En la discusión sobre el consumo de
drogas por parte de escolares los datos suelen leerse como un insumo necesario
para la alarma, unos números claves para la histeria, un justificante para
hacer algo, lo que sea, una medida enérgica, un tranquilizante para los padres.
Leer los datos con mesura será visto como una alcahuetería. Es necesario
encontrar en ellos, a como dé lugar, como lo demostró el reciente artículo de
la revista Semana, motivos para el pánico.
Sin embargo, el último Estudio
Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar realizado
en 2016 por los ministerios de educación, salud y justicia en compañía de la
OEA, en el que participaron un poco más de 80.000 estudiantes de los grados
séptimo a once de colegios públicos y privados del país, deja ver algunas
mejorías, algunas cifras para la preocupación y algunas posibles claves para
actuar más allá del grito en el cielo y la excitación gubernamental.
Lo primero es una disminución sostenida
desde 2004 en las cifras de consumo de alcohol y cigarrillo. Las sustancias
legales medidas en el estudio muestran que es posible mejorar con campañas de
educación y controles. El tabaco es el caso más exitoso: mientras en 2004 el
23.8% dijo haber consumido cigarrillo en el último mes, en el 2016 la cifra
cayó hasta el 7.6%. Los paquetes están en los mostradores y cada vez menos en
las manos de los escolares. El alcohol, aunque el 70% de los estudiantes dijo
se puede conseguir fácilmente, también mostró un reducción sustancial en el
consumo: en 2011 casi la mitad (46.6%) dijo haber tomado en el último mes, en
2016 un poco más de una tercera parte (36.3%) dijo haberse encontrado con el chorro.
Las diferencias entre departamentos, muestra que los problemas son muy
distintos y por tanto las medidas deben serlo. Por ejemplo, Antioquia,
Caldas, Risaralda y Armenia casi doblan en consumo a los departamentos de la
Costa Atlántica. Algo similar sucede con las sustancias ilícitas por las que se
indaga en el estudio.
Vamos a las drogas ilícitas o de uso
indebido. Se les pregunta a los jóvenes si alguna vez en su vida han consumido alguna
de las siguientes sustancias: marihuana, cocaína, basuco, éxtasis o inhalables
como Popper o Dick. El aumento entre 2011 y 2016 es del 1.4%, pasando del 12%
al 13.4%, lo que no parece suficiente para decir que el consumo se ha
disparado, tal y como se ha oído todos los días en las últimas semanas. Incluso
cuando se les pregunta si han consumido algunas de esas sustancias en el último
año se ve una pequeña reducción en los hombres (de 10.5% en 2011 a 9.7% en
2016) y un aumento moderado entre las mujeres (de 6.8% a 8.4%).
Se habla mucho del consumo de
marihuana como sustancia que inicia a los jóvenes en el consumo. Pero los
escolares que dijeron haber fumado moño en el último año no crecieron más de un
punto porcentual entre 2011 y 2016, y cuando se mide si ese consumo implica un
alto riesgo, el estudio muestra que apenas el 1.8% del total de escolares se
encuentra en ese punto dado su nivel de consumo.
En cuanto al acceso a las drogas, un
70% dice no haber recibido nunca una oferta para probar o comprar. Lo que nos
enseña que no se venden como golosinas en la puerta de los colegios. Un 19%
dijo haber recibido una oferta semejante en el último año. Tal vez la mayor
preocupación debería estar en la baja percepción de riesgo, ya que la idea de
un gran riesgo por el uso frecuente de coca y marihuana, está muy cerca del
riesgo que advierten por uso frecuente del cigarrillo, y no muy lejos del
alcohol. Es claro que es necesario hablar más de las sustancias ilícitas, satanizarlas
no es solución, hay que hacer palpables los riesgos con mejores herramientas
que la lección de los policías en el baño del CAI. Tal vez la comprensión de
lectura de medios, gobierno y opinión pública pueda también ayudar a mejorar
los indicadores de consumo entre jóvenes.
3 comentarios:
se esta re negociando el mercado interno con la nueva administración, es decir que los productos importados deben posicionarse en el mercado y la producción nacional erradicarse, esa es la bronca con la hierba y la coca, nuestro único y real producto nacional.
abrazo desde Rio de Janeiro
Cordial saludo.
Seria bueno ver la metodología de la investigación. Por que es difícil que un muchacho le reconozca a un investigador abiertamente que consume el supuesto Tusi cada 15 días.
En algunas instituciones como en el T de A, mas facil sancionan a un joven que promueve una asamblea para debatir asuntos relativos a la educación superior que sancionar a los que frecuentan los mal llamados "aereopuertos" en donde se traban los estudiantes
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