toda su boca -que no es poca cosa- que le importaba muy poquito lo que dijeran de ella y sus ideas de género.
De los 102 senadores que del Congreso si mucho el 10% tiene la posibilidad y las intenciones de tener una voz nacional. Ellos sirven de voceros de sus partidos e intermediarios frente a los medios de comunicación mientras sus compañeros silenciosos se dedican al menudeo. A nadie debe extrañar entonces que los órganos de control, los jueces, los simples asesores de campaña y las ONG tengan más relevancia política que una montonera de congresistas dedicados a hacer fila para llegar a la gobernación de sus departamentos.

5 comentarios:

  1. Por qué estan hablando de cerrar este blog? Sería una pena.

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  2. Pascual, me podrias regalar algo de la bibliografia que leiste para esta columna?

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  3. Andrés F. La verdad esta columna no tuvo mucha bibliografía. Nada muy distinto a la prensa de los últimos días y la hoja de resultados electorales de las elecciones pasadas para Congreso. Incluso se me ocurrió el tema pensando en las notas de Luciérnaga y fue creciendo. Pero creo que hay dos columnas anteriores que tienen una idea muy parecida:



    Familias en acción

    Política menor

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  4. Me parecio una tesis reveladora. Vale la pena que se le trabaje desde la academia. O estaré muy equivocado? Se estropearía la idea original?

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  5. ¿Que alternativa hay para legislar diferente a escoger congresistas por voto popular? Pienso que si el congreso fuera mas reducido (por ejemplo 10 personas) el sistema de eleccion popular de estos seria practicamente como una eleccion presidencial y seria mucho mas complicado que uno de ellos perteneciera a un pequeño grupo de interes, no se que opina usted de esto.

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