

Hace un año largo Hugo Chávez lanzó con la espada al cinto su periódico Correo del Orinoco. Además de sumar otra voz oficial a la información en Venezuela para “luchar contra la guerra mediática de la oligarquía”, pretendía tomar el testamento al Bolívar polemista, seguir la huella del héroe que además de dar la batalla con valor intenta justificarla con inteligencia. En 1818, peleando desde Angostura, Bolívar concibió la idea de un diario para contradecir los partes de guerra y las ideas del imperio español, para relacionarse con otros movimientos insurgentes en América y para dar noticia en Europa de la justa causa de la independencia.
Chávez está convencido de seguir la misma ruta del Libertador, y su Correo del Orinoco considera los mismos fines del original que armaba un impresor inglés. Incluso comparten algún símil guerrero: Al momento de pedir la prensa y las letras a su agente en Trinidad Bolívar escribe: “mándeme usted la imprenta… que es tan útil como los pertrechos”; y la enseña del nuevo Correo de Chávez dice en letras rojas: “La artillería del pensamiento”.
Sin embargo, esculcando los esfuerzos periodísticos de los dos militares y políticos venezolanos es posible encontrar algunas interesantes paradojas. Luego de casi 200 años los dos Correos parecen apuntar a objetivos opuestos, se contradicen en sus diatribas y sus lirismos, se diferencian en sus métodos y en su encono.
El Correo del Orinoco de Bolívar, a pesar de las diferencias con Santa Fe en medio de la guerra contra España, se empeña en defender el papel de los granadinos. Cuando Morillo los llama cobardes y dice que solo los venezolanos han impedido la reconquista. Bolívar le entrega una página a Santander para que defienda la bravura de sus huestes. Y luego él mismo dirige las palabras de elogio y aliento a la Nueva Granada: “Reunid vuestros esfuerzos a los de vuestros hermanos: Venezuela conmigo marchará a libertaros, como vosotros conmigo en los años pasados libertasteis a Venezuela.” La unión de Colombia y Venezuela era otro de los objetivos del original Correo del Orinoco: “Los pueblos comienzan a reconocer la necesidad y el precio de su reunión en grandes masas…deponiendo ese pequeño y funesto espíritu de provincia desorganizador de toda la sociedad”.
La última reflexión de Chávez en su Correo propone no solo una división con Colombia sino al interior de su país: “…cuánta burla rastrera y envidia realenga en ese sector que es heredero de la oligarquía paecista y santanderista en Colombia y en Venezuela”. En su tiempo Bolívar escribía un extenso paralelo entre el patriota y el demagogo que bien podría leer el presidente de PSUV: “El patriota nunca pertenece a ningún partido, por que él solo aspira al bien general, solo obedece la voluntad de la nación y nunca puede considerarse partido a la nación.”
El Correo del Orinoco original tiene también defensas de la libertad de prensa que asustarían al Teniente Coronel venezolano, y palabras contra quienes intentan dividir a los patriotas entre blancos, negros y pardos: “¿Por qué ha de haber guerra de colores, guerra de castas, guerra de odios?”. La carta de un lector justificando los insultos de Morillo podría servir como defensa del hombre de Barinas: “Cada uno Sr. es formado por su educación, querer que un jefe que no comenzó su carrera como oficial use el lenguaje más fino, es como pedirle peras al olmo. Sus modelos de elocuencia y guerra desde que aprendió tarde a leer han salido de un catecismo popular”.