La historia comienza con un grito, los gritos son la esencia de su discurso, un rugido según su metáfora entre pueril y fanfarrona: “Yo no me metí acá para estar guiando corderos, yo me metí acá para despertar leones”. Es el inicio de Javier Milei, la revolución liberal, un documental de dos horas, que se lanzó apenas hace un mes, con las poses y las frases del personaje que el fin de semana dio la gran sorpresa política en las elecciones primarias que preparan la cerrera presidencial en Argentina. Milei obtuvo el 30% de los votos y fue primero en contra de los números de todas las encuestas.
Toda la narración juega a mostrar un personaje distinto y original, de niño jugaba de arquero, los raros de la cancha; un hombre sin libretos, no confía en asesores, dice lo que piensa, no le importa la corrección política; un indignado frente a la casta política, entró solo para “sacarlos a todos a patadas en el culo”; un hombre que se hizo a pulso, su padre era conductor de colectivo y se partió la espalda toda la vida; un elegido, “La victoria en combate no depende del número de soldados, sino de la fuerza que viene del cielo”; un perseguido del establecimiento que comenzó su pelea en un sótano, a quien los medios y los políticos escondían y silenciaban y levantó la voz para ser escuchado sin intermediarios, difundido por el boca a boca de la gente.
Hace dos años Javier Milei era marginal en la política Argentina, sus rivales decían que era simplemente un performance, una película con taquilla en las redes pero sin votos, sin estructura electoral. Pero en las elecciones a la asamblea, en noviembre de 2021, sacó casi 14%, un poco más del 17% en Buenos Aires y 20% en las comunas más pobres de la capital. Milei pasó de la televisión a la política y sabe mucho de entretenimiento. La rabia es uno de sus argumentos, odia al Estado que según sus palabras solo genera pobreza, detesta al “zurderío” que es una máquina de pobreza, grita por Bolsonaro en Brasil, por Kast en Chile, por Vox en España y consulta a Bukele y sus planes de seguridad. También Trump tiene protagonismo en sus trases de combate: “Vamos a hacer de nuevo a Argentina una potencia mundial”. En Colombia estuvo hablando de economía cuatro días antes de la segunda vuelta presidencial y entregó sus consejos: “No dejen que los zurdos les roben la libertad, porque una vez que la pierden es difícil recuperarla. Hay que entender que el socialismo no es un adversario honesto, sino que es el enemigo”. En algo se parece su figura a la de Rodolfo Hernández en las presidenciales, en sus gritos y sus insultos, en esa indignación histriónica, en su llamada al mercado y su desconfianza a la Estado. Luego de la victoria de Petro, Milei llamó “tibio socialdemócrata” a Iván Duque y dijo que tenía parte de la culpa en la llegada de la izquierda al poder. Un poco al estilo María Fernanda Cabal.
Parece que en América Latina se viene una buena camada de personajes estilo Milei. Bolsonaro, Kast y Bukele lo han anunciado y ahora Milei muestra que en Argentina, donde no parecía haber mucho espacio para su discurso, también hay una indignación que mueve mayorías hacia una derecha extrema apoyada en el discurso anticorrupción: “Esa aberración llamada 'justicia social', que es injusta porque implica un trato desigual frente a la ley y está precedida de robo”.
Según su discurso los derechos provienen del abuso estatal, las leyes solo ayudan al atraco de los políticos, todo lo que no esté alineado a la orilla extrema es izquierda o tibieza que ayuda al socialismo. Milei es una fábula con grandes riesgos, con gustos por la aniquilación de sus rivales: en su bandera están leones y halcones devorando corderos y palomas.
3 comentarios:
Se están dando bandazos de lado a lado sin ningún sentido, sin pensar en el futuro real de los países...De esta forma llegan al poder personajes riesgosos para la estabilidad de la región, de la democracia, de los estados.
Panama began acting in high school, performing in plays through out all four years and participated in neighborhood productions Men Actors
Christian Acting
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