domingo, 18 de enero de 2009
Medallistas muy olímpicos
Una medalla entregada por un político es siempre un lazo al cuello o una premeditada caricia en la solapa o una moneda de intercambio entre numismáticos egocéntricos. Eso no implica que las ceremonias que preceden la entrega de las insignias sean una farsa y que la solemnidad de los contrayentes sea fingida. Cruces, placas, estrellas, collares, cintas y demás hacen parte de las manías y los modales de quienes habitan los ambientes palaciegos de la democracia. Sean municipales o presidenciales. Al ciudadano que mira la ceremonia desde la barrera siempre le será útil recordar la sencilla definición de Ambrose Bierce. “Medalla: Pequeño disco metálico que se otorga como premio a virtudes, logros o servicios más o menos auténticos”.
Las condecoraciones no son casi nunca el premio para un hombre tan desprevenido como virtuoso. En las ocasiones más conmovedoras son perseguidas con ardor deportivo. Hace unos años el ex-presidente José María Aznar contrató un grupo de lobbistas profesionales, la empresa Piper Rudnick, para que convencieran a los congresistas norteamericanos de postularlo a recibir la Medalla de Oro que se entrega en el Capitolio en Washington. De nada sirvió el adelanto de 700.000 dólares ni las 15 visitas oficiales a los Estados Unidos. Las 290 honorables firmas necesarias para completar el trámite nunca llegaron y el gobierno español terminó pagando 2 millones de dólares por una alhaja extraviada que en joyería habría costado solo 35.000. Y como comprar una condecoración es tanto como robarla, Aznar quedó hasta el bozo de medallas. Por eso mismo le rogó a su amigo George W. Bush que lo ignorara en su reciente fiesta de despedida con sorpresas. Para no mencionar la soga en casa del ahorcado.
Con José Luis Rodríguez Zapatero las prioridades han cambiado radicalmente. Su postura ha sido siempre la de un hombre más austero y preocupado por las labores humildes. Así que hace 2 años decidió condecorar a Julián Alonso, su peluquero en los tiempos de opositor desconocido, con la Medalla al Mérito del Trabajo, en su Categoría de Plata, “por su intensa trayectoria de 57 años en el oficio”. El homenajeado, que también atendió en su silla a Mariano Rajoy en sus años de escolar, respondió con una definición de placa para el líder del partido de oposición: “Era un niño muy tímido, con gafas muy grandes y muy discreto”. Para el oferente del pequeño botón las palabras fueron distintas: “Es un hombre muy culto y asequible”.
Es hora de ponernos en manos del campeón de las injurias y los galardones. Hugo Chávez tiene apenas dos maneras de expresarse: el insulto o la insignia. Y como hablamos de un onanista consumado el comienzo será con un decreto donde su confunden el generoso admirador y el virtuoso admirado: “Por disposición del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 15 y 47 de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, previo el voto favorable del Consejo de la Orden y llenos como han sido los requisitos establecidos, se confiere la condecoración Orden Militar de la Defensa Nacional, en el grado de comendador, al teniente coronel (Ejército) Hugo Rafael Chávez Frías”.
Pero no se puede hablar de egoísmo. Chávez ha convertido el Gran Collar de la Orden del Libertador, máxima condecoración que entrega su país, en una llamativa rienda para sus amigos en el hemisferio. Lo han recibido Rafael Correa, Raúl Castro, Evo Morales, Tabaré Vásquez y Néstor Kirchner. En realidad todo hace parte de una recién fundada sociedad del mutuo elogio en la que los presidentes intercambian las medallas de los próceres nacionales como niños que se divierten jugando con su álbum y sus láminas repetidas.
Pero Chávez es el más excéntrico de los pequeños coleccionistas. También ha entregado su Gran Collar al Presidente ruso Dimitri Mevdeved, al Presidente de Bielorusia Alexander Lukashenko y al líder iraní Mahmud Ahmadineyad. A cambio ha recibido medallas labradas con sables y medialunas y rutilantes estrellas con aire soviético. Y nadie podrá decir que es una debilidad por los poderosos o un simple interés político y económico lo que impulsa al teniente coronel a regalar sus emblemas bolivarianos. Se trata de puro altruismo e hidalguía, como lo demuestra la Orden del Libertador en su Primera Clase impuesta a Denzil Douglas, Primer Ministro de la Federación Saint Kitts y Nevis, un par de puntos que los cartógrafos más esmerados han dejado en el Caribe. Un caramelo escaso para el álbum de pequeño bolivariano
Con el Presidente Álvaro Uribe las cosas son muy distintas. También le gusta condecorar presidentes, pero de compañías, ojala multinacionales. “La confianza inversionista”. Luis B. Juango Fitero, presidente de Bbva, y Jesús de Polanco, presidente del grupo Prisa, fueron condecorados hace poco con la orden al Mérito Nacional, en el grado de Gran Oficial, por su vocación y aporte al desarrollo del país. A Carlos Ardila Lulle le correspondió la misma orden pero en el grado Cruz de Plata. En el acto solemne el Presidente Uribe se refirió a la gran “familia Postobón”. Siempre creí que ese cariñoso rótulo para empleados y clientes era exclusivo de DMG.
Pero los países amigos también merecen reconocimiento. No todos los edecanes pueden trabajar para la empresa privada. Las más notables medallas entregadas por Uribe quedaron en manos Secretarios de Estado Norteamericanos. Robert Gates (Defensa), Condoleezza Rice (Estado) y Carlos Gutiérrez (Comercio) recibieron la Orden de San Carlos. Gates la recibió hace unos días en su oficina en Washington. En algún momento debió recordar que en 1991, cuando era director de la CIA, el hombre que tenía al frente con un alfiler en busca de su solapa era descrito en estos términos por documentos de inteligencia: “Álvaro Uribe Vélez. Político y senador dedicado a colaborar con el cartel de Medellín en instancias de alto nivel del gobierno”. Pero ya se ha dicho que la inteligencia militar es a la inteligencia lo que la música militar es a la música. Y ahora, Álvaro Uribe comparte altar con los grandes hombres de Norteamérica y los más influyentes personajes de finales del siglo XX. Las 60 palabras del viejo informe de inteligencia han sido tapadas con las 70 palabras del certificado que acompaña el galardón. Contrapeso entre extremos viciosos.
La Medalla de la Libertad que recibió Uribe a comienzos de semana tiene nombres del santoral, de la galería de la fama, de la revista Science, de los podios olímpicos, de las páginas de la historia universal. Hombres y mujeres que “han hecho contribuciones especialmente meritorias a la seguridad o los intereses nacionales de los Estados Unidos, a la paz mundial, o a la cultura u otras iniciativas públicas o privadas.” Hay beisbolistas suficientes para una novena del juego de estrellas; Sinatra podría cantar en la inauguración o B.B. King o Aretha Franklin o Plácido Domingo; la bendición la podrían dar Juan XXIII, Juan Pablo II o la Madre Teresa; las fotos estarían por cuenta de Ansel Adams; en el palco se sentarían tres Rockefeller, Gregory Peck, Charlton Heston, Muhammad Alí y Audrey Hepburn; para la seguridad hay héroes de Vietnam y la Guerra del Golfo.
Pero esos son algunos de los personajes frívolos por decir algo. La gente de los teatros, los estadios y las iglesias. Con el perdón de los guerreros. Y estamos hablando es de política. Entre los jefes de Estado extranjeros Uribe quedó al lado de Václav Havel, Margaret Thatcher, Helmut Kohl, Nelson Mandela, Tony Blair, y Ellen Johnson Sirleaf, actual presidenta de Liberia. El único Latinoamericano que aparece en la lista, descartando a un preso político cubano, es el peruano Javier Pérez de Cuellar, Ex-Secretario de Naciones Unidas.
George W. Bush entregó un poco más de medallas que sus antecesores. Se quedaba pensando en la tardes de tedio en la Casa Blanca y brincaba un nombre, o se le ocurría algo mientras leía revistas. Su debilidad por el humor lo llevó a llamar a lista a Bill Cosby y Carol Burnet. Pero la verdadera mancilla a la ilustre galería de los medallistas por la libertad llegó con una dupla de sus subalternos implicados en la guerra de Irak. Paul Bremer III, administrador de la ocupación, y George Tenet, director de la CIA con acciones en Guantánamo. Recordé que la invasión al predio de Sadam se llamó Operación Libertad de Irak
Todo estaría mejor si los políticos regalaran botellas suculentas en vez de medallas con puntas de doble filo.
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21 comentarios:
Yo en el colegio solo me gane una medalla de las de fin de año, y no es precisamente para sentirse orgulloso "medalla al esfuerzo". Me la gane por mis progresos en clase de ingles. A Edgar, mi profesor, le parecio que mis avances con el verbo to-be se merecian un reconocimiento publico.
A los alumnos de ahora a todos les dan su medalla a fin de año (lo se por mis sobrinos), para mi sobrinita que no se merece ninguna la profesora se invento esta: "el poder de la palabra". No habia otra forma de premiar una pelaita que no la calla nadie.
Me acuerdo de una columna de Antonio Caballero donde citaba una frase que creo es de Artaud. Ojala que me perdone por citarlo mal.
"No es suficiente con rechazar la orden de la legion de honor, es necesario ademas no haberla merecido".
En el 2001, en unas vacaciones que tuvieron a Portugal como escala prolongada, luego de visitar al santuario de Fátima y sus pastorcitos mentirosos, estaba con mis compañeros de viaje en Lisboa, en la Plaza Rossio, la más importante del centro de la ciudad. Mientras mis compañeros miraban algo en un almacén me senté contra un muro a ver pasar gente. Sombra, una plaza blanca y los nuevos próceres sobre las columnas. Hasta que llegó un negro a ofrecer sus gelatinas sin mucha delicadeza. "Hachí, hachí, hachí" me gritaba mientras yo me hacía el sordo, el gringo, el sano. No me parecía el sitio ideal para la transacción. El hombre decidió entonces sacar la mercancía y ponerla en mis manos gritando el precio. Seguí jugando al desinteresado y le devolví su goma. El comerciante decidió que lo mío era pura y física tacañería. Entonces tomo el bocadillo y lo partió a la mitad de una dentellada, puso uno de los pedazos en mi mano y estiro la suya exigiéndome la mitad del precio antes sugerido. Saque mi billete, se lo entregué y guarde mi colación. En la tarde mirábamos sus dientes largos marcados en nuestra compra. En la noche gozamos fumando estiércol de burro. Juro que era un marroquí.
DE SOBREMESA
Al gobernador Bill Richardson le tocó renunciar al puesto de secretario de Comercio del nuevo presidente Barack Obama, debido a que tenía una investigación por haber presuntamente favorecido a una empresa durante su mandato como gobernador de Nuevo México. Y el nombramiento de Timoty Geithner como nuevo secretario del tesoro anda embolatado porque no pagó a tiempo una parte de sus impuestos -el faltante fue pagado luego de que una auditoría lo descubrió- y por haber contratado a una persona sin papeles. Si aquí aplicáramos esas mismas pautas a la hora de nombrar los funcionarios, probablemente llegaríamos a la conclusión de que varios miembros del gabinete y del sanedrín del presidente Uribe o bien nunca deberían haber sido nombrados o, en su defecto, habrían tenido que renunciar hace rato. Por no hablar de los pocos que terminarían posesionándose si aquí se les hiciera un escrutinio previo en materia del pago de sus impuestos.
Pero, repito, si aquí aplicáramos las pautas convencionales que operan en las democracias reales, un ministro como Fabio Valencia Cossio no habría sobrevivido ni un mes, habría tenido que renunciar de manera estrepitosa desde cuando se destapó el escándalo de su hermano en la Fiscalía de Antioquia y se le acusó de pertenecer a la mafia y de poner al servicio del bajo mundo su puesto y su oficio. Pero como aquí las cosas suceden al contrario, la historia ha tenido un desarrollo diferente: los únicos que terminaron renunciando a sus puestos fueron sus viceministros, y Valencia Cossio, a quien la Fiscalía le abrió recientemente una investigación por presuntas relaciones con un para del Magdalena Medio, sigue tan atornillado a su puesto, como Diego Palacios, el ministro de Protección. El solito tiene la pendejadita de tres investigaciones en curso -dos disciplinarias, abiertas por la Procuraduría que lo indaga por su presunta participación en el asunto de la Yidis-política, y otra penal, adelantada por la Fiscalía que lo investiga por el delito de cohecho-. Que se sepa, a él nunca se le ha oído conjugar el verbo renunciar, a pesar de que hoy le debe estar dedicando más tiempo a su defensa que al ministerio. Como tampoco lo ha hecho Sabas Pretelt, quien sigue de embajador en Roma a pesar de que aquí tiene las mismas tres investigaciones que tienen empapelado al ministro Palacios. Bueno, y si vamos más allá, Juan Manuel Santos habría tenido que salir del Ministerio de Defensa por cuenta de los falsos positivos y su candidatura habría tenido que haberse resquebrajado.
El caso de Daniel García, el cuestionado y destituido director de Invías, también sería un imposible en cualquier democracia respetuosa de la norma. Si estuviéramos en Dinamarca y no en Cundinamarca, él habría acatado el fallo y se habría ido del puesto, avergonzado por lo que hizo. Un funcionario que cambia la norma para poder nombrarse, en cualquier latitud tendría que ser sancionado con la destitución. Pero en cambio aquí, en esta Colombia de hoy, el director de Invías prefirió desafiar a la Procuraduría y aferrarse al puesto con patas y manos a la espera, me imagino, de que el nuevo Procurador, muy cercano al gobierno, lo saque de ese enredo y le dé una ayudita. Al fin y al cabo, si el Presidente consiguió cambiar la Constitución para reelegirse por primera vez y si está intentando hacerlo por segunda vez, lo único que ha hecho Daniel García es seguir su ejemplo.
"Aunque la investigación va a demostrar que hice las cosas de forma adecuada, llegué a la conclusión de que la propia investigación también habría provocado un retraso insostenible en el proceso de confirmación, hecho que afectaría el normal funcionamiento del Estado y de sus instituciones", dijo Bill Richardson cuando anunció su renuncia al puesto en el gabinete de Obama. Aquí, en cambio, a los ministros empapelados y a los funcionarios envainados no les preocupa afectar al Estado ni a las instituciones. Sólo quieren salvar su pellejo y han decidido que es mejor hacerlo desde el poder que desde el asfalto. Las pocas personas que en este gobierno han sabido conjugar el verbo renunciar han sido mujeres. Como la Conchi Araújo, que sí hizo lo que no hicieron sus colegas y renunció a la Cancillería para asumir las investigaciones de su familia desde afuera. Lo mismo hizo María del Pilar Hurtado, la directora del DAS, que salió por el escándalo de la Casa de Nari. La última mujer en recordarnos la importancia de los principios y convicciones ha sido la senadora Gina Parody, quien en un acto de valentía ha decidido renunciar a su curul en el uribismo, debido a que ya no se siente en capacidad de defender ese proyecto político. Mis respetos para la senadora Parody.
En un país donde nadie renuncia a nada, el que una senadora de la entraña de este régimen renuncie a su puesto movida por sus convicciones nos demuestra que en este país todavía hay espacio para soñar.
MARIA JIMENA DUZAN
El poderoso a otra final en menos de
un mes esta final esperemos ganarla
dale rojo
Y favoritos en el pony futbol
asi si poderoso
Fue una tristeza haber dejado por fuera a Rafael Leonidas Trujillo, el dictador Dominicano a quien le decían Chapita por su afición a las medallas de todo tipo y procedencia. Llegó a acumular más de 5000 y estén seguros que en 30 años de regencia las consiguió en todos los países habidos y por haber. Los humoristas de la época decían que en sus presentaciones de gala el general no necesitaba chaleco antibalas. Los vaivenes políticos y su quietud en el poder le garantizaron amigos en todas las geografías. Sobra decir que Colombia le entregó la Cruz de Boyacá. No pude saber quién fue el dadivoso.
Muy bueno!
Yo me gane tres medallas. Mi mamá me ayudo a colgarlas en la pieza.
Igual,con los amigos mandabamos a hacer medallas de oro, que eran a 500 pesos. Siempre eramos campeones.
La Medalla De Cuero.
Al fin se fue Bush! Buen viaje al basurero de la historia
Al fin se fue Bush. Con su salida de la Casa Blanca, Estados Unidos despidió al peor mandatario de la historia de ese país, causante de guerras de rapiñas, millones de muertes de inocentes en diferentes partes del mundo, y quien llevó a la economía norteamericana a la quiebra.
Los estadounidenses y la gran mayoría de la humanidad festejan hoy el fin de la era del más inepto e inescrupuloso jefe del régimen de Washington, protagonista de las agresiones sangrientas contra Irak y Afganistán, y cómplice de los más recientes crímenes cometidos por Israel contra el pueblo palestino de Gaza.
Se fue, de una vez por todas, el creador de las tenebrosas cárceles y centros de torturas de Abu Ghraib y de Guantánamo, y de los vuelos secretos de la norteamericana Agencia Central de Inteligencia (CIA) que sobrevolaron y aterrizaron ilegalmente en varios países europeos con prisioneros afganos y de otros estados árabes.
Bush legó a su sucesor, Barack Obama, y a sus coterráneos un enmarañado panorama, quizás el peor vivido por la hasta ahora nación más poderosa del planeta tierra.
Igual dejó a sus compatriotas enredados en los complejos conflictos de Irak y Afganistán, para los que no se vislumbran hoy salidas, y en los que han muerto centenares de miles de personas, incluidos un importante número de soldados norteamericanos, debido a la conducta beligerante del saliente inquilino de la Casa Blanca.
A pesar de su insistente postura de mantener a toda costa al ejército estadounidense en Irak y Afganistán, el ya ex mandatario estadounidense no consiguió imponer sus preceptos, y ni siquiera controlar el caos que reina en ambos estados.
El fracaso de esas ocupaciones castrenses, y sus costos multimillonarios con graves consecuencias para la economía norteamericana provocaron que Bush se haya hecho con los records de mayor impopularidad registrados en su país.
En su currículo pesa la responsabilidad de haber empobrecido, endeudado y desocupado a millones de estadounidenses, hacer del hambre una enfermedad endémica en numerosas naciones pobres de África, América Latina y Asia, además de arrastrar a la también rica Europa a una crisis sin precedentes y con efectos muy dañinos.
En el expediente del ex inquilino de la Casa Blanca resalta el haber sido también el más grande propulsor del terrorismo de Estado, como política para hacer prevalecer al precio que sea necesario los designios del imperio norteamericano en cualquier rincón de este planeta.
Asimismo, consta en su maquiavélico historial el hecho de haber llegado a la jefatura del de la Casa Blanca gracias a escandalosos fraudes electorales.
Al fin se fue quien más endureció el bloqueo comercial, económico y financiero impuesto a Cuba, el más largo y criminal en la historia de la humanidad aplicado a una nación.
Buen viaje Bush al basurero de la historia.
Juan David de verdad que es graciossa esa palabra retenidos, no sé quién la patentó y por qué tanta gente terminó tragándosela. Por esa vía los secuestradores vienen siendo algo asó como retenedores, una palabreja que sino fuera propiedad de los ortodoncistas ya estaría en las primeras páginas de nuestros periódicos.
Con respecto a la pregunta le digo que en las conversaciones con mis "retenedores" muchas veces me tocó hacerme el güevón. Mentir a medias, jugar a la posibilidad de una telepatía con los que están hablando desde la casa, poner cara de ternero huérfano y en ocasiones llegar hasta la mismísima güevonada sin darme cuenta. Por ejemplo ellos me decían que en mi casa estaba negociando la vuelta un tal Carlos y que ese man era muy reaccionario, me pedían información sobre el personaje y hasta que yo pidiera otra persona para hacer el negocio. Yo siempre dije que no sabía quién era el tal Carlos y no me hacía el güevón, simplemente nunca me imaginé que el esposo de mi hermana fuera mi zar antisecuestro, nunca lo ubiqué en ese cargo y cuando decía que no sabía del tal Carlos lo decía convencido. En ocasiones la güevonada tiene sus ventajas. De mis conversaciones ideológicas con los jefes ni te cuento. El tema era Ecopetrol y mi contertulio tenía un paludismo que lo hacía débil en la argumentación.
Aquí va una columna de Guy Sorman en la que se intenta una defensa de Bush y además se pone a Obama como continuador de su obra de gobierno. Juka no te pongás bravo conmigo son cosas de Sorman.
Pascua, ahora que mencionaste a Trujillo, me das la oportunidad de recomendar un tour literario de trujillismo en la cotidianidad de los dominicanos: La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz. Un buen modo de acercarse desde la ficción a los tentáculos del dictador de dictadores latinoamericano.
Me gustó la columna de Andrés Hoyos sobre Obama. Nada nuevo pero todo bien.
Imaginemos
José Saramago
Imaginemos que, en los años treinta, cuando los nazis iniciaron su caza a los judíos, el pueblo alemán hubiera bajado a la calle, en grandiosas manifestaciones que quedarían en la Historia, exigiéndole a su gobierno el final de la persecución y la promulgación de leyes que protegiesen a todas y cada una de las minorías, ya fueran de judíos, de comunistas, de gitanos o de homosexuales. Imaginemos que, apoyando esa digna y valiente acción de los hombres y mujeres del país de Goethe, los pueblos de Europa desfilaran por las avenidas y plazas de sus ciudades y unieran sus voces al coro de las protestas levantado en Berlín, en Munich, en Colonia, en Francfort. Ya sabemos que nada de esto sucedió ni podría haber sucedido. Por indiferencia, apatía, por complicidad táctica o manifiesta con Hitler, el pueblo alemán, salvo alguna rarísima excepción, no dio un paso, no hizo un gesto, no dijo una palabra para salvar a quienes iban a ser carne de campo de concentración y de horno crematorio, y, en el resto de Europa, por una razón u otra (por ejemplo, los fascismos nacientes), una asumida connivencia con los verdugos nazis mantendría el orden o castigaría cualquier veleidad de protesta.
Hoy es diferente. Tenemos libertad de expresión, libertad de manifestación y no sé cuantas libertades más. Podemos salir a la calle miles o millones que nuestra seguridad siempre estará asegurada por las constituciones que nos rigen, podemos exigir el final de los sufrimientos de Gaza o la restitución al pueblo palestino de su soberanía y la reparación de los daños morales y materiales sufridos a lo largo de sesenta años, sin mayores consecuencias que los insultos y las provocaciones de la propaganda israelí. Las imaginadas manifestaciones de los años treinta serían reprimidas con violencia, en algún caso con ferocidad, las nuestras, como mucho, contarán con la indulgencia de los medios de comunicación social y luego entrarán en acción los mecanismos del olvido. El nazismo alemán no daría un paso atrás y todo acabaría igual a lo que luego iba a ser y la Historia ha registrado. Por su parte, el ejército israelí, ése que el filósofo Yeshayahu Leibowitz, en 1982, acusó de tener una mentalidad "judeo-nazi", sigue fielmente, cumpliendo órdenes de sus sucesivos gobiernos y comandos, las doctrinas genocidas de quienes torturaron, gasearon y quemaron a sus antepasados. Podría decirse incluso que en algunos aspectos los discípulos adelantaron a los maestros. En cuanto a nosotros, seguiremos manifestándonos.
Que bueno que un pais pueda autodeterminarse asi de libre sin ninguna condena, si el nuevo presidente va a seguir lo mismo no importa es un pais soberano, pero los otros, esos si tienen que cambiar. que cinismo.
Pascual no me enojo por lo que dicen tus corresponsales, yo voy un poco mas atras de la historia y me pregunto ¿Dónde están las diferencias entre lo que proclamó Monroe y lo que dos siglos después proclama y reivindica Obama en su discurso?
juka habla de libertad en el mundo ,cuando su idolo fidel castro es el mayor castrador de todos, juka decidase usred es comunista,para o mercenario,pues sus opiniones cambian frecuentemente,aunque sin dejar su inclinacion izquierdista leninista.
juka vive del gobierno americano, y es como los perros mal adiestrados,muerden la mano del amo que les da de comer.
Habla de Obama, y vive de las limosnas de su gobierno, al beneficiarse de sus aportyes economicos, cuentenos porque usted recibe beneficios del gobierno americano, es refuigiado o que??
o su afiliacion comunista tiene que ver con esa situacion ??
juka, lo invito a conocer ciudad bolivar en Bogota ,para que vea la realidad del pais, y como uribe nos ha ayudado a realizar programas de reincorporacion social, sin armas, viva uribe y su politica de seguridad democratica, y viva mi nacional.
No se pero me parece que el Luis15 es una mutacion de Pascual, es un desahogo asi pero que no se aguantaba.
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