miércoles, 6 de abril de 2022

Cambiar la fórmula

 




Voltear el tarjetón puede suponer un juego interesante para pensar en las próximas elecciones desde una lógica distinta ¿Qué pasaría si las fórmulas vicepresidenciales de Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez pasaran al primer puesto de la dupla? ¿Cómo serían los próximos dos meses si la banda presidencial estuviera destinada a Márquez, Murillo o Lara? ¿El papel de los candidatos vicepresidenciales de hoy es únicamente publicitario y el ejercicio de voltearlos implicaría una caricaturización de la campaña? ¿Tendríamos acuerdos inesperados? ¿La ideología pasaría a un segundo plano? ¿La influencia Uribista sería nula? ¿Renunciarían Petro, Fajardo o Gutiérrez al primer desacuerdo con sus “jefes”?

Lo primero es que tendríamos cubiertos dos de los más repetidos clamores de la gran mayoría de los electores de todas las corrientes: más inclusión y menos centralismo. El cálculo de las últimas semanas para lograr un equilibrio ideal en los binomios presidenciales haría realidad una opción que hoy todavía se ve lejana. Desde la Casa de Nariño gobernaría alguien nacido en la periferia del poder en Colombia: Suárez, Cauca; Andagoya, Chocó o Neiva, Huila serían los municipios invitados de honor a la posesión. Los tres candidatos han hablado, con tono de reivindicación y no solo de condescendencia, de la necesidad de más respeto sobre las miradas y las necesidades regionales. Tendríamos un poco más de desdén por las preocupaciones capitalinas y un poco menos del viejo protocolo bogotano. Muy seguramente gobernadores, alcaldes y congresistas de las regiones ganarían poder ¿Cambio de costumbres políticas o de clientelas locales?

Francia, Luis Gilberto y Rodrigo son candidatos más lejanos a las calderas políticas de las últimas dos décadas. Han estado en ejercicios electorales pero lejos de los tropeles nacionales más enconados. En sus apariciones frente a la opinión pública luego de ser elegidos como fórmula a vice las agresiones a su figura han sido mucho menores, incluso se ha visto aprobación y reconocimiento entre rivales. Los debates entre los segundos han sido más en el tono del foro que del foso. Francia Márquez, la más discutida de los tres, ha tenido mayores enfrentamientos con Marbelle que con sus rivales directos. Frente a temas como el aborto, la fumigación con glifosato, la despenalización de las drogas, la adopción de parejas del mismo sexo, el apoyo a los acuerdos de paz casi se puede hablar de un consenso. Murillo y Francia comparten no solo la historia común de sus comunidades, a las dos les gusta el abrazo ancestral, sino frente a la minería. Allí de seguro habría nuevas coincidencias.

Tendríamos también una campaña donde el Uribismo sería menos relevante. Es innegable que entre los tres hay distintos niveles de rechazo y disenso frente al CD, pero ninguno de los posiblemente elegidos en ese tarjetón con “psicología a la inversa” se siente cómodo en compañía del expresidente y sus lastres. Todos han sido críticos en su momento frente a Uribe.

¿Qué papel jugarían los segundos en caso de que su líder fuera presidente? Muy seguramente Petro sería el ministro de hacienda de Francia y buscaría manejar la “imprenta” para imprimir sabroso. Fajardo estaría en el ministerio de educación buscando manejar a Fecode a fuego lento. Gutiérrez sería el ministro de defensa de Lara que tendría que revisarle cada tanto los riesgos de su “corazón grande”.

De vez en cuando es bueno tirar la moneda al aire y apostar a que caiga por el reverso. Ya los anversos nos han dado mucho de su suficiencia, su discurso y sus señalamientos, mucho de su miedo y su mesianismo ¿Qué tal un poco menos de expectativas?

 

 

 

 

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