miércoles, 22 de mayo de 2024

El salto del odio

 

PORTRET. Wie is schutter Juraj Cintula (71), de man die Slovaakse premier  neerschoot? "Iedere normale mens verwerpt geweld” | Slovaakse premier Fico  neergeschoten | hln.be

 

La pólvora es el último recurso, la solución de los enajenados y los mártires, de los elegidos por el dios del odio. Y las chispas son la luz de la política actual aquí en Cafarnaúm, entiéndase una pequeña y desaparecida ciudad del actual Israel. Qué los insultos venden más que los discursos es una historia vieja, nacida mucho antes del “salir a votar berracos”. Lo estribillos callejeros contra diferentes políticos son ahora las encuestas a boca de urna y las extremas son quienes imponen los coros.

Eslovaquia acaba de vivir el momento de la pólvora en un ataque contra su primer ministro, un hecho que no se había visto en más de dos décadas en Europa. Un escritor menor, pacifista hasta hace unos años, preocupado por el estado mental de su país y del planeta –“El mundo está lleno de armas. Parece que la gente se está volviendo loca”–, fue el autor de los disparos que casi dejan fuera de combate a Robert Fico. Un político que migró, como tantos, del comunismo a la extrema derecha y que se ha hecho experto en azuzar a sus partidarios. Homfóbico, misógino, antiinmigrantes, admirador de Putin y de las grandes camionetas, Fico trata a los medios de “hienas idiotas” y “sucias prostitutas antieslovacas”. A la presidente actual, una socialdemócrata moderada ya de salida, la ha llamado “puta americana”, iniciando el coro de sus seguidores. Y al terminar el “discurso”, luego de la emoción colectiva, ha dicho: “Cuanto más puta es una persona, más famosa se vuelve”.

El primer ministro convaleciente no habla solo a la derecha, alienta a los extremistas de cualquier orilla, sabe muy bien que no se trata de coherencia ideológica sino de afinidad y rabia. No es extraño que su agresor, Juraj Cintula, lo apoyara en la causa contra los gitanos y lo maldijera por sus políticas para tomarse la televisión pública.

Luego de los balazos a Fico los políticos han salido a pedir moderación frente al lugar común del “país dividido en dos”. Quienes antes se insultaban ahora se convocan al silencio y la calma. Pero no resulta fácil. El ministro del interior aseguró que estaban al borde de una guerra civil, el presidente electo advirtió a los “maestros del teclado” de posibles repercusiones. La presidenta en ejercicio, Zuzana Caputova, fue la única en entonar un mea culpa: “Lo que pasó ayer fue un acto individual, pero el ambiente tenso de odio fue nuestro trabajo colectivo”. Las elecciones al parlamento europeo son en unas semanas y no habrá otra forma de llamar a los adeptos. Un poco de incienso y mucha chispa.

Las matanzas en Ucrania y Gaza alientan la política de los extremos en todo el mundo, contagian la rabia y prometen la posibilidad de estar en el lado correcto de la historia. Los enajenados pervierten la política. Por eso las banderas franquistas ondean en España y la pelea contra la esvástica es cosa de todos los días en Europa. Y por eso Putin puede retar a la Otan en las propias calles de los países miembros.

Solo un primer ministro baleado logró que miráramos hacia Eslovaquia, el agujero negro de Europa, según decía a finales de los noventa la Secretaria de Estado de Estado Unidos, Madeleine Albright, para encontrar un diagnóstico que se repite por toda Europa, por América del Sur –como lo acaba de mostrar Milei en España insultando a Sánchez– y por Estados Unidos. La política se ha hecho predecible en los combates en redes, escenarios, calles y parlamentos, pero las consecuencias no son fáciles de prever. Un jubilado de 71 años con interés político, y un taller de escritura llamado Dúha (arcoíris), y un arma amparada, puede hablarnos del salto de la libre del odio aquí y en la Conchinchina.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Petro en Rimax

Petro busca en barrios populares lo que no encuentra en el Congreso 

 

El presidente ha decidido abandonar su gobierno. Se ha parado del sillón presidencial para pasarse a la calle y a la silla Rimax en los pequeños coliseos deportivos. Pero no se trata solo de un cambio de escenario, significa una ruptura con su gabinete, su plan de gobierno, la gestión de una administración que parece ajena a la voluntad de su líder. Las cosas malas suceden en las oficinas, pero la voluntad del presidente es inquebrantable frente a la maraña legalista, el software traicionero, el enemigo interno y los funcionarios corruptos que han infiltrado el gobierno del cambio. Desde octubre del 2022 la idea viene madurando: “el enemigo interno es el acumulado de normas y pasos hechos en la administración nacional durante décadas para defender intereses particulares poderosos e impedir los cambios en favor de la gente.” No es el presente de ineficacia y escándalos, es la historia de un Estado atrofiado que es necesario cambiar. En noviembre del 2023 apareció el elefante: “El Estado es un paquidermo, es más grande el paquidermo en unos lugares que en otros, que hay que llevar hasta donde la sociedad ha establecido sus objetivos. Cuando el Estado no llega donde la sociedad ha puesto sus objetivos, implica la necesidad no de una reforma de la sociedad, sino de una reforma del Estado.” Y hace unos meses vino la forma contra el fondo, la denuncia a la Constitución como un marco incómodo que no deja aplicar la Constitución. Paradoja que desvela a ministros y congresistas del Pacto.

Ahora, durante en el “Gobierno con los barrios populares”, hemos visto la faceta del presidente censor de su propio gobierno, el jefe que fustiga y atiza a sus empleados al tiempo que abraza y le extiende bonificaciones a su clientela. La puesta en escena es bien conocida, la usó el expresidente Uribe durante ocho años de gobierno. Una columna titulada El rey y su gobierno, publicada en 2010 por Armando Montenegro en El Espectador, describe perfectamente el presidente que vemos hoy: “Con frecuencia se pone del lado de sus gobernados, se aleja y critica su propio gobierno. Acepta las quejas, regaña y desautoriza a sus ministros y funcionarios. Mantiene la imagen de un soberano justiciero que está en contra del mal gobierno y alienta la esperanza de que las cosas bajo su mando pueden, algún día, cambiar”. La principal modificación en el estilo es la gorra de hoy en vez del sombrero de ayer.

Uribe madrugaba a transmitir el regaño a los generales, vaciaba a los ministros frente a las cámaras de televisión, ordenaba la captura de los funcionarios corruptos, entregaba su teléfono a los líderes comunitarios para que lo llamaran a contarles sus cuitas con ese Estado perezoso. Petro sigue un modelo similar de antagonista de su gobierno aunque sin las madrugadas de aquellos tiempos. Encarnan los líderes que están por encima de sus equipos y llegaron para hacer historia, los hombres providenciales en la voluntad, los padres protectores de los humildes. Un populismo sin palacio, como toca, lejos de las burocracias corruptas. También Uribe acusaba a los medios tradicionales para privilegiar emisoras comunitarias y locales, y clamaba contra los círculos sociales bogotanos donde se ponía en cuestión al gobierno mientras se tomaba Whisky. Y por supuesto, Uribe también entregaba recursos según la afinidad de los alcaldes con su gobierno.

Ese parentesco Uribe-Petro también recuerda el Estado de opinión y el “iré hasta donde el pueblo diga”. Veremos si Petro, como Uribe en su momento, logra convencer a las mayorías de que se gobierna mal, pero se tienen unas intenciones puras y se debe juzgar la voluntad del caudillo más que mirar los indicadores.

 

 


miércoles, 8 de mayo de 2024

Sembrar sin miedo

 

Todo sobre el cultivo de la amapola - Jardinatis

 Secuestran 41 plantas de marihuana en el barrio Lavalle de Viedma – Policía  de Rio Negro

Hace un mes muchos medios recogieron con algo de sorna la noticia sobre la captura de un gringo de 73 años en el municipio de Sabaneta. No se trataba de un caso de abuso infantil como los registrados en Medellín durante los primeros meses de este año. El gringo era el simple guía turístico de su emprendimiento de jardinería. Tenía un pequeño cultivo de marihuana y ofrecía un tour para conocer sobre la siembra, el cuidado y la cosecha de las plantas, para terminar con una cata relajante. La policía encontró un poco más de 1300 gramos de marihuana y una gramera. El recorrido se ofrecía en redes sociales y una página oficial por la módica suma de 30 dólares. Todo a la luz del día, sin misterios antinarcóticos. La policía informó que el emprendedor también ofrecía flores de su cosecha para la venta.

La noticia me hizo recordar una vieja historia de jardines prohibidos que cuenta con detalle el escritor y activista neoyorquino Michael Pollan en su reciente libro Tu mente bajo los efectos de las plantas. La historia ocurre a mediados de los noventa en Seattle. Un comando antinarcóticos allana el apartamento de un hombre llamado Jim Hogshire. Una denuncia anónima (como la de Sabaneta) dice que tras la puerta del apartamento inofensivo hay un laboratorio para fabricar heroína. Los policías encuentran 10 ramos de amapolas secas envueltos en papel celofán, comprados en floristerías cercanas. Hogshire es acusado de posesión de amapola con la intención fabricar y distribuir. Un delito que le podía poner hasta 10 años en la cárcel. Los policías le reprocharon, además, haber publicado su libro Opium for the masses. Una especie de manual sobre la siembra de las amapolas y la posibilidad de hacer infusiones con los bulbos de la Papaver somniferum. Los efectos de una tacita de ese polvo salido de los bulbos triturados en una moledora de café parecen inofensivos: “Comienza con una sensación de cosquilleo en el estómago que luego se eleva hacia los hombros y la cabeza, una sensación de simplemente…alegría. Eres optimista acerca de las cosas; enérgico y al mismo tiempo relajado.” Esa misma infusión, según Pollan, se ofrece en los funerales en Oriente Próximo por su poder para alejar la tristeza.

Pero la ley era muy clara, la sola posesión de amapola, excepto sus semillas, es un delito federal en Estados Unidos. Las venden las floristerías y están en los panes tibios de algunas panaderías, pero eso de meterlas en agua caliente y tomarse esa bebida marcaba una alerta. Ver y no tomar. Era el momento de vigilar los jardines. De modo que “las plantas de amapola ilegales producen semillas de amapola legales de las que crecen plantas de amapola ilegales”.

Las paradojas siniestras de la guerra contra las drogas hicieron que en ese mismo año (1996), la empresa Purdue Pharma comenzara su estrategia para vender un remedio milagroso contra el dolor llamado OxyContin. Esa pastilla provocó más de 230.000 muertes por sobredosis e impulso la epidemia actual por consumo de opioides en Estados Unidos. La diferencia entre las floristerías y los laboratorios. Una diferencia similar a la del gringo jubilado que cultiva cannabis en su jardín, menos de 20 plantas; y las mafias que mueven el microtráfico y controlan desde el Cauca, a punta de fusil, el 70% de la oferta cannabica nacional. La guerra contra las drogas ha logrado que la clasificación entre lo legal y lo ilegal sea trágica y ridícula al mismo tiempo. Sus distorsiones muestran una veneración sobre las farmacias y un temor desmesurado por los usos de algunas plantas.