martes, 23 de febrero de 2016

Armar un partido


 
 

 
El experimento fue un fracaso para quienes ejercían desarmados. Fue también un pretexto para quienes la guerra era un propósito en sí. Jacobo Arenas, un guerrillero muerto de infarto a los 76 años, veía a los políticos de la UP como simples emisarios de la tarea mayor que libraban los guerreros. Su Curso de estrategia impreso en mimeógrafo, bibliografía clásica de La Uribe, subrayaba la vieja frase de Clausewitz: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Era una de las tres citas que convirtieron a Arenas en el intelectual de las Farc. Del otro lado el ejército prefería las siglas a las citas. Con la ayuda de algunas brigadas se crearon el MAS (Muerte a Secuestradores), el MRN (Muerte a Revolucionarios del Nordeste) y la Triple A (Alianza Americana Anticomunista). El resultado fue una masacre detrás de una bandera, una cacería con justificación de por medio. Cerca de tres mil militantes de la UP fueron asesinados, entre ellos trece congresistas y dos candidatos presidenciales.  
El estadounidense Steven Dudley, autor del libro Armas y urnas, historia de un genocidio político, describe el juego macabro de los armados de ambos bandos para sacrificar a quienes creían en una sola forma de lucha: “Las FARC utilizan su exterminio para justificar la guerra, mientras que los paramilitares la señalan como un ejemplo del engaño de la guerrilla, y quienes están en el medio la ven como una razón más por la cual la paz es todavía una realidad lejana”. Colombia está llena de esos experimentos de política y armas, ni siquiera hay que ir muy lejos hasta la violencia entre liberales y conservadores. Un político tradicional como Hernando Duran Dussan, con aspiraciones presidenciales a finales del siglo XX, tuvo según Malcolm Deas relaciones con las guerrillas liberales de los llanos. Y hace apenas unos años, durante la última negociación del Estado con un grupo ilegal, en este caso más un aliado que un rival, la política y las armas volvieron a jugar un gran papel regional. No se trató de un movimiento abierto como en los ochenta, fue solo el apoyo soterrado a los partidos, movimientos y políticos con menos escrúpulos. Que en últimas resultaron ser casi todos. Más de cuarenta congresistas terminaron en la cárcel. El proselitismo paraco se hizo antes, durante y después del proceso con las AUC.
Es importante que la sociedad se haya sensibilizado frente a ese doble juego de pregones y matones. La reacción con lo que pasó en Conejo, municipio de Fonseca, parece demostrarlo. En la Guajira saben bastante del tema, el anterior gobernador está en la cárcel acusado de ser aliado de Alias Marquitos, el bandido más célebre de esos descampados. Los jefes de las Farc saben que ahora serán ellos quienes deberán asumir el papel de Pardo Leal y Bernardo Jaramillo, serán el blanco fácil de las retaliaciones. Deben guardar para siempre las fotocopias de Jacobo Arenas. Y la sociedad deberá acostumbrarse a oír sus discursos, a desdeñarlos si quiere, a ignorarlos, a contradecirlos y burlarse de su arrogancia y sus anacronismos a pesar de los tenis Nike. Y a aceptar también que tendrán simpatizantes, que han cultivado una base social en sus zonas históricas, que tienen una especie de familia amplia que cree en su discurso por haber sido casi en único audible en medio del combate. En últimas, tenemos que acostumbrarnos a tratarlos como políticos, con el desdén y la desconfianza que eso implica, pero sin el odio a muerte que está vetado a los ciudadanos.  
 

 
 

martes, 16 de febrero de 2016

Contra las cuerdas




 

 
Cuando alguien comienza a jalar las cuerdas todo se complica. Cualquier bendito trapo con cabeza acaba moviendo la boca e injuriando alguna santidad: la democracia, el orden, la seguridad pública, el derecho superior de los niños que son incapaces de ver los hilos que mueven a las marionetas. Los muñecos pueden poner en evidencia a los hombres y sus instituciones, es el más difícil de sus cometidos. Las democracias acostumbran caer en esas trampas infantiles y no les queda más que dar vueltas y rabiar en la jaula del ridículo. En España se acaba de presentar un caso paradigmático con la puesta en escena de una obra de títeres llamada La bruja y don Cristóbal.
En plenos carnavales la alcaldía de Madrid contrató a Raúl García y a Alfonso Lázaro, dos titiriteros con algunos gustos ácratas y una cartilla contra la democracia en el morral, para hacer parte de las programaciones culturales en barrios de la capital. Los comediantes comenzaron su función a las cinco de la tarde con una pequeña advertencia sobre las escenas violentas que se venían. Don Cristóbal es un policía corrupto que pretende inculpar a la bruja y esta lo mata como el dios de los títeres manda: asfixiado con una cuerda, me imagino. En medio del drama aleccionador aparece una pancarta de un grupo terrorista, “Gora Alka-ETA”, una mezcla de Al Quaeda y ETA acompañada de una “albóndiga bomba”. Para muchos de los padres aquello fue demasiado y buscaron a la policía. Llegaron las patrullas, me imagino que unos niños lloraron ante el nerviosismo de los padres, y todo terminó en manos de las Brigadas de seguridad ciudadana y de Información, dedicadas a la lucha antiterrorista y el control de los grupos antisistema. En el último acto un fiscal acusó a los comediantes de “enaltecimiento del terrorismo y delito cometido con ocasión del ejercicio de derechos fundamentales y de las libertades públicas”, y un juez los mandó a la cárcel sin derecho a fianza.
Tras el telón de los muñecos aparece la escena ideológica: Ahora Madrid, la formación que hace cerca de nueve meses eligió a la alcaldesa Manuela Carmena, intenta bajar el tono pidiendo disculpas y explicaciones y prometiendo una sanción para los organizadores de las fiestas. El PP pide cabezas de titiriteros de mayor orden y el Psoe se duele de la apología del terrorismo frente a niños inocentes. Las comedias se superponen y es imposible no pensar en El Quijote, en la conversación entre el cura y el canónigo sobre los peligros de las ficciones de caballería y los comediantes.
Y todos estos inconvinientes cesarían, y aun otros muchos más que no digo, con que hubiese en la corte una persona inteligente y discreta que examinase todas las comedias antes que se representasen, sin la cual aprobación, sello y firma ninguna justicia en su lugar dejase representar comedia alguna; (…) Y desta manera se harían buenas comedias y se conseguiría felicísimamente lo que en ellas se pretende: así el entretenimiento del pueblo como la opinión de los ingenios de España, el interés y seguridad de los recitantes, y el ahorro del cuidado de castigallos”.
Alguien señaló que la misma Europa que apoya las “blasfemias” de Charlie Hebdo ahora no soporta una alegoría anarquista. La misma Europa alterada que hace dos semanas, en Italia, tapó los penes clásicos de las esculturas griegas y romanas, y ocultó los rotundos testículos del caballo de Marco Aurelio por la llegada del primer ministro Iraní. Vista desde lejos la histeria puede resultar graciosa.

 
 
 


miércoles, 10 de febrero de 2016

Alineación







 

 

En el banco está Claudio Ranieri, un perdedor profesional según las palabras de José Mourinho, un romano que no tiene idea de que Leicester todavía conserva ruinas romanas. Llegó desde Grecia luego de una provechosa derrota 0-1 ante Islas Feroe en las eliminatorias de 2014 para la Eurocopa. La arruinada Grecia confirmaba en la cancha su saldo en los bancos. Ranieri llegó obligado a mantener al recién ascendido Leicester City en las pantallas de la Premier League. Y sus secretos parecen los de un profesor de educación física: “Jugamos los sábados, así que los domingos son libres. Empezamos el lunes con un entrenamiento ligero, como en Italia. El martes, entrenamiento duro. Y el miércoles reposo absoluto. El jueves hacemos otro entrenamiento duro, que terminamos el viernes". Sus jugadores los sorprendieron primero en el comedor y luego en la cancha: “A veces estoy en la mesa y me quedo asustado de la cantidad de comida que comen. Nunca había visto a jugadores tan hambrientos. Las primeras veces me sorprendió, pero tuve que aprender a verlo y sonreír”.

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En el arco está Kasper Schmeichel, tampoco sabe que los daneses tuvieron su reino en esas tierras medias de Inglaterra. A sus 29 años no se puede decir que es novato, sabe suficiente de derrotas como es indispensable para cualquier arquero. En su primer día con la selección nacional encajó 3 goles en 24 minutos frente a la temible Macedonia.

Robert Huth, un alemán de 31 es el ogro en la defensa, un luchador de área que bien podría ser lanzador de martillo. Pero nadie puede decir que no sabe cuidar las 18, ha vestido la camisa alemana al lado de Oliver Kahn, de Lahm, de Ballack, no importa que la última vez haya sido en 2009, en un apretado 7-2 frente a Emiratos.

Christian Fuchs es otro de los encargados de las tareas opacas en el área propia. Un Austriaco invisible hasta para los árbitros, luego de 375 partidos oficiales no conoce la roja. Es sin duda un hombre paciente, necesitó 11 juegos y 4 años de convocatorias para celebrar un triunfo con su selección.

Danny Simpson es el primer inglés de la formación, conoció a Rooney, a Piqué y a Ferguson como “practicante” del Manchester United en 2008.

Wes Morgan es el capitán de los zorros, con 32 años no olvida su debut con la selección jamaiquina frente a Francia, un 8-0 formador para cualquier defensa. Solo ha conocido dos equipos, el Nottingham Forest, último chico en ganar la liga inglesa, y el Leicester que ha pasado de la escaramuza a la amenaza.

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El medio campo está lleno de fondistas. Eso llevó a Ranieri a decir: “somos como Forrest Gump, lo que hacemos es correr y correr”. Marc Albrington tiene tres camisetas de Inglaterra en su closet, fue suplente en tres juegos de la selección sub-21 en 2010, tal vez también haya guardado la camisa del Rapid de Viena contra el que disputó uno de sus tres juegos en copas internacionales. Hace poco se ganó un bingo, marcó el gol 20.000 de la Premier.

Danny Drinkwater es otro corredor inglés, también pasó sus minutos en los camerinos del Manchester United, y luego de cuatro “cesiones” el Leicester pagó 900 mil euros por su pique.

N’golo Kanté llegó con buena fama desde el Caen de la segunda división francesa. Quitar y entregar rápido es su filosofía, la misma de su equipo al que no le gusta tener la pelota, siempre se la entrega al rival, así venga de visita. Un Buen anfitrión, aunque algo traicionero.

Shinji Okasaki es el mundialista del club y la ficha más costosa (10 millones de Euros) en este equipo que lleva la contabilidad en una sola página. En Japón y Korea fue suplente en los cuatro juegos y sufrió desde el círculo central la eliminación por penales ante Paraguay. En Brasil marcó la honrilla en el 4-1 frente a Colombia. Le puso emoción al baile. Un japonés formado en Alemania es un sueño para cualquier técnico.

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Más cerca del arco contrario están Riyad Mahrez y Jamie Vardy. Entre los dos han marcado el 68% de los goles del equipo en esta temporada. El argelino llegó costando 500 mil dólares desde la segunda división francesa y es la perla según el balance del dueño tailandés. Un experto en vender rebajas en aeropuertos. Vistiendo la camisa 9 está Jamie Vardy, un delantero de esos que estallan tarde, a los 29 años. Solo por llevar la contraria. Hace poco le quitó a Van Nistelrooy su record de 10 partidos consecutivos celebrando en la Premier y varias veces le han prestado la camisa 9 de la selección inglesa. Aunque sin suerte. No ha podido marcar con el escudo real, ni siquiera jugando 90 minutos en un 6-0 frente al naufragado San Marino. Ranieri reza para que use su olfato en las cacerías caseras.

El Leicester se ha convertido en un emblema inesperado en tiempos de escándalos tributarios y tablas de inversión superpuestas a tablas de clasificación. Ya lo dijo Alan Shearer, “si el Leicester se proclama campeón de la Premier League no solo será la mayor hazaña desde su creación, sino la mayor que jamás hayamos contemplado en la primera categoría inglesa"; y Lineker, ahora vestido con el traje de presentador, prometió los suyo, “si el Leicester gana la Premier el primer programa de la próxima temporada lo presentaré en calzoncillos”. Es tiempo de que en la cancha se demuestre, como lo ha dicho Javier Marías, que el fútbol no es solo “calidad y pizarra, porque en él están también los sentimientos que rigen la vida: hay coraje, hay solidaridad, hay vergüenza, hay revancha, hay nobleza y hay encono”.

 


 

 

martes, 2 de febrero de 2016

Enemigos de la guerra

 
 


 
 
 
Para muchos la guerra es un asunto entre 14.000 guerrilleros enmontados y 500.000 soldados al acecho. Una cuestión de honor entre el Estado legítimo y unos rebeldes que devinieron en terroristas y narcos. Un largo pugilato que no merece siquiera el minuto de respiro que entrega la campana. Bajo esa óptica obsesionada con la victoria, que privilegia de las víctimas pasadas sobre las futuras, la negociación es todavía algo más sencillo y humillante. El presidente y sus hombres se sientan a la misma altura de los cabecillas y esconden el pasado de 14.000 guerrilleros, traicionan la majestad de la ley, el poder de las armas oficiales y el necesario castigo que impone la razón del derecho penal. Y además, pretenden legitimar a los enemigos, entregarles la posibilidad de hablar a quienes apenas merecen un bozal.
Pero esta guerra tiene protagonistas involuntarios, comenzando por buena parte de los combatientes a quienes alzaron en armas sin muchas preguntas, iban para clases cuando terminaron en la lucha de clases. Además de quienes viven en los municipios donde las guerrillas han hecho su vida armada, familiar y social. De esta guerra son protagonistas los guerrilleros, la base social que los escuda por simpatía, necesidad, intimidación o vínculos familiares; los habitantes de los municipios que han soportado y enfrentado su arrogancia armada, cerca del 12% de la población colombiana según cálculos de los expertos; y quienes los han combatido con los fierros desde la legalidad y la ilegalidad. Mirar la negociación como juego oculto entre Santos y Timochenko es una simpleza que se alienta desde la caricatura de las ciudades. Desde la dignidad de las capitales se puede terminar imponiendo la guerra en el campo, con una suficiencia sin riesgos propios, con superioridad moral y espíritu combativo desde un atril.
La ONU entregó una lista de 125 municipios donde se debería concentrar el postconflicto. El Cauca tiene 20 de ellos, donde las Farc han hecho presencia por años, donde hay importantes cultivos ilegales de coca y marihuana y los estudios muestran altos índices de Necesidades Básicas Insatisfechas. En dos de ellos, Buenos Aires y Guapi, se presentaron los hechos de guerra más graves antes de la tregua unilateral decretada el 20 de julio de 2015. Los 11 soldados asesinados en Buenos Aires en abril pasado y el bombardeo de mayo sobre 26 guerrilleros en Guapi. Usted escribe el nombre del cualquiera de esos 20 municipios y solo aparecen noticias de guerra: niña asesinada por tatucos, escuela con 76 cilindros, condena al Estado por la muerte de un campesino, una semana sin luz por la voladura de una torre, ingeniero secuestrado en la vía Panamericana. Para encontrar la noticia de una fiesta popular hay que bucear en las páginas de medios locales o alcaldías.
En muchos de esos pueblos ganaron alcaldes que se han opuesto a las Farc, que han sido amenazados por sus denuncias, indígenas que han señalado los cultivos ilegales, comerciantes cansados de la extorsión, políticos profesionales que se han parado siempre al pie del Estado y sus patrones en el Congreso. En 9 de los 20 municipios señalados por la ONU ganaron candidatos liberales. Solo en Guapi aparecen la UP y el Polo Democrático estuvieron cerca del triunfo. Las Farc deberán llegar a la política sin armas en medio de la desconfianza de las mayorías y la novatada de sus aliados para quienes las urnas fueron siempre una trampa más del régimen. La derrota estruendosa será una de las primeras lecciones. Así parezca ficción y paradoja, los acuerdos serán un alivio para opositores históricos de la guerrilla, para quienes han vivido la guerra como un hecho inevitable, una andanada que en muchos casos no ha permitido siquiera escoger un bando.