martes, 13 de agosto de 2019

El traje nuevo del emprendedor





Leer promesas de candidatos requiere una vacuna previa contra las enfermedades gramaticales y delirios de optimismo. Y preparación mental contra la condescendencia y el lugar común, y buenas defensas para soportar la redundancia. Asumí la ingrata tarea de leer el programa de gobierno del único candidato a la alcaldía de Medellín al que conocen más del 50% de los ciudadanos según la última encuesta de Datexco. El candidato es un antiguo vendedor de pilas que llegó a la política invitado por el expresidente Uribe al puesto 13 de una lista cerrada al senado. Malos augurios. En su curul solo tuvo una sonada intervención, corta pero elocuente: un hijueputazo dedicado a una contradictora. Pero su programa de gobierno, cuadernillo lo llamaré en adelante, habla de sus participación en grandes debates y “control político respetuoso y propositivo”.
Su primer lugar en las encuestas obedece a la triste nemotecnia electoral, al nombre y los posibles votos heredados de su padre, presunto beneficiario de algunos votos y favores de paramilitares. Pero esa es otra historia. Concentrémonos en el cuadernillo de 125 páginas. Lo primero es que tiene mucho de propuesta de “emprendimiento”, una de las palabras que suena como campanilla en cada párrafo. La inexperiencia de los que lo intentan por primera vez, los llamados grandilocuentes a referentes internacionales, el desconocimiento del día a día más allá del boceto optimista y la creencia según la cual decir tres veces lo mismo es decir más. También tiene el vocabulario aprendido y vacío de quienes han ido a cuatro conferencias de gurús internacionales en un año: gobernanza, innovación, ecosistema y resiliencia.
Lo primero que llama la atención es su delirio por convertir la administración en socia minoritaria de los empresarios. Cuando usa la palabra progreso habla de “una administración pública al servicio del empresariado, a la consecución de inversión y turismo para la ciudad, y a la formalización de quienes no tributan”. De ahí se viene la cascada de propuestas de Alianzas Público Privadas para cárceles, ampliar el Atanasio, museos, renovación urbana e infraestructura vial. Por último llama a EPM a seguir el ejemplo del GEA y convoca al comité intergremial para nombrar el gerente la empresa de servicios públicos. Todo sin mencionar a HidroItuango. Me hizo recordar algunos contratos de Tronex, la empresa donde vendía pilas, con el departamento cuando su papá era gobernador.
En los temas de seguridad invoca las cámaras, exitosas en Jerusalén, con sensores de reconocimiento facial y ubicación de armas, explosivos y drogas en vehículos. Eso sí, combinadas con las luces LED azules de Tokio y sus efectos tranquilizantes. También clama por mejor espionaje y pone a Laureles y El Poblado como referentes para las demás comunas. Me imagino que piensa en una APP con empresas de seguridad. En educación no habla de la deserción creciente a los 15 años sino de la programación de códigos fuente en noveno y décimo grado. Y cuando los profesores de colegios públicos ganan casi igual que los vigilantes busca convertir a Medellín en el Boston de Suramérica.
Menciona tres veces la palabra equidad y confunde “movilidad social” con “movilización social”. Y como no se traga a esa gente que todo lo quiere gratis, pide que quien haya recibido un subsidio lo cubra limpiando parques o calles. Pero es humano y por eso cuando habla de la necesidad de una sociedad feliz termina apelando a la disciplina, el ahorro, la excelencia, la puntualidad, las metas ambiciosas y el respeto a las normas establecidas, una mezcla de curso por comparendo y autoayuda.
No puede ser que le entreguemos el emprendimiento de La Alpujarra a un heredero que, como lo demuestra su cuadernillo, no tiene una sola idea sobre la ciudad.


9 comentarios:

Atisbador dijo...

Censores, de cuáles?

Atisbador dijo...

Censores o sensores o ambos

Atisbador dijo...

Qué será lo que quiere con quien haya trabajo. Pero, en fin, rabo de ají también es humano. y debe estar muy ocupado para releer lo que escribe. Ojalá deje tanto oficio vano.

Pascual Gaviria dijo...

Muchas veces las columnas se escriben así, un poco a contrareloj y así uno de la última mirada se van cosas. Siempre se necesita un ojo ajeno para atisbar lo que el propio no ve. Y no culpo a los encargados en El Espectador, ellos tienen que corregir y montar al menos 10, y seguro la mayoría, como yo, mandan sobre el tiempo. Gracias por su lectura y corrección.

Manuel Fernando dijo...

¿No se torna tedioso leer cartillas llenas de palabras rimbombantes de las cuales el escritor no sabe ni qué significan ni cómo utilizar?

Pascual Gaviria dijo...

Claro, es posible que sí, pero hay diferencias, por ejemplo, esta no es una cartilla, es una simple cuartilla, y además, no pretende ser credencial para decir que tengo ideas serias sobre un ciudad tan compleja como Medellín, y conozco sus problemas, y he pensado en sus posibles soluciones; esta es solo una opinión sobre un candidato que nunca ha tenido presencia en lo público, que nunca ha dicho nada sobre la ciudad, que Medellín solo conoce por heredar un nombre y un apellido, y por ser señalado por un padrino.
Sobre el tedio de leer, reconozco,la gente puede aburrirse leyendo la cuartilla, esa sí es mi culpa. Saludos.

herlo dijo...

Mmm sabe pascual que lo peor es que gane, con esa maquinaria que tiene, preocupa otra vez que le ayude más su respaldo que sus argumentos

Mao dijo...

Totalmente de acuerdo con vos Pascu 👍🏻

Unknown dijo...

No pudo hacer un mejor retrato que, sin mencionar el nombre ya se deduce a quien. Se refiere, lástima un poco tardía la columna para que hubiera servido de análisis y toma de consciencia para algunos pocos, claro que nuestra sociedad como resultado de la educación deficiencia no es que haga mucha reflexión.