miércoles, 12 de marzo de 2025

El cariño verdadero

 Benedetti y Petro: la amistad improbable que mueve la campaña - La Silla  Vacía


Gustavo Petro es un hombre arriesgado, le gustan las osadías, retar a las galaxias, mostrarse desafiante. Un político que no solo no rehúye las peleas sino que las busca con un dejo de irresponsabilidad. La condescendencia lo aburre tanto como el Palacio y lo entristece tanto como el ejercicio presidencial. La revolución debe mostrar los dientes. Y cuando el reto es contra los más grandes poderes pues el presidente pasa del gusto a la excitación. Lo demostró con su round contra Trump una madrugada de domingo. Y son múltiples los ejemplos de sus desdenes con gremios, partidos, periodistas, gobernadores, alcaldes y hasta comandantes del ELN.

Creo que detrás de su decisión de poner a Armando Benedetti como vanguardia de la retaguardia de su gobierno hay mucho de ese gusto por la camorra. Se han juntado dos buscadores de pleito, el presidente con sus ataques jactanciosos y su escudero con las arremetidas desbocadas. En esta ocasión Petro decidió retar a sus compañeros y detractores. El establecimiento, la oposición, sus funcionarios incondicionales, sus amigos del Eme, los medios, su familia, su vicepresidenta, los funcionarios que lo aman y hasta sus focas en las redes estaban en contra de la llegada de Armandito al primer círculo del gobierno del cambio. Pero Petro decidió que era el momento de las segundas oportunidades y que ese capataz de campaña era el mejor símbolo del frente amplio, del gobierno multicolor que debe reemplazarlo en el 2026.

Benedetti ha dicho que organizó más de cien manifestaciones durante la campaña y que hizo, durante ocho duros meses, los trabajos que nadie dentro del Pacto quería o sabía hacer. “¿Si a uno no le toman cariño por eso entonces por qué?”, se preguntó el ahora ministro del interior hace unos días. No por casualidad Benedetti ha estado en las campañas presidenciales de Serpa, Uribe, Santos, Vargas Lleras y Petro. Y se puesto la camiseta del Partido Liberal, el Centro Democrático, Cambio Radical, el Partido de La U y el Pacto Histórico. Cuando ganaron sus candidatos Benedetti tenía su juego en el Congreso y el ejecutivo era más su agencia de empleos que su lugar para ejercer el poder directamente. Pero Petro se atrevió, le molestó esa unanimidad contra un hombre costeño, franco hasta la crueldad, rumbero, sudoroso en las campañas, cruzado contra la mojigatería conservadora, manzanillo a la vieja usanza.  

Creo que los supuestos guardados de Benedetti son en realidad los secretos de la amistad, de una complicidad que solo entienden quienes vivieron aventuras inolvidables. A la manera del adolescente al que le prohíben la cercanía con su compañero calavera, el presidente se ha aferrado a Benedetti, su compañero en el “contacto popular”, su compadre de tablao. Roy, un hombre con recorrido y efectividad política similar a la Benedetti, no tiene esas condiciones. Más taimado, más culto, más sobrio. Por eso Roy está en el frío Londres y Benedetti en la candela.

Las predicciones decían que al final del gobierno Petro cerraría su círculo, la gente del Eme sería su primer anillo y vendría la radicalización. Pero el pragmatismo ha dictado otro guión. Y Petro, a pesar de sus mandamientos ideológicos, taras muchas veces, sabe que las campañas no saben de planes de gobierno ni comen de filosofías. En medio de ese realismo electoral, el presidente encontró el afecto, la amistad natural e insolente, mucho más valiosa que el amor que se declara, como en las telenovelas, en horario triple A.

 

 

 

1 comentario:

Sixpence Notthewiser dijo...

Pues bueno, que te digo, si lo has dicho todo?
Y además, nunca está demás un buen bromance, no?

XOXO