miércoles, 25 de septiembre de 2024

Insultos oficiales

 

Insultos oficiales: Jean-Luc Mélenchon, Gustavo Petro y los medios de  comunicación | EL ESPECTADOR

 

Jean-Luc Mélechon, el líder de Francia Insumisa, el principal grupo político de la coalición de izquierda que recién ganó las elecciones parlamentarias, tiene muy clara cuál debe ser su relación con los “medios de comunicación tradicionales: “…es que no sirve de nada intentar entenderse con ellos. No sirve de nada. Hay que combatirlos. ¿Cómo? Burlándose de ellos. Enseñando a la gente. Como si toda la vida política fuera un momento de educación popular… ¿Por qué voy a la televisión? Voy porque nos hacen buenos vídeos. Los cortamos y los difundimos. Ellos pagan la luz, la gente, las cámaras, todo. Y pagan para que les insultemos. Como ellos nos maltratan, nosotros hacemos lo mismo… Si tú vas a discutir, trátalos de mentiroso, porque son mentirosos”.

El Presidente Petro citó la entrevista en uno de sus trinos de esta semana. Y ha mostrado, en diversas declaraciones, el mismo desprecio por cualquier medio de comunicación que refute sus ideas, critique sus posturas, desmientas sus afirmaciones de cada día o ponga en duda la bondad de sus reformas. Detrás de esa mirada hay una condescendencia insultante frente a una buena parte de la opinión pública que supuestamente no logra salirse de la manipulación, que según Petro y Mélechon, es incapaz de entender la misión impostergable y la visión benevolente de sus políticas. La lógica es bastante sencilla para estos hombres de pensar complejo: “No nos siguen o por ignorancia o por mezquindad”.

Muchos políticos exitosos han decidido elegir a los medios de comunicación como adversarios políticos. El debate con sus contrapartes ideológicas parece haber perdido relevancia, no es tan rentable entablar un pleito con un adversario político que con un medio con audiencia. En la actualidad las discusiones entre políticos tienen una especie de sordina mientras el enfrentamiento entre políticos y medios tiene un amplificador en redes y clicks. Mélechon lo repite con alegría: “Y la gente se ríe. Les gusta muchísimo la pelea ésta en la cual el poderoso está humillado. Hay que humillar a esta gente”. Ganan las elecciones pero esconden su poder, se esconden bajo la máscara de los perseguidos.

Pero hay una paradoja en su mirada sobre los “medios tradicionales” como los enemigos a vencer, como los determinadores de las decisiones políticas y las posibilidades de pensar de mucha gente. Al mismo tiempo consideran que han perdido buena parte de su influencia y citan la aparición de las redes y el crecimiento de los “medios alternativos” como un punto de quiebre. Buscan su eco y al mismo tiempo minimizan su importancia: “Pero si tenemos como punto de vista que ellos no tienen ningún poder, al final, ¿qué queda? El que no me ama, lee que soy lo peor de todo. ¿Qué más? Mira la fotografía y no lee, pero es que ya lo sabe.”, dice Mélechon en su entrevista con Pablo Iglesias.

Políticos de todos los colores tienen hoy una estrategia igual. Descalificar la prensa en debate público, utilizarla para amplificar su propaganda, minimizar su influencia y alentar sus bases por medio del insulto a los periodistas. También Trump dice que “la prensa es el enemigo del pueblo americano”. Bukele ha pasado de las palabras, declarar enemiga a la prensa, al acoso y las amenazas. La ofensa y la burla a los reporteros es su herramienta. También López Obrador dice que todos los medios están en contra su gobierno. La victimización es otra habilidad.

Ahora la estrategia es esconder el poder político, atenuar sus posibilidades, pagar azuzadores profesionales, disfrazar la propaganda oficial de medios alternativos, esconder los entuertos mediante el escándalo de los tropeles en redes. Apagar la vigilancia mediante el incendio.

 

 

 

 

 

 

martes, 24 de septiembre de 2024

Metamorfosis presidencial

 

Gustavo Petro, el presidente ensimismado | Ideas | EL PAÍS

 

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Los símbolos marcaron el inicio del gobierno Petro, una retórica del cambio basada en nuevos elementos de la baraja sentimental del poder: espada, paloma, sombrero, corona de plumas, escudo, balcón… El cambio estaba en una nueva disposición del mobiliario, unos colores y maneras distintas de habitar el Palacio de Nariño y levantar las rejas de sus plazas aledañas. Pero los símbolos pierden vigencia y la gente requiere esperanzas y realidades distintas a los gestos conmovedores. Los nombramientos en cargos claves de hombres y mujeres ajenos al poder son en últimas un consuelo emotivo y burocrático. La llegada al escritorio de alguien con afinidades sociales e ideológicas es una alegría pasajera para los partidarios, y no asegura ninguna mejoría palpable.

De modo que era necesaria una nueva etapa luego de los primeros meses mensajes más propios de campaña que de gobierno. El momento de reemplazar los guiños. Vinieron entonces los grandes anuncios: cuarenta sedes universitarias, tren elevado de costa a costa, corredor férreo interoceánico, molinos de viento en la Guajira, paz definitiva, salud total… Los sueños terminaron en una sensación de frustración que se tomó el discurso presidencial. Los señalamientos al “enemigo interno” que no deja avanzar, los regaños a los ministros por la falta de ejecución, los reclamos a las Cortes por no permitir el cambio, la denuncia del Congreso paralizante, la victimización como mensaje de urgencia. La maldita realidad se niega a obedecer la voluntad misericorde del presidente, los propósitos bondadosos no tienen la cualidad de imponerse con solo ser dichos. La palabra del líder no es milagrosa, puede ser solo palabra vanidosa.

Ha llegado entonces el momento de la grandilocuencia, de las grandes encrucijadas y la fecha histórica. Ahora todo es cuestión de vida o muerte. Terapia de choque para despertar a sus asambleas populares. Primero fue el llamado a una constituyente anómala, sin respaldo constitucional, artesanal, podría decirse. Un canto para aumentar el fervor de sus partidarios y alimentar su ego de reformador. Más una logística de campaña que una verdadera intención de reformar la carta política. Esa idea quedó en los papeles de Leyva y era necesaria una nueva audacia.

Desde febrero pasado el presidente comenzó a hablar del golpe de estado que se preparaba en su contra. Antes había hablado de “ruptura institucional”. La demora de la Corte Suprema para elegir fiscal y un trino de una cuenta falsa del ex fiscal Barbosa llevaron al presidente a la lógica del golpe. Parece que Petro necesita adrenalina, sueña con la inestabilidad, desea una épica sencilla que consiste simplemente en terminar su mandato el 7 de agosto del 2026. Terminar sería entonces una revolución suficiente, una victoria contra los poderes hegemónicos y fascistas.

Petro encontró entonces el momento de la confrontación, la postura del guerrero y el héroe, aunque resulte quijotesco. Y al mismo tiempo baja el listón de las expectativas, alienta a sus partidarios con la idea del ahora o nunca, posiciona una guía para la próxima campaña y se impone la aureola del perseguido. Y como si la amenaza del golpe fuera pequeña, ahora habla de los planes para asesinarlo. Hasta hoy no hay pruebas de esas intenciones pero el presidente dejó caer la bomba en uno de sus discursos.

En medio de toda esa cronología se mantiene siempre la figura del presidente predestinado, del líder providencial y adelantado, del hombre que ve más allá de las pequeñas urgencias, del ídolo que no quiere una estatua sino fluir en la naturaleza.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Romper la red

 

Elon Musk volta a atacar Moraes após X (Twitter) receber multa de R$ 700  mil - Tudocelular.com 

 

 

 

La guerra por la verdad es ahora un asunto de especialistas, una tarea que toma demasiado tiempo y no tiene grandes efectos prácticos. Un embeleco de “científicos”. La verdadera lucha del momento es por la propagación de la mentira. No se trata del viejo truco de la propaganda oficial o del soborno a quienes tenían la imprenta o la credencial de la certeza. Lo importante hoy es el poder de las máquinas de contagio, el manejo de la pólvora del odio, el control de las multitudes que se alientan a sí mismas. Darle un pequeño empujón a las redes sociales puede significar el mando sobre grandes decisiones políticas o imprevisibles descargas sociales. Dame una bodega y moveré el mundo.

Cuando compró Twitter, en el primer semestre de 2022, Elon Musk dejó claros sus loables propósitos: “No lo hago porque sea fácil, no lo hago para hacer más dinero, lo hago porque intento ayudar a la humanidad, a la que amo”. Pero la cuestión es sobre sobre de amores y odios.

Hace unas semanas las mentiras vía X y Telegram desataron en el Reino Unido las más violentas protestas en al menos quince años. Los señalamientos sobre el supuesto asesino de tres niñas en Southport, una pequeña ciudad al noreste de Londres, sirvieron como pólvora. El rumor digital decía que el culpable era un inmigrante musulmán que había llegado en busca de asilo. Extremistas de derecha, ligas contra los inmigrantes, jóvenes antisistema y vándalos con idea de robar algún supermercado alentaron la furia. El sospechoso capturado es un joven galés de padres ruandeses sin vínculos con el Islam. La noticia no alivió a nadie, solo fue una verdad intrascendente. Mucha gente está a la espera de una certeza contra su frustración, una confirmación de sus prejuicios, una justificación para sus odios. La inercia de las redes sociales encarga del resto.

Conocer el origen de la mentira no es fácil ¿Quién tiró el fósforo? Tras una alerta del gobierno británico fue capturado en Pakistán Farhan Asif, un periodista de 32 años. El hombre alegó que solo cortó y pegó y fue dejado en libertad. Además, la fiscalía persigue a un activista de ultra derecha que se hace llamar Tommy Robinson, un profesional de la agitación vía redes. El pirómano fue capturado antes de las protestas por difundir un documental prohibido y huyó a Chipre luego de pagar la fianza. Desde allá atizó la furia de Southport. El gobierno dice que acusará, con cargos relacionados con el terrorismo, a algunos instigadores digitales ¿Estamos al borde del derecho penal contra la mentira? ¿Solo cuando inciten a la violencia? ¿Quién pondrá la línea entre el llamado a la protesta y la invocación y los estragos?

Un magistrado brasilero ordenó hace ocho días el cierre de X. Musk sacó de Brasil a sus empleados cuando el juez Alexandre de Moraes pretendía que respondieran por no acatar la orden de suspender algunas cuentas que propagan mentiras y racismo. Musk está siendo investigado por obstrucción a la justicia instigación al delito. Los bolsonaristas gritan censura mientrras Lula entregó su versión en el día de la independencia: “la democracia no es el derecho de mentir, de expandir el odio ni atentar contra la voluntad del pueblo”. ¿Los jueces serán el censor del odio y los dueños de las redes deberán responder como editores de sus millones de usuarios?

La reciente captura en Francia de Pavel Durov, dueño de Telegram, completa las tensiones entre gobiernos y redes en las últimas semanas. Durov está acusado de violación a normas de privacidad y propagar mensajes extremistas. La nota de humor la han puesto Maduro y Musk al proclamarse archienemigos universales.

Mientras tanto la masa sorda de las redes se agita de lado a lado, según la turbulencia del momento y aliento fantasmal de las bodegas ¿Romper las redes para contener las mareas?