Hemos terminado mirando los colegios desde lejos, por entre la reja de las
pruebas internacionales. Evalúan a nuestros estudiantes y comienzan las
preguntas a los expertos y los funcionarios. Y los juicios sobre los profesores.
También aparecen los datos de cobertura y las fotos de los edificios (¡mega
colegios!) que se han construido durante las últimas décadas. Pero casi nadie se
asoma a los salones, a los cuadernos, a las planillas obligatorias, a los
procesos disciplinarios, a las casas de los estudiantes, a las fichas de la
policía de infancia y adolescencia que ya es protagonista en los recreos.
Tal vez nuestras ciudades no tengan un espacio más complejo y que plantee
más retos que los colegios públicos. El embarazo adolescente es una plaga que
sigue creciendo, los homicidios son cada vez más un asunto de menores de edad y
la deserción implica una promesa de trabajo para muchos jóvenes que desprecian
el discurso escolar y cualquier tipo de autoridad. Una pequeña charla con un
rector y profesores de colegio termina siempre en la Fiscalía. Luego de casi
una década de laxitud extrema frente a los alumnos, la ley ha intentado volver
a poner orden en los salones con la ayuda del ICBF y la policía. Los profesores
declaran en procesos penales y los rectores están obligados a denunciar las “fechorías”
que rayan el código penal. Al rector no le vendría mal la estrella del Sheriff.
Mientras tanto la ley y los acuerdos municipales se han encargado de
convertir a los colegios en una especie de miscelánea de discursos, de modo que
los profesores terminan obligados a los oficios varios frente al tablero. En el
Concejo distrital avanza el acuerdo para crear la “Cátedra Bogotá” que incluirá
temas de educación sexual, educación vial, prevención del consumo de tabaco,
alcohol y sustancias psicoactivas, prevención de la corrupción, prevención de
la violencia de género y estudiantil, cultura de paz y protección del medio
ambiente. La idea es que todos discursos se trabajen de manera “transversal” con
las clases tradicionales. O sea Física y educación sexual, matemática y
prevención de la corrupción, biología y medio ambiente, español y cultura de
paz. En Medellín se dicta también emprendimiento, competencias ciudadanas,
afocolombianidad y otras tantas arandelas que le han corrido el butaco a la
geografía y la historia, por decir algo.
De modo que los alumnos oyen un sermón sobre el respeto a la diferencia y la
vitalidad de los pueblos negros pero no saben dónde queda el río Atrato.
En ocasiones, detrás de ese afán por enseñar a ser buenos y a cruzar la calle,
ha llegado el enjambre de los oenegeros que suelta el discurso y cobra el
cheque. Los profesores se hacen a un lado y llenan las planillas para que la
burocracia de las secretarías de educación sienta que todo marcha según el
cronograma en la oficina. En el peor de los casos quienes dictan las cátedras
ciudadanas son apoyados por los pillos que imponen sus reglas en presupuestos
participativos. El combo de la cuadra termina editando la cartilla sobre
prevención de la ilegalidad.
Pero si las leyes no arreglan los resultados es necesario encontrar
soluciones con apariencia de autoridad. Se inventan entonces dos horas más para
profesores sin salón o proponen, como es el caso de la Más Educada, que les
descuenten el tiempo de los recreos. No importa que deban servir de guardianes
y testigos en juicios penales. Valdría la pena una semana obligatoria para
políticos y burócratas en los patios escolares.
5 comentarios:
Que bueno Pascual que quisiste dar una mirada mas profunda del rol de los educadores,donde la ley 30 y la ley de infancia y adolescencia resumen al educador como un sujeto sobre el que recae la acción por que tiene las manos atadas, su profesionalismo atado, su dignidad atada... y mientras tanto crecen las generaciones sin responsabilidad, sin normas, el resultado se percibe
en la sociedad actual.
Que bueno Pascual que quisiste dar una mirada mas profunda del rol de los educadores,donde la ley 30 y la ley de infancia y adolescencia resumen al educador como un sujeto sobre el que recae la acción por que tiene las manos atadas, su profesionalismo atado, su dignidad atada... y mientras tanto crecen las generaciones sin responsabilidad, sin normas, el resultado se percibe
en la sociedad actual.
El problema es el exceso de expertos que son expertos porque así se declaran a sí mismos. http://deafan.blogspot.com/2014/02/los-mastros-la-disculpa-de-siempre-y-la.html
Y como se formaron los ambientalistas? y ahora se creen los duelos del mundo o los más expertos; así no sean profesionales en el campo. El gran problema en el sistema educativo; pues no se puede tener profesores licenciados, especialistas o magister; si en la práctica; por mas que se maneje un tema, el nivel de exigencia hacia los educandos se limita a que éstos; por su multilpicidad de inteligencias; aprenden a su ritmo, en la forma que quieran y cuando quieran; o a que s e debe que haya que hacerles todo tipo de recuperaciones para que obtengan sus logros aunque sea de forma aceptable?
Si señor; el problema ES EL SISTEMA EDUCATIVO tan permisivo y alcahueta que hay hoy en día. DIOS LES BENDIGA!
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