martes, 5 de abril de 2011
Política menor
La política de pueblo de cuatro esquinas, el viejo proselitismo que debe parecerse un poco a la misericordia y a la usura, la sede de campaña convertida en paño de lágrimas y granero improvisado será siempre una idea imbatible. Como la venta al menudeo. Entre nosotros sobran los ejemplos de políticos grandes, hablo de votos e influencia, gracias a sus pequeñas ambiciones, a su dedicación casi exclusiva al patio que los vio nacer. En Colombia es posible ser un senador con voz y voto en la capital por el simple hecho de regentar las secretarías de un palacio de gobierno con municipio.
El método es más o menos simple. Se empieza desde las iglesias, las empresas de chance, las juntas de acción comunal o la secretaría de obras públicas. Algo de discurso y algo de concreto para que las reuniones políticas tengan sentido. A la microempresa electoral la debe acompañar la oficina de recursos humanos de una empresa con mano de obra suficiente. Un mecenas oscuro se encarga de los patrocinios que hagan falta, el carro blindado y demás asuntos de seguridad. Es importante que el jefe político sea de extracción humilde, entienda los gustos y las maneras de sus futuros incondicionales, que sea un ejemplo de ascenso social digno de admiración y evoque a Marco Fidel Suárez, por decir algo, que vivió su infancia en una casa con techo de paja y piso de barro en su natal Hatoviejo.
El mismo terruño que hoy se llama Bello y que ofrece una muestra cabal de la figura de que hablamos. Oscar Suárez Mira creció en un hogar humilde, trabajó manejando una volqueta en su municipio, se dedicó a las tareas comunitarias, estudió derecho en las noches, fue un burócrata de planilla en mano y a mediados de los noventa encontró el primer premio con la alcaldía de su pueblo. Hugo Albeiro Quintero, hombre con 1000 choferes a su cargo, patrón de Bello, una de las fichas más excéntricas e independientes en la trama paramilitar en Antioquia, fue durante años compadre de Suárez Mira. Eran los tiempos del helicóptero en vez de la volqueta y de los buses a todos los barrios. El entusiasmo electoral por el político conservador hecho a pulso se fue convirtiendo en una especie de obligación: al que no daba el voto le llegaba el sufragio. En las elecciones para Congreso de 2006 Oscar Suárez Mira obtuvo el 81% de los votos del municipio y fue el mayor elector en Antioquia. Más de una cuarta parte de sus electores los consiguió en su hato viejo. Sobra decir que en ese momento su hermana era la titular del palacio municipal en Bello. En las recientes elecciones para congreso Olga Suárez Mira reemplazó a su hermano como baronesa conservadora y obtuvo la quinta votación nacional.
El ejemplo de los Suárez Mira se repite en Magangué con Enilce López, quien empezó tirando las cartas, encontró la suerte de las loterías, luego la colaboración en bloque de algunos paisanos y logró ser la madrina de todo el pueblo. Esos políticos menores, algo impresentables por fuera de sus señoríos, incómodos en las entrevistas y pintorescos en las convenciones se vuelven imprescindibles. Y los candidatos de mejor familia no pueden más que darles un abrazo y pedirles una mano. Suárez Mira fue un aliado clave de Luis Alfredo Ramos y la carta ganadora de los godos en Antioquia hasta que se atravesó la Corte. Y el liberalismo, con aire vergonzante, ha mantenido sus candidatos sórdidos. Hasta el mismísimo Juan Manuel Santos tuvo a César Pérez García, un capo de Remedios, Antioquia, en su oscuro baúl de campaña. Días antes del poder y la metáfora de la urna de cristal.
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9 comentarios:
Buena historia electoral de los Suárez Mira
Hugo Albeiro Quintero. Un para-noico
Testigos fríos
Durante mucho tiempo se dijo en Antioquia, por parte de los hombres de empresa, que la política era un asunto de negros. Negro era un calificativo para los pueblerinos que llegaban a conseguir votos: Bernardo Guerra Serna desde Peque, César Pérez desde remedios...
Las fotos: Oscar Suárez en el medio de la mesa directiva del congreso; su hermana, sin micrófono, oyendo un bello discurso; y abajo la joya de Hugo Albeiro Quintero.
Este man de Quintero también tuvo que ver con falsos positivos según ese artículo de semana, pero no entiendo bien si a la final se pudo descubrir algún nexo con Montoya o con los del batallón Pedro Nel Ospina.
Eso queda como en el aire...
Pero lo bueno es que de pronto se le destape esta otra olla al general retirado ahora que posiblemente lo traigan para que responda por la finca de veraneo...
Respecto al clásico de hoy, dos cosas:
La primera, total acuerdo con una nota breve de El Mundo sobre la actitud de Juan Carlos De la Cuesta, quien amenazó retirarse de la mesa de convivencia en el fútbol, porque las medidas tomadas en el reciente consejo afectan la venta de camisetas de su club. Además señaló que los castigos deberían aplicarse en este caso sólo contra el Medellín, porque sus hinchas fueron los de los disturbios.
Que coja seriedad, en los primeros videos eran hinchas del rojo, pero luego aparecieron los de hinchas verdes también causando daños.
El problema no es una barra sino los des adaptados que se infiltran en las dos.
Segundo, gana el rojo 2-1
Sé que los habitantes de Bello son testigos de la manera tan frentera como se relacionan los Mira con los delincuenticos del municipio. Me imagino que creyeron que la justicia era para los otros pero no para ellos.
Me causó gracia aquello de que al que no daba el voto le llegaba el sufragio.
Nerón por un segundo me alcancé a emocionar, creí que en este momento iba ganando el Medallo. Snifff
buena columna...
eso sí, lo de politicos de buena familia tampoco los salva... o de que familia se habla?????
El DIM se acabó vamos por el Pachuca, ahora.
Y sigo con mi cantaleta no me importa, los que con sus palabras terminaron avalando esto se lo merecen.
Mire Pascual para que entienda de qué hablaba cuándo me refería de estado policial en la de Antioquia. ¿Se acuerda cuándo se refería a mi como paranoíco?
http://pupilainsomneparpadoabierto.blogspot.com/2011/04/agresion-policial-udea-31-de-marzo-de.html
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