Leí con calma y con tedio un resumen de los supuestos hallazgos, o mejor, las señales que según la Contraloría deben mirarse con cuidado en busca de un detrimento patrimonial.
El primero es una bonificación entregada por la junta de Emtelsa a su Gerente por el éxito comercial y la “participación en nuevos mercados”. El bono, como lo llaman en el sector privado, consiste en un Nissan avaluado en 33’000.000 de pesos y una cifra igual en efectivo.
Cuando las empresas del Estado entran a buscar mercados no les queda más que conseguir gerentes con capacidad de ganar las peleas comerciales. Para eso deben emular los incentivos de sus competidores o condenarse a tener supernumerarios muy baratos que llevan a quiebras muy caras. Habrá que preguntar si el señor Fernando Montoya Salazar hizo méritos, demostrados en el balance de su empresa, para merecer las bonificaciones. Pero en principio no veo nada extraño.
Lo segundo que encuentro, con sorpresa, por el ruido ha hecho el presidente de Concejo que ya habla de corrupción y despilfarro, es una frase contundente de la Contraloría: “…se realizó un estudio especializado de los documentos que soportan legal, técnica, financiera y contablemente las operaciones realizadas por UNE EPM durante el año 2010….verificando el manejo correcto de los fondos y bienes y el cumplimiento de los principios de gestión fiscal de economía, eficiencia, eficacia y valoración ambiental.”
Luego la Contraloría hace unas salvedades a esa calificación sin tacha. La primera tiene que ver con la posible negligencia al cobrar los seguros de buen funcionamiento de 35 motos 125 c.c. La segunda por el pago de multas e intereses de mora.
Creo que estas dos son dudas menores. Las multas son casi imposibles de evitar y si constituyeran corrupción pues las Superintendencias de una vez librarían la orden de arresto a los directivos. Que se deben corregir administrativamente no hay duda, pero que constituyan corrupción tal vez no. Sobre el cobro de los intereses de mora se puede predicar más o menos lo mismo. Y si la cuantía no es desmesurada hacen parte del flujo normal de los negocios y en algún momento de estrategias para la defensa judicial.
El tercer pero es tal vez el más importante. Por la cuantía y por algunas palabras de Contraloría. Se habla de pagos irregulares en bonificaciones y planes de retiro voluntario y en algún momento la Contraloría califica esos pagos como “donaciones”. El monto es de 1955.666.630 millones.
Sobre las bonificaciones ya dije algo. Hay que mirar los 900 millones largos girados a tres ex funcionarios. Una directora de ventas y mercadeo, una vicepresidente de mercadeo y una gerente regional. Es bueno aclarar que esos documentos de terminación de contrato por mutuo acuerdo hacen parte del código sustantivo del trabajo y en este caso obedecían a las necesidades de reacomodo luego de la fusión entre Orbitel y EPM telecomunicaciones. Es lógico que se superpusieran algunos cargos.
Creo que lo único que habría que preguntar en este caso es cuánto vale una indemnización de un empleado de ese nivel al momento de un despido. Es bueno recordar que las demandas por esa vía se convierten en una cuenta larga que suma salarios y otras arandelas hasta el momento del fallo 5, 6 o 7 años más tarde. Tal vez sea más cómodo firmar el despido y que la cuenta la pague otro en un periodo posterior, pero sin duda puede ser más barato para la empresa.
Para cerrar creo que vale la pena mostrar un argumento clave. La comparación a UNE con ETB y la Empresa de Teléfonos de Cali. Cuál vale más, cuál se ha manejado mejor. UNE es el primer prestador de Internet en Colombia y el segundo en Televisión.
¿Será que ha sido manejada con las patas del despilfarro? En ocasiones jugar al vengador anticorrupción no deja más que el traje del superhéroe sin poderes.
3 comentarios:
"1955.666.630 millones"
eso es muchisima plata.
Anónimo 19:57 sin duda que es muchísima plata. Está repartida en variadas bonificaciones e indemnizaciones. Las más cuestionadas son de cerca de 900 millones a los tres empleados que menciono. El caso es que si no nos acostumbramos a que los manejos gerenciales de las empresas públicas en franca competencia, en mercados duros, sean parecidos en flexibilidad y valores a los de las empresas privadas, pues más vale no competir. O competir con las reglas y los escalafones que llevarán sin duda a la ruina.
Pascual, yo creí que te habían invitado a la farra del Colombiano. Parafraseando a Vladdo, es la prueba de que sí hay mal que dure cien años... Mejor dicho, la mejor conservada de las momias conservadoras...
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