Es lógico que las encuestas muestren la inseguridad en las ciudades como
el principal problema del país. Aparte de de que las preguntas se hacen sobre
todo a sus habitantes y no a los de las zonas rurales, los números muestran un
estancamiento en la mejoría de las cifras de homicidio en las capitales. Además,
las redes sociales han hecho de los atracos una versión en línea de las páginas
rojas y los diarios amarillos. Pero esos son los delitos de menos. En
homicidios Medellín y Cali mostraron pequeños aumentos, entre 5 y 10%, en los
casos de muertes violentas en el primer semestre del año, mientras Bogotá y Barranquilla
tuvieron cifras muy similares a las reportadas en 2015, apenas un poco por debajo.
Al parecer Bogotá completará un lustro rondando los mismos 1300 homicidios anuales,
Cali no logrará bajar su tasa de 57 homicidios por cada 100.000 habitantes que
dobla el promedio nacional, Medellín llegó al tope de su reducción para
encontrar un vaivén entre los 500 y 600 homicidios cada año, una cifra que
depende sobre todo de las decisiones de los ilegales, y Barranquilla sostendrá
sus muertos que marcan cerca del 75% de las víctimas de la violencia en el
Atlántico. Las 4 ciudades aportaron una tercera parte de las muertes violentas
en Colombia en el primer semestre de 2016.
Según las cifras de la policía en el primer semestre del año se
presentaron 5802 homicidios en todo el país. Lo que significó una reducción de
331 casos con respecto al mismo periodo de 2015. El año anterior la reducción con
respecto al 2014 fue de 1150 homicidios. Cali y Medellín que marcaron las
reducciones más significativas al total nacional en los últimos años, han
dejado de aportar sus mejorías y ahora podrían poner más víctimas que en 2015.
Entre las capitales Cartagena, Pereira, Manizales, Tunja, Bucaramanga y
Villavicencio han mostrado números alentadores en los primeros seis meses del
año. La violencia homicida sigue concentrada en centros urbanos y zonas de
conflicto ligadas a la coca y la minería ilegal. Los 50 municipios más poblados
aportan casi las dos terceras partes de los homicidios que se cometen en
Colombia.
Una cifra llama la atención en medio del informe entregado por la
policía: en 458 municipios no se presentó un solo homicidio en el primer
semestre del año. Nos hemos acostumbrado al estribillo de la violencia
generalizada y para todo el mundo es una sorpresa, casi una mentira probada,
que en cerca de la mitad de los municipios del país no se maten a machete o a
plomo. La cifra es bastante superior al número usual de municipios sin muertes
violentas que se ponen en lista de honor cada año. En el 2015 fueron 292 (26%)
los que terminaron sin diligencias de levantamiento; y en la última década la
cifra se ha mantenido entre 331 en el 2013 y 239 en 2007. La mayoría de esos
municipios están ubicados en Boyacá, Santander y Cundinamarca, departamentos
con las tasas más bajas en el país y que han mantenido fortines pacíficos a
pesar de la ronda de chulos. El aumento de municipios sin muertes violentas,
teniendo en cuenta que todavía faltan seis meses por vivir, puede estar
relacionado con las mejores cifras en Caquetá, Putumayo y Meta donde el cese
unilateral ha bajado tensiones y disparos.
En todo caso se confirma que el conflicto armado es solo una pequeña
parte, cerca del 15%, de nuestra violencia homicida, y que los habitantes de
las ciudades ven las perspectivas de la paz desde el miedo en la ventanilla del
bus o en la esquina.
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