La Fiscalía ha pasado de las acusaciones a la defensa en causa propia.
Tiene múltiples maneras de abogar en favor del Fiscal General y su largo
recorrido de negocios, vueltas, transacciones y enmendaduras. Sabemos que
Néstor Humberto Martínez era algo así como el Corrector General de los
entuertos del Grupo Aval como socio de Odebrecht. Para su defensa se usan
comunicados, declaraciones, hilos en Twitter y sonoras noticias de acusaciones,
detenciones o acuerdos. De otro lado, el difícil e incierto equilibrio del
Fiscal termina por ocultar el desenlace de acusaciones cojas y medidas
temerarias que se han hecho costumbre. De modo que el mecanismo por un lado
oculta los líos del jefe y por otro las deficiencias de sus subalternos.
Dos noticias recientes en Antioquia dejan ver algunas perversiones
acusatorias. La primera tiene que ver con la libertad concedida a Santiago
Gallón Henao. La Fiscalía descargó como es costumbre la responsabilidad en el
juez de control de garantías y los medios siguieron esa ruta. Pero el trayecto
muestra la fallida y desleal apuesta de los acusadores. Gallón Henao fue detenido
acusado de narcotráfico. Setenta días después se intentó una audiencia de
acusación que terminó frustrada por la no comparecencia de todos los acusados.
Luego los defensores propusieron un preacuerdo donde Gallón admitía cargos. La Fiscalía
lo firmó y quedaron a la espera de la decisión de un juez de aprobar o improbar
el acuerdo. Durante ese lapso se suspenden los términos. Esa suspensión se hace
para que los defensores no renuncien al acuerdo a última hora y pidan
libertades por vencimiento de términos. Mejor dicho, para que no simulen la
voluntad de un acuerdo para lograr una libertad abusando del derecho. En este
caso quien renunció al acuerdo a última hora fue la Fiscalía. Antes de la
audiencia dijo que ya no le gustaba ese arreglo y que como los términos estaban
suspendidos, Gallón Henao debía seguir en la cárcel aunque la detención iba a
cumplir 300 días sin cuando el plazo legal marca 240. La Fiscalía pretendía
aplicar al acusado la misma treta prohibida a la defensa. Gallón Henao quedó
libre y los fiscales señalaron al juez de garantías.
Con la detención del alcalde de Envigado el Fiscal General sacó a relucir
sus “Bolsillos de Cristal”, habló de pulcritud y se refirió en tono socarrón al
manejo de natillera que le daban a los recursos del municipio. Incluso mencionó
un lote de 50 millones que se pretendía vender al municipio en 1300 millones. Una
hora de investigación habría dejado claro que los 50 millones eran el avalúo
catastral y que empresas calificadas mostraban un avalúo comercial de 1300
millones. Muy pronto quedó claro que no había peculado porque nunca se
comprometieron recursos públicos y el lote no se podía comprar sin aval del
Concejo. Se trataba de una transacción entre particulares, una estafa del dueño
del lote que vendió una factura falsa (expedida por la secretaría de hacienda)
a una empresa de Factoring. Tampoco había celebración indebida de contratos ni contrato
sin cumplimiento de requisitos. Solo una falsedad en documento público que el
fiscal del caso no mencionó. De forma similar se cayeron los otros dos casos
que llevaron a la captura del alcalde. Al final el juez impuso la medida que lo
separó del cargo por una conversación con un concejal para que no cerrera una
cantina. De modo que la Fiscalía cojea y luego señala a los jueces porque la
justicia no llega. Uno de los tristes argumentos en las audiencias fue un “huele
a delito”. Un indicio que no es digno ni para una acusación periodística. La
cabeza de la fiscalía pierde legitimidad y el cuerpo carece de rigurosidad.
2 comentarios:
Cada vez que te leo, me pregunto cuándo se va a acabar este tren de corrupción. Luego me respondo a mi mismo y no me gusta lo que oigo....
El fiscal debe renunciar, Colombia no confia en el y por ende en la fiscalía.
Publicar un comentario