La
violencia en Medellín sufre extrañas paradojas. El promedio de homicidios de
los últimos ocho años suma algo más del 10% del promedio de muertes violentas
en los años macabros de la década del noventa, cuando murieron más de 45.000 personas
asesinadas en la ciudad. Sin embargo, esa gran disminución de la violencia no
ha servido para hacerla más comprensible, menos etérea y difusa, más fácil de
combatir. Parece que todo el aprendizaje de los diversos tipos de ilegalidad se
hubiera hecho más certero y silencioso, se hubiera repartido geográficamente y
alejado de las ideologías, mezclado con las rentas legales y naturalizado en
muchos barrios de Medellín. Una indescifrable amalgama, comprimida y gris, que
decreta guerras puntuales y pasajeras por el dominio de algunas comunas y
corregimientos.
El
informe Medellín, memorias de una guerra
urbana publicado en 2017 por el Centro Nacional de Memoria Histórica, hace
un recorrido que intenta identificar los principales actores y momentos de una
violencia cambiante. Un primer periodo desde mediados de los sesenta hasta
comienzos de los ochenta marcado por los ajustes de contrabandistas y los
alardes de sangre de los marimberos. Todo complementado por los organismos de
seguridad (B2, F2, DOC, DAS) dedicados a la persecución a líderes de izquierda
y organizaciones sociales señaladas de acercarse a las guerrillas. El Estatuto
de Seguridad amparó esas matanzas “oficiales”. La llegada del MAS como reacción
al M-19 hizo que se ligaran grupos de justicia privada y organismos de
seguridad.
Luego,
entre el 82 y el 94 vendría la mezcla de todos los males. Auge miliciano en
varios sectores de la ciudad y la posterior retoma paramilitar, la
consolidación del poder de Escobar (sus sicarios mataron 153 policías en tres
años), el surgimiento de todo tipo de grupos de limpieza social, la guerra del
Estado en compañía de otros narcos para vencer a Escobar. Más de ochenta
carrosbomba estallaron en la ciudad en menos de una década. Las mezclas fueron
tan bizarras, que en algunos barrios los milicianos llegaron a proteger
policías de los sicarios de Escobar. Una gran confusión en la que sin embargo
los grandes actores estaban muy claros.
Desde
mediados del noventa hasta la primera década del siglo XXI todo se comenzó a asentar.
Las Convivir le dieron un parapeto de legalidad al control de los paras en el
Centro de la ciudad, se peleó cuadra a cuadra entre paras y una segunda
generación de milicias en los barrios y Castaño y Don Berna asumieron las
herencias de Pablo Escobar. Medellín fungió de gran capital paramilitar y la
primera desmovilización del proceso con las AUC lo mostró muy claro.
La
salida de Don Berna del juego llevó al enfrentamiento entre Sebastián y
Valenciano que marcó hace 10 años el último gran pico de homicidios. Ahora se
habla de 350 bandas en Medellín, de 4.000 jóvenes vinculados a una criminalidad
que recoge rentas por extorsión en el 70% de la ciudad, vigila los bordes del
Valle de Aburrá (este año los corregimientos suman el 20% de los homicidios),
ejercen a la brava de proveedores de productos legales, manejan las plazas e
imponen sus reglas, amedrentan y matan cuando aparecen los “desmadres”. Las
bandas se han convertido en “contratistas menores” de los grupos armados del
orden nacional, las sombras que asoman desde Bello en el Norte, Envigado en el
Sur, y el Bajo Cauca y Urabá un poco más lejos.
El
alcalde Federico Gutiérrez ha entrado, en lenguaje y terreno, a mover dominios
en los barrios, a atacar algunas estructuras consolidadas. Lo reconocen voces
en el crimen y lo muestran las capturas y bajas. Muy seguramente completará
cuatro años de aumento en homicidios. Caen cabecillas cada vez más agazapados y
temporales y se desorganiza el crimen. Algunos en las laderas ruegan porque no
les cambien el combo, extrañan la “estabilidad ilegal”, piden que se queden los
malos conocidos. Mientras tanto, la Fiscalía tampoco entiende, solo el 15% de
los homicidios terminan en condena.
2 comentarios:
Fascinante.
Hace mucho tiempo que no leía sobre Medellin en una forma tan clara.
Es didicil explicar corrupción de una manera lineal siguiendo un hilo temporal, pero esto es fantástico.
Gracias!
XOXO
Muy ilustrativa la columna impresionante saber que el 70% de los negocios pagan extorsión.una pregunta y la institucionalidad que?
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