viernes, 11 de abril de 2008
Reverendo Barack Obama
Sólo las emboscadas logran que los políticos salgan por un momento de la cueva de la demagogia y los lugares comunes. La amenaza del desprestigio los obliga a audacias que la mayoría de las veces terminan en la impudicia o la caricatura. George W. Bush llora sus ojos enterrando a un soldado muerto en Irak y Raúl Castro se siente un libertario al permitir que los cubanos visiten las tiendas de electrodomésticos como si fueran museos. Pero en ocasiones los políticos pueden hablar como hombres, desde una orilla dudosa de su temperamento o desde una pregunta difícil sobre su historia personal, pueden intentar una explicación para sus ideas, sus prejuicios, sus benditos sueños de grandeza.
Hace un poco menos de un mes la campaña norteamericana se vio sacudida por la lengua de fuego de un pastor cristiano. Jeremiah Wright, líder de la Trinity United Church of Christ en Chicago, padre espiritual de Barack Obama como hombre de rebaño y presidente de su comité de liderazgo religioso, apareció maldiciendo a los Estados Unidos desde su púlpito, culpando a los propios norteamericanos de la tragedia del terrorismo, señalando a su país como cuna de las peores discriminaciones. Obama estaba a punto de ser graduado de discípulo aventajado de un radical furibundo, de fiel seguidor del resentimiento racial, de lobo con piel de oveja negra. Entonces se decidió por un discurso arriesgado, un sermón de 37 minutos en Filadelfia que los periódicos han tratado de pieza maestra.
Obama asumió el peso de su pastor. Repudió sus palabras y sus ideas sobre la sociedad norteamericana y recibió su bendición como guía espiritual, como ejemplo de una generación humillada que enseñó los valores y los riesgos obligatorios de la desobediencia civil. Obama, con tiempo para el lirismo bíblico, describió a su iglesia como una embarcación ruidosa en vez de solemne, con ceremonias que incluyen risotadas y humor vulgar, gritos y reclamos punzantes. “La iglesia contiene en su plenitud la bondad y la crueldad, la inteligencia crítica y la ignorancia desconcertante, el amor y las amarguras” de los negros en Estados Unidos. Obama sabe muy bien lo seductor que resulta un político en trance de confesiones y decide hablar de la rabia de los negros. Esa rabia que se niega en público o frente a los amigos blancos “pero encuentra eco en la barbería o en el salón de belleza o en la mesa de la cocina”. Una rabia “poderosa y real” que sirve para definir la visión del mundo de muchos negros en Estados Unidos. El discurso del candidato está lleno de los viejos llamados a la fraternidad y al recorrido del mismo camino, pero el fiel de la iglesia de Chicago reconoce que el tema racial no se resolverá pronto, que salir de un pasado trágico y cruel tiene precios que no se han pagado. Faulkner le sirve para cobrar las viejas deudas: “El pasado no está muerto ni enterrado. De hecho ni siquiera ha pasado”.
Luego de la rabia de los negros Obama pasa a los prejuicios de los blancos. Sabe que su saga familiar le entrega ingredientes para equilibrar su historia. Así que en un lado está vociferando el reverendo Wright y en el otro está su abuela blanca con sus prejuicios: “No puedo repudiar a mi pastor como no puedo repudiar a mi abuela blanca que una vez me confesó sentir miedo cuando se cruzaba con un negro en la misma calle”. Obama es sin duda un buen narrador de su biografía. Y tiene fotos interesantes en cada página de su álbum familiar.
Para salir de las disputas raciales el candidato se atreve a hacer un retrato crudo de la política en su país. Las rabias entre blancos y negros han terminado, según Obama, por distraer a la sociedad de los verdaderos males: “La cultura corporativa llena de tratos deshonestos, Washington dominado por personas que hacen cabildeo para intereses especiales, políticas económicas que favorecen a unos pocos a expensas de la mayoría”. Ahora Obama es un Jeremiah Wright moderado, un pastor recio pero con toda la compostura, un crítico que busca olvidar la rabia.
Para el final el candidato acude a las argucias del pastor. La complejidad da paso a la cartilla del púlpito. Ahora no sabemos si busca fieles o votantes. Prefiere el intento de hermanar a los contradictores que la elección entre intereses opuestos. “En resumen lo que se exige es lo que exigen las grandes religiones: que tratemos a los demás como queremos que nos traten”. Lo que comenzó como una evolución del político al hombre, terminó con una nueva involución hasta el reverendo.
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9 comentarios:
Pascual. Desde hace tiempo quería decirte algo sobre tus columnas y no sé si este sea el medio, pero aquí voy.
Muchas veces leo lo que escribes y siempre me llama la atención la lógica de algunas de tus oraciones. Las primeras tres en último artículo son buenas. Las demás se parecen a tus muchas otras de otros tantos artículos, las mismas de las que te hablo, esas que tanto me cuesta entender. Orilla y temperamento, pregunta y dudosa, la preposición desde... Creo que juntas no tienen mucho sentido.
"Se vio sacudida por la lengua de fuego": lengua de fuego remite a un contexto muy diferente y en ese párrafo suena mal, como si no pusiera a "la campaña norteamericana" o al reverendo en aprietos. Tus frases no defamiliarizan o recontextualizan, suenan a retórica y por eso me cuesta mucho leer lo que escribes. Sin embargo, me interesan tus columnas, por muchas cosas, quizás porque te comparan con otros escritores y a un lector desprevenido, le da miedo que quizás te conviertas en un hombre preocupado por parecer inteligente. Ya eres inteligente. Escribe de forma que los elementos en las oraciones se correspomdan y se pongan en crisis unos a otros.
Por qué no apuestas por la claridad en tus escritos? El baroquismo de tus columnas ciertamente esconde el sentido de lo que quieres decir, pero no habla en favor de tu estilo, creo que, al contrario, lo afecta y se diluye en la forma. Alfonso Reyes o Mariano Picón Salas fueron maestros por su claridad. Es extraño comparar tus respuestas en tu blog con tus artículos. Perdona, pero creo que escribes mejor en tus respuestas, y ello se debe a que expresas lo que piensas de forma clara. La lucha con la palabra se da en ese campo, no en la retórica por el hecho de construir frases que suenen inteligentes.
Perdona, Pascual, estos comentarios. Si no te sirven, por favor bórralos y olvídate de ellos. Estoy seguro que casi todas estas oraciones que te escribí son confusas y retóricas.
Y sigue escribiendo, por favor.
Al leer su articulo sobre el discurso "A More Perfect Union" de Barack Obama, veo una persona sesgada, ciega. Veo a una persona que no quiere creer que lo lee y prefiere refutarlo para no luchar contra sus herrados principios...
Aunque le cueste creerlo "A More Perfect Union" va a pasar a la historia como uno de los mas grandes dircusos alguna vez creados. Es la creacion de un genio politico, de una persona inteligente y sensata que rompe con las creencias de personas sesgadas como usted...
Espero que toda su retorcida interpretacion del discurso de Barack Obama se deba simplemente a problemas de traduccion. En ambos casos, la ignorancia es la causa de ambas de sus interpretaciones, aunque la segunda de un tipo menos recalcitrante que la primera.
Para su comodidad le envio el siguiente link... http://www.huffingtonpost.com/2008/03/18/obama-race-speech-read-t_n_92077.html
Lealo varias veces, pues sus criticas parecen las de un ignorante que se para frente a una obra de arte, y la critica como un monton de garabatos...
Aqui encontraran respuesta a todo lo que quieran del senor obama, es un magazin de la derecha americana, fundamentalmente judio.
saquen sus conclusiones y comparen.
http://www.americanthinker.com/
No se arrepientan de lo que escriben!!!!!!!
La suerte está echada. Como en un drama de Shakespeare o un cuento de Boccaccio, la Dama, el Moro y el Aviador se mueven al son de sus intereses hacia el destino que llevará a dos de ellos al enfrentamiento final en las elecciones de noviembre.
Metido a tiempo: creo que es imposible defenderse de las críticas contra el estilo. Si usted me dice que suena mal, que las frases son retóricas, que nada añaden al tema, pues para corregirme me tocará nacer de nuevo. Es cierto que como redactor de noticias puedo parecer algo arrevesado, pero bueno, ya que el asunto se resume en el resumen personal de ese cartapacio diario, uno tiene derecho a usar su lengua, sus manías, sus gustos, sus taras. En todo caso aprecio su comentario como un consejo para intentar escribir un poco más rápido.
Pd: Un ilustre poeta cucuteño acaba de denunciar penalmente a su crítico y le exige cientos de millones como recompenza frente al agravio a su música y su genio.
Nestor creo que hablar de creación de un discurso es ya un exceso. Un discurso se lee o se improvisa o se encarga o se calcula; si acaso. Mi columna habla del discurso de Obama como un discurso arriesgado y valiente. Un discurso que se oye con interés y que revela episodios personales que se alejan de las fábulas partidistas. Siempre se agradece cuando en un político vence cierta convicción o cierta memoria o cierta obligación o cierta cólera sobre el libreto de campaña. Por momentos parece que eso sucediera en el discurso de Obama. Pero cuando lo oí la segunda vez ya no sabía que tanto era palabrería y que tanto era una respuesta sincera y personal a una gran pregunta importante. Y comprometedora. La verdad es que luego de dos párrafos elogiosos sobre el discurso, la corriente de haber gastado mucho más de una hora y catorce minutos en las palabras de Obama más el llamado permanente a una bendición me obligaron a terminar con un reniego contra el reverendo demócrata. Pero tranquilo, en el caso tuyo es cuestión de fe, o sea que nada afectará tu devoción ni tus votos.
Llega Benedicto XVI a Estados Unidos. Dará 11 discursos y será un Papa en USA luego de 29 años. Cumplirá sus 81 en Washington y sus palabras serán miradas con lupa en medio de la campaña. Ya dijo que no hablará de política sino de la esperanza de los cristianos. Pero lo periódicos ya aventuran las traducciones: "Si el Papa pronuncia un fuerte llamado en favor de la vida, esto podrá ser visto como un respaldo para los republicanos; si él subraya la posición de la Iglesia en contra de la guerra, esto podrá ser visto como una bendición para los demócratas". De sermones hablamos.
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