miércoles, 11 de septiembre de 2024

Romper la red

 

Elon Musk volta a atacar Moraes após X (Twitter) receber multa de R$ 700  mil - Tudocelular.com 

 

 

 

La guerra por la verdad es ahora un asunto de especialistas, una tarea que toma demasiado tiempo y no tiene grandes efectos prácticos. Un embeleco de “científicos”. La verdadera lucha del momento es por la propagación de la mentira. No se trata del viejo truco de la propaganda oficial o del soborno a quienes tenían la imprenta o la credencial de la certeza. Lo importante hoy es el poder de las máquinas de contagio, el manejo de la pólvora del odio, el control de las multitudes que se alientan a sí mismas. Darle un pequeño empujón a las redes sociales puede significar el mando sobre grandes decisiones políticas o imprevisibles descargas sociales. Dame una bodega y moveré el mundo.

Cuando compró Twitter, en el primer semestre de 2022, Elon Musk dejó claros sus loables propósitos: “No lo hago porque sea fácil, no lo hago para hacer más dinero, lo hago porque intento ayudar a la humanidad, a la que amo”. Pero la cuestión es sobre sobre de amores y odios.

Hace unas semanas las mentiras vía X y Telegram desataron en el Reino Unido las más violentas protestas en al menos quince años. Los señalamientos sobre el supuesto asesino de tres niñas en Southport, una pequeña ciudad al noreste de Londres, sirvieron como pólvora. El rumor digital decía que el culpable era un inmigrante musulmán que había llegado en busca de asilo. Extremistas de derecha, ligas contra los inmigrantes, jóvenes antisistema y vándalos con idea de robar algún supermercado alentaron la furia. El sospechoso capturado es un joven galés de padres ruandeses sin vínculos con el Islam. La noticia no alivió a nadie, solo fue una verdad intrascendente. Mucha gente está a la espera de una certeza contra su frustración, una confirmación de sus prejuicios, una justificación para sus odios. La inercia de las redes sociales encarga del resto.

Conocer el origen de la mentira no es fácil ¿Quién tiró el fósforo? Tras una alerta del gobierno británico fue capturado en Pakistán Farhan Asif, un periodista de 32 años. El hombre alegó que solo cortó y pegó y fue dejado en libertad. Además, la fiscalía persigue a un activista de ultra derecha que se hace llamar Tommy Robinson, un profesional de la agitación vía redes. El pirómano fue capturado antes de las protestas por difundir un documental prohibido y huyó a Chipre luego de pagar la fianza. Desde allá atizó la furia de Southport. El gobierno dice que acusará, con cargos relacionados con el terrorismo, a algunos instigadores digitales ¿Estamos al borde del derecho penal contra la mentira? ¿Solo cuando inciten a la violencia? ¿Quién pondrá la línea entre el llamado a la protesta y la invocación y los estragos?

Un magistrado brasilero ordenó hace ocho días el cierre de X. Musk sacó de Brasil a sus empleados cuando el juez Alexandre de Moraes pretendía que respondieran por no acatar la orden de suspender algunas cuentas que propagan mentiras y racismo. Musk está siendo investigado por obstrucción a la justicia instigación al delito. Los bolsonaristas gritan censura mientrras Lula entregó su versión en el día de la independencia: “la democracia no es el derecho de mentir, de expandir el odio ni atentar contra la voluntad del pueblo”. ¿Los jueces serán el censor del odio y los dueños de las redes deberán responder como editores de sus millones de usuarios?

La reciente captura en Francia de Pavel Durov, dueño de Telegram, completa las tensiones entre gobiernos y redes en las últimas semanas. Durov está acusado de violación a normas de privacidad y propagar mensajes extremistas. La nota de humor la han puesto Maduro y Musk al proclamarse archienemigos universales.

Mientras tanto la masa sorda de las redes se agita de lado a lado, según la turbulencia del momento y aliento fantasmal de las bodegas ¿Romper las redes para contener las mareas?

 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

La memepolítica

 

Rodolfo Hernández Inc. - Cerosetenta

 

Rodolfo Hernández convirtió la campaña presidencial en una comedia de televisión. Era una caricatura de sí mismo, “él es muy natural, muy criollo”, decía un concejal de su movimiento en tiempos de correrías presidenciales, y el candidato iba por las redes y las calles haciendo reír y creciendo en las encuestas. No dejaba tiempo para la imaginación, era nítido en su insolencia, era imposible que detrás de esa espontaneidad hubiera maquinación alguna. Ese “viejjito malcriado” derrochaba insultos y simpatía por donde pasaba. Entregaba su aura popular a pesar de tener los campos de golf como escenario para sus relaciones políticas y económicas. “Como todos los ricos, son prepotentes, son gritones, son groseros, a veces pasan por encima de la Ley, pero Rodolfo entendió y se conmovió con lo que vio.”, son las palabras de su hermano Gabriel luego del triunfo en las elecciones a la alcaldía de Bucaramanga en 2015. El empresario acababa de descubrir una atención que lo halagaba, un aplauso que lo sacaba de la camioneta blindada.

RH hizo ver frágil a la política colombiana, inestables a las maquinarias, equivocados a los analistas, perdidos a los ideólogos. El agravio fue una de sus marcas, las descalificación su estilo, la agresividad su manera de convencer, los memes su publicidad. Los Simpson lo hubieran adoptado en su casa. En sus manos todo parecía tan simple: un mantra repetido contra la corrupción, un desprecio de la lucha ideológica que le parecía un juego infantil, una estrategia de redes, sobre todo WhatsApp, que hizo sentir que era cercano a sus electores. No se viajaba mucho pero enviaba mensajes a cientos de grupos de voluntarios en los municipios. El candidato pertenecía al mismo grupo de WhatsApp de sus seguidores. Una red social, con el hálito de comunidad. Los Becassino tomaron ese diamante inevitablemente en bruto.

Y eso que nadie quería con Rodolfo. Cinco días antes del cierre de la inscripción de la fórmula vicepresidencial no había encontrado quién se le midiera a su correría tan parecida a uno de los “capítulos” de El Paseo. Marelen fue su última opción y supo lo difícil que fue ese viaje. La izquierda y la derecha lo subestimaban por igual y los políticos tradicionales querían venganza contra ese lenguaraz. Lógico, hasta que mostró alguna opción. Solo los medios buscaban su desfachatez, Rodolfo era una máquina viral, una especie de Mockus sin filtro ni filosofía, más cerca del refranero que de la reflexión. Aunque su hermano dice haberlo metido a la política explicándole durante un año el imperativo categórico kantiano.

Pero Hernández fue víctima de su propio éxito. En marzo de 2018 exhibió en X una encuesta donde supuestamente estaba por encima de Duque, Petro y Fajardo. Ni él creía en esa ficción. Pero cuatro años después la mentira era realidad y Rodolfo no resistió la posibilidad. Tal vez estaba muy solo para afrontar ese triunfo y decidió irse a una piscina en Miami. Petro y Rodolfo quedaron asustados luego de la primera ronda. Pero uno quería ganar y el otro no.

Cuando se lanzó en Bucaramanga decía que no tenía nada que perder porque ya era rico y viejo, no iría a la cárcel y no temía que lo inhabilitaran, su carrera política lo tenía sin cuidado. Pero se demostró que siempre hay mucho que perder y el final de RH, que pudo ser asombroso, terminó siendo trágico. Pasó de un fenómeno político sin precedentes a una anécdota electoral con una buena dosis de patetismo.  El candidato empujado a la política por una supuesta lucha anticorrupción, luego de ser sancionado por la Procuraduría, terminó condenado por un soborno firmado en papel sellado. Un hombre que dejó lecciones involuntarias a nuestra política.