miércoles, 20 de julio de 2022

Fábula del capo

 Rafael Caro Quintero, histórico capo mexicano, fue capturado

Caro Quintero: a cuánto asciende la fortuna del “narco de narcos” - Infobae


La historia de la guerra contra las drogas puede leerse cada día de una manera distinta: una fábula, una novela negra, una tragedia, un cuento de horror, una historieta de humor. El pasado viernes fue capturado en México, a 350 kilómetros de su pueblo natal en las sierras de Sinaloa, Rafael Caro Quintero, el llamado Narco de Narcos, el último de los grandes capos de los ochenta, el fundador del Cartel de Guadalajara, la leyenda de las series de Netflix, el hombre por el que la DEA todavía ofrecía veinte millones de dólares de recompensa. Patrón de ‘El Chapo’ Guzmán y ‘El Mayo’ Zambada en los primeros años. Lo encontró entre los matorrales un perro de la marina llamado Max.

Caro Quintero es el paradigma del narco de familia numerosa, doce hijos, dedicada a la agricultura de subsistencia de maíz y frijol, rodeada de polvo y pobreza. En una entrevista de 2016, estando prófugo, dijo que todo empezó cuando tenía 14 años y murió su padre: “hacía mis siembritas de marihuana nada más, la vendía aquí en la sierra…” Pero la realidad muestra el ascenso de un joven con quinto de primaria que logró innovar en cultivos y comercialización. “Domésticó” la marihuana sin semilla que ya se movía en California, levantó los primeros invernaderos y tuvo una finca con más de seiscientas hectáreas sembradas de marihuana y cuatro mil campesinos a sus órdenes. La bonanza marimbera colombiana se vino abajo cuando Caro Quintero refinó la mala hierba mexicana, con fama de ser simple maleza, para convertirla en una flor competitiva frente a la Golden llevada desde la Guajira y el Magdalena.

En noviembre de 1984 se hizo el más grande decomiso de la historia de la guerra contra las drogas: seis mil toneladas de marihuana fueron incautadas en el rancho El Búfalo, en el estado de Chihuahua. Era la hierba de Caro Quintero. Los cultivos habían sido delatados por el ojo de las avionetas antinarcóticos de Estados Unidos. Solo dos meses después fue asesinado Enrique Camarena, agente de la DEA, junto con un piloto particular que servía a sus investigaciones. Hace unos años agentes de la CIA retirados dijeron que la agencia de inteligencia tuvo que ver con ese asesinato: Camarena había descubierto cruces de dinero narco camino a la Contra nicaragüense. Muchos guerreros contra las drogas terminan encontrándose con los narcos en las rutas del tráfico y no en las persecuciones.

Caro Quintero fue acusado del asesinato, condenado a cuarenta años de prisión en México y capturado en 1985 en su refugio de amor en Costa Rica. Había huido con una menor de diecisiete años, sobrina de un exgobernador de Jalisco. Porque muchas familias políticas terminan emparentadas con los narcos en medio de campañas y otras fiestas. El capo hizo tránsito de veintiocho años por seis cárceles y salió libre en 2013 tras el fallo que estimó que su condena no fue dictada por su juez natural. El Narco de Narcos volvió a sus dominios y formó muy pronto una guardia de mil hombres para guardar su espalda: “Llevo 31 años luchando hasta dormido y mire como ando todavía…”, dijo en la entrevista de 2016 a la revista Proceso.

Rafael Caro Quintero es una enciclopedia de la guerra contra las drogas, una antología de sus momentos culminantes, sus desvaríos, sus caricaturas y sus fracasos. Ahora está en la cárcel de máxima seguridad de donde se voló por última vez ‘El Chapo’ Guzmán. Estados Unidos lo pide en extradición y López Obrador enrostra su captura a los gringos. Todo empezó hace cuarenta años con la hierba que hoy genera ingresos por veinte mil millones de dólares al año en Estados Unidos. La leyenda sigue en los desiertos de Sinaloa mientras las noticias de la marihuana hacen parte de los indicadores de la bolsa en las oficinas en Nueva York.

 

 

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