La democracia
directa entrega un alivio a los ciudadanos, una especie de desahogo frente a la
sensación de imposiciones que dejan los voceros de la democracia
representativa. “No los necesitamos, somos adultos y tomamos nuestras propias decisiones”,
parece ser el grito de los ciudadanos que convocan los diversos mecanismos y de
los votantes que van a las urnas ante la disyuntiva binaria de un SÍ o NO. La venganza
de la gran ágora ciudadana frente a la jaula de intereses y mentiras de los
congresos y demás recintos legislativos.
Pero los
cubículos encarnan siempre un riesgo y el ágora convencida de su independencia puede
tener su cabestro bien amarrado y elegir siguiendo el camino del populismo y la
discriminación. Las mayorías tienden a la tiranía y la simpleza, en medio de la
fuerza con la que arrastran sus certezas suelen pisar a las minorías como males
menores y esquivar la razón como una simple sarta de pretextos. Es imposible
estar en contra de que asuntos importantes de la vida pública estén en manos de
los ciudadanos, pero es clave entender que esas manos pueden destrozar valores
y derechos democráticos, pueden hacer nudos inconvenientes o dar manotazos para
resolver una indignación de corto plazo. Colombia, por ejemplo, estuvo cerca
hace unos años, por la vía del referendo, de cambiar su constitución para
otorgar un tercer periodo a un líder populista con ambiciones virreinales. En
ese momento las mayorías lo aclamaban por encima de los melindres
constitucionales.
California es el
mejor ejemplo de lo que muchos han llamado la democracia extrema. Su
constitución ha sufrido más de 500 enmiendas desde su aprobación en 1879. Todo
comenzó como una lucha contra una empresa de ferrocarriles que se había
convertido a comienzos del siglo XX en la fuerza política más importante del
Estado. Pero las cifras dicen que las consultas populares se han convertido en
un vicio, una necesidad y una estrategia corporativa. Entre el año 2000 y el
2010 se hicieron en California 74 consultas a los ciudadanos. Más o menos cada
2 meses se jugó un bingo electoral.
También allá, un referendo en 2008 intentó recortar derechos de las minorías y logró una victoria con el 52% de los votos para prohibir el matrimonio entre homosexuales. La Corte Suprema tumbaría esa decisión 5 años más tarde, tiempo durante el cual se ejerció un veto legal contra las parejas del mismo sexo. Más de 80 millones de dólares gastaron los grupos de presión durante la campaña. Para muchos los graves problemas fiscales del Estado vienen desde 1978 cuando se congelaron los impuestos inmobiliarios por medio de una consulta popular. En 2014 se impusieron algunas restricciones y se logró que haya una instancia previa entre promotores y legisladores para llegar a acuerdos que hagan innecesarias las consultas. Empresas, sindicatos, grupos religiosos y sectores productivos son quienes más han acumulado poder con la democracia ciudadana.
También allá, un referendo en 2008 intentó recortar derechos de las minorías y logró una victoria con el 52% de los votos para prohibir el matrimonio entre homosexuales. La Corte Suprema tumbaría esa decisión 5 años más tarde, tiempo durante el cual se ejerció un veto legal contra las parejas del mismo sexo. Más de 80 millones de dólares gastaron los grupos de presión durante la campaña. Para muchos los graves problemas fiscales del Estado vienen desde 1978 cuando se congelaron los impuestos inmobiliarios por medio de una consulta popular. En 2014 se impusieron algunas restricciones y se logró que haya una instancia previa entre promotores y legisladores para llegar a acuerdos que hagan innecesarias las consultas. Empresas, sindicatos, grupos religiosos y sectores productivos son quienes más han acumulado poder con la democracia ciudadana.
Entre nosotros,
las consultas contra la minería han generado un gran entusiasmo del que hasta
ahora no conocemos las consecuencias. Pero es seguro que veremos conflictos con
mineros tradicionales, secretarios de hacienda llorosos y mineros ilegales
celebrando. Muy pronto las consultas servirán de extorsión frente al gobierno
central y el arreglo lo harán directamente los políticos. Las revocatorias en 100
municipios muestran que los periodos de 4 años tendrán una especie de refrendación
a mitad de camino cuando la elección fue muy apretada. Y los alcaldes deberán dedicarse
a las urgencias clientelistas y al populismo más barato. Habrá consultas hasta
para dejar constancia como la anti taurina en Bogotá, y referendos para que las
mayorías creyentes impartan lecciones a quienes pretenden ir más allá de sus
mandatos. Más temblores que aplausos me producen las consultas populares.
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