martes, 23 de octubre de 2012

Interlocutores imposibles


 

 
En las discusiones no sucede como en el boxeo, donde los rivales débiles conducen a combates fáciles. Discutir con un hombre empecinado en sus verdades, dispuesto a defenderlas con sinrazones, cuatro trucos baratos y dos insultos grandilocuentes es enfrentar la peor de las suertes. Siempre se pierde algo frente a esos inevitables contradictores. Como mínimo el tiempo y la paciencia. Pero eso no es lo más grave; a fin de cuentas, ese par de monedas escasas están hechas para gastarlas en causas nobles, ocios respetables, vicios hueros o trabajos forzados. Lo que de verdad se pierde en las discusiones contra personas acostumbradas a guiarse por odios viejos y cartillas tiránicas, por razones sagradas y sueños redentores, es la posibilidad de encontrar respuestas. El interlocutor sabio y moderado terminará por ponerse al nivel de su contraparte y haciendo de profesor que guía una pataleta. El interlocutor medio acabará intentando que la ironía corte el nudo de malentendidos. En cualquier caso, ya no se hablará del tema convenido sino de las obsesiones del obtuso de turno y de las fallas retóricas de su perorata.
 Ahora el país entero está obligado a atender a las discusiones planteadas por las Farc, un interlocutor que, además de los problemas descritos, tiene la costumbre de convencer a sus contradictores con el sutil argumento del fusil. Santos ha dicho que nada se pierde con intentarlo, pero ya hemos perdido algo en este nuevo intento: otra vez el nivel de la discusión pública está a la altura de las Farc, de nuevo la izquierda armada es más importante y más visible que la izquierda democrática, se repite la gazapera en torno a los dogmas ideológicos cuando ya habíamos logrado aceptar unas reglas básicas y debatir unos indicadores ciertos. Pensemos en un salón de clase que ha venido discutiendo algunas lecciones y ha identificado cuatro o cinco puntos claves para pulir los argumentos. De pronto, llegan cinco alumnos con los peores antecedentes: no conocen los temas sobre los que se han dado los acuerdos, no paran de hablar y buscan imponer las costumbres del antro del que los echaron por físico agotamiento. Es el momento de las distracciones y las riñas. Toca comenzar de nuevo a dictar las reglas, y se paga con el estancamiento en la resolución de los problemas.
 Así pasa hoy con las Farc luego de los 33 minutos de incontinencia y desquite de Iván Márquez. Algunos ejemplos: cuando el Estado y los líderes de los cabildos discuten los problemas en el Cauca, aparece el verso de los victimarios que reclutan menores indígenas con el anzuelo de una moto, un celular y un arma, de modo que ya no se discuten las reformas a los mecanismos de “consulta previa” de las comunidades indígenas y afros sino “la dignidad de los poderes ancestrales”; cuando las alertas ambientales surgen de organizaciones ciudadanas que de manera pacífica han logrado decisiones públicas en casos como Santurbán, el túnel de Oriente o la desviación del río Ranchería, nos vemos obligados a escuchar a los socios claves en las dos empresas más depredadores que existen en el país: la coca y la minería ilegal; cuando en los medios y el Congreso se hacen preguntas pertinentes sobre una ley de restitución de tierras que hasta ahora tiene más papel que hectáreas, nos toca concentrarnos en los panfletos de quienes son señalados como despojadores en el 35% de las denuncias.
 Será muy difícil que la pandilla logre adaptarse a las reglas del salón. Combinan muy bien la arrogancia y la ignorancia supina. Es muy posible que nos hagan perder el año.

5 comentarios:

Jonathan Chaverra dijo...

Pascual que tal.

Me llama la atención : "nos vemos obligados a escuchar a los socios claves en las dos empresas más depredadores que existen en el país: la coca y la minería ilegal;"

¿Acaso la Minera Legal no se convierte en el leviatan de comunidades enteras?

Feliz Noche.

eureka dijo...

Señor Conejo, la minería ilegal genera mucho más impacto ambiental negativo al medio que la legal. La legal, aún cuando tiene un alto impacto, se ciñe por unos requisitos (justos o no) que le son impuestos por las entidades de control (sean fuertes o débiles). La minería ilegal está fuera del alcance de algún ente regulador y por lo tanto se desboca arbitrariamente con la naturaleza sin sopesar mucho las consecuencias.

Pascual Gaviria dijo...


No hay minería sin consecuencias ambientales. Eso está claro. Pero la minería ilegal es una mafia más, una mafia que desbanca a la coca en algunas regiones y deja en pañales sus consecuencias sobre el ambiente. En el Bajo cauca antioqueño, por ejemplo, han disminuido los cultivos de coca por el nuevo auge del oro. Las "maquinas amarillas" van abriendo trocha ellas solas, comiendo monte, cuando ya no pueden andar más empiezan a trabajar y las recuas de mulas se encargan se surtir el campamento. Sobre la minería legal se puede pedir el auxilio del Estado y los medios. Se han ganado peleas. Cerromatoso ha sentido la presión. Ante la minería ilegal toca agachar la cabeza... o se la agachan.

Javier Moreno dijo...

El cuadro es exactamente el mismo en las universidades. El entrenamiento de "interlocutores" empieza temprano y es tremendamente efectivo. Es parte importante de la guerra. Ofrecerles cámaras para que hablen es la peor estrategia. Las conversaciones deben ser a puerta cerrada, de lo contrario no habrá avance alguno.

Unknown dijo...

Con lo que mostró el discurso del señor Marquez aquella "revolución" de dogmas idealistas. oxidada y vana por cierto. Aun es un buen aperitivo para el espectador.

En estos días de sensacionalismo lo mejor es disminuir el "show" y como pascual los llama poner a la pandilla al frente en el tablero haber con que salen, eso si, todos callados y poca importancia al fin de cuentas siempre han querido llamar la atención...