martes, 14 de julio de 2009
Elogio de la traición
La ambición política, las pugnas burocráticas, las rencillas ideológicas y la rapiña electoral son bienes públicos inestimables. Cada cierto tiempo se encargan de voltear el canasto de alguna camarilla política y dejar al descubierto las frutas podridas que la armonía del trabajo en equipo se esfuerza por esconder. Cuando los políticos se traicionan la sociedad obtiene una pequeña victoria. Por un lado está el espectáculo siempre emocionante de ver a un hombre público arreglando sus saldos en medio del desconcierto, la furia o el descaro. Esa es apenas la ganancia frívola y maliciosa. Está además la utilidad que supone desactivar, o al menos hacer visible, un sutil mecanismo administrativo que sirve para proveer poder a unos pocos a cambio de incomodidades y rentas agregadas para la mayoría.
La cercanía de las elecciones logra que los políticos se vuelvan más susceptibles, más paranoicos y más recelosos que de costumbre. Es hora de tapar algunas cartas y soltar los coloridos comodines de la mezquindad. Para los espectadores es el momento de olvidarse del combate entre los antagonistas de siempre y mirar con atención las escaramuzas entre los copartidarios. Ahí se encuentra la dosis de veneno más justa y más letal.
Las últimas semanas han dejado interesantes y reveladoras grescas al interior de distintos partidos y administraciones. Se han gritado los camaradas, los devotos de la iglesia de Palacio y los aliados de los ángeles de Alas Equipo Colombia.
En el Polo Democrático las palabras de Carlos Vicente de Roux dejaron la impresión de que el partido es un obstáculo para la administración de la ciudad. Parece que la burocracia municipal es solo un instrumento para dominar a un Polo Democrático tan brioso como glotón. Y parece que Jaime Dussán se comporta como un barón electoral que arropó con sus votos al candidato a la alcaldía de El Difícil, por decir algo. Mucho partido y poco alcalde.
Por los lados de la Casa de Nariño los pleitos se han dado en un escenario natural para el ejecutivo: los tribunales. Las deposiciones de Manuel Cuello Baute ante la Corte Suprema han dejado más o menos claros los ejercicios de persuasión que practica el gobierno. De vez en cuando los funcionarios de segundo nivel, encargados de repartir las raciones y llevar la contabilidad, se sienten despreciados por sus jefes y deciden ejercer el supremo poder de la delación. Aquí la novedad no es la confirmación de una práctica corrupta desde hace mucho tiempo, sino los detalles de procedimiento, la manera simple como funciona la maquinita política del papel sellado.
Por los lados de la Gobernación de Antioquia el envión contra la mano del amo vino por parte del diputado César Eugenio Martínez, director de Alas Equipo Colombia en el departamento. Según Martínez el gobernador sigue mirando a los alcaldes como sus promotores políticos: los hace venir tres veces por semanas al edificio de La Alpujarra en Medellín, maneja la oficina de atención de desastres con lógica de director de campaña y tutela las administraciones municipales con el mazo de sus votos y su popularidad.
Hace casi 20 años dos politólogos franceses escribieron un libro llamado Elogio de la traición. Según su tesis la traición no es un defecto político sino una necesidad, casi una virtud de adaptación en un medio lleno de trampas e incertidumbres. No estaría mal que la reforma política pensara en quitar los límites a los tránsfugas partidistas, como una especie de exclusa necesaria para la falsía y la denuncia, para lograr una política igual de sucia pero más transparente.
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7 comentarios:
Este asunto si es tan común como los carteles y anuncios de avenida o los bien ponderados sancochos de barrio. Pero es una estrategia hasta moderna. A mi si me parece que Vargas es el ejemplo clásico de disidencia. Le trabajaron la cabeza y al final montó su competencia aparte.
Muy buena columna, Pascual, esa pluma tuya se pule con mucha facilidad.
Salud.
Pascual:
En la columna de José Obdulio Gaviria de hoy en El Tiempo, tiene otra interpretación a lo que dices al respecto en tu "Elogio de la traición". Es interesante ver el contraste, por supuesto, entre ambos.
De José Obdulio no hablo porque estoy empeñado en guardar silencio a todas los desprósitos o sandeces de este gobierno autista y sus aúlicos perpetuadores.
Es verdad Tarantini, no es sino comparar. Eso es mucho perro hijueputa, yo me habia prometido no volver a leerlo, por culpa de Tarantini la leí.
Es verdad lo que dice Neron que estas columnas de Pascual son muy tesas, pero hay que leerlas despacio, porque a el la poesia le quedo gustando y a uno se le queda mucha metafora en la primera lectura, yo las leo varias veces. Esta columna esta muy esclusiva.
Una cosita acerca de la conciencia critica de este blog, a una pelada conocida un amigo la llamaba "pepe grillo", yo no sabia porque, el me dijo "es la voz de la conciencia".
La verdad es que JOG es el cinismo en pasta. Se necesita tener la cara muy dura para escribir esto:
"Ahora es Cuello Baute y su versión torcida de los nombramientos de notarios, asunto que vivió y padeció el país hasta cuando este gobierno, por iniciativa propia y con aprobación del Congreso, decidió acabar con la piñata. Hoy, cualquier nombramiento de notario es asunto técnico, producto de un sofisticado y muy vigilado concurso."
De traiciones a sus copartidarios está llena nuestra historia como república. Lo triste es cuando los políticos se traicionan a sí mismos, dejando ver su pobreza de principios, doblegándose ante el mejor postor. Cito dos ejemplos:
1. Noemí Sanín alguna vez dijo "votar por AUV es como votar por Carlos Castaño". No obstante, mojó cuco cuando le ofrecieron chamba en la embajada.
2. Ídem para Andrés Pastrana.
Hay miles de ejemplos. Ahora se me escapan.
A veces la traición es buena. En España el ex Presidente Adolfo Suárez traicionó al franquismo y eso trajo la democracia.
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