martes, 20 de julio de 2010

Vodka en verano





No digamos que es obligatorio leer a los clásicos rusos. Es solo una buena opción. Lo que sí es obligatorio es tener un buen vaso de vodka a la mano si uno se anima a leerlos. Para aceptar la sencilla pregunta rusa que solo tiene una respuesta posible: “¿Y si bebiéramos un vodka?” Por que en cada página de los cuentos de Pushkin, de Tolstoi, de Chéjov, de Gogol aparecen los vasos tintineantes, las tentaciones, los hombres que “tienen una borrachera como un castillo”.
Para escribir esta página me di a la tarea de esculcar algunos libros rusos, dejar correr sus páginas entre los dedos y parar de improviso. Ese método me entregó sin dificultad una buena colección de hombres convertidos en odres. Se puede empezar por un sepulturero hijo de Pushkin a quienes sus compañeros de fiesta, panaderos, sastres, encuadernadores, miran con cierta sorna macabra: “¿Qué te pasa amigo? Bebe a la salud de tus muertos”. El enterrador termina borracho como todos, pero sus sueños son diferentes, podrían llamarse “memorias del subsuelo”. Sus últimos clientes lo visitan y reclaman por el ataúd de pino que hizo pasar por roble.
Luego está un maestro de postas, al mismo tiempo jefe de establo y de posada, que termina su vida en una taberna luego de que su hija escapara con un húsar pederasta. Todos los días termina tambaleante y perseguido por el mismo coro infantil: “Abuelo, abuelo, ¿tienes nueces?” Un libro más tarde Chéjov entrega un cochero abatido por la nieve y la tristeza, blanco como un fantasma. Solo quiere contarles a sus dos pasajeros, borrachos cómo no, que su hijo murió en la mañana. Los gritos y los chistes flojos impiden el desahogo.
Para ayudar a la comedia el mismo Chéjov tiene un actor de teatro que emprende una borrachera a cuatro actos antes de subir a escena, y obliga a su empresario a emplear un método de desintoxicación que incluye golpes y vodkas de más. Tolstoi prefiere borrachos de uniforme. En “Los dos húsares” un comisario de policía recién reelegido grita a sus compañeros de borrachera: “¡Champaña, Champaña! Preparé el baño de champaña para bañarme… Me gusta la distinguida sociedad de la nobleza.” Por su parte el oficial de caballería, ya bisco de vodka, intenta convencer a una gitana de escapar en su compañía.
Ahora puedo leer con más certeza la noticia que apareció hace días en los despachos internacionales: 1200 rusos se han ahogado en los últimos dos meses a causa del calor y el alcohol. En un solo día se ahogaron 49 en lagos, ríos y mares. El calor de 37 grados los empuja a las orillas y el placer de una tarde soleada los empuja al vodka. Tambaleantes, sin que nadie los empuje, van a dar al fondo de los lagos o los ríos o los mares. Con la piedra de una buena rasca amarrada al cuello. Como médico del pueblo en general escribía Chéjov: “En los pequeños pueblos del Norte, donde la vida es más que en ningún otro sitio la antesala de la muerte, el vodka es el compañero imprescindible que te quita el frío, te ayuda a sobrellevar las muchas penas. . . Beben porque están cansados de la rutina, porque la vida que llevan no es vida; porque no tienen dónde ir, nada que hacer; beben porque querrían salir y empezar de nuevo.”
Se alejan de la realidad los grandes literatos rusos. Nos ponen siempre a sus borrachos en medio de nevadas y ventiscas, de pueblos pantanosos y tristes. Saber que los bebedores rusos pueden estar a las orillas de un lago azul y luminoso, como si vivieran en una novela francesa.




14 comentarios:

S E B A S T I A N G O M E Z dijo...

Gracias Pascual, que buena entrada!.

Andrés Felipe Succar dijo...

Muy buena entrada.

eureka dijo...

1200 muertos? miércoles y los europeos occidentales que se quejan por las oleadas de calor!!

Recuerdo un profe que estudió en Rusia a finales de los 80, decía que en Rusia no ahbí indigentes porque cada año el general invierno los aniquilaba.... o podrá ser cuento. La cosa de verdad es qeu allá si toman mucho, eso leí en un artículo no sé donde y tengo pereza de buscar los datos, pero los borrachos ahogados deben ser un indicador....

JuanDavidVelez dijo...

Excelente.

Juan Carlos Orrego dijo...

No estará de más otro borracho. Está en "Un episodio vergonzoso" de Dostoievski. Un hombrecito del montón invita a su jefe a la fiesta de matrimonio, y éste, ni corto ni perezoso, bebe como un camello y accede a un estado casi fantástico de borrachera. Como se imaginará, comete todo tipo de torpezas e imprudencias en la fiesta. Pero es el jefe, después de todo, y al otro día el hombrecito se ve obligado a renunciar. Es al siervo a quien le toca asumir la vergüenza de los desmanes del señor (y no pasa solo en Rusia).

LaMoneca dijo...

Ah... pero si esos 1200 muertos borrachines coinciden con la triste descripción de Chéjov, a buen puerto arrimaron (literalmente). Una muerte inconsciente, impremeditada, de mano propia y euforia psíquica inducida. Ja! Hasta lo más de bueno pal fulano ruso. Mejor por licor que por carabina.
Post de aire fresco... salud!

Pascual Gaviria dijo...

Como estará Argentina que Maradona pasa vacaciones en Venezuela.

Salacho dijo...

Pobre Maradona, le tocó tragarse la cantaleta de Chávez por más de media hora

El Güei dijo...

Pobres Argentinos, este tipo ya se cree un ideólogo sólo porque tiene un tatuaje del Ché y contradice a EEUU, no me extrañaría que después de su fracaso como técnico en la próxima copa américa se lanzara para la presidencia, y fijo va a quedar.

Pascual Gaviria dijo...

Ayer vi por equivocación 10 minutos de un documental de Kusturica sobre Maradona. Qué cosa tan triste, el fanatismo y la estupidez como ejemplo. Una alegoría a la confusión de un ídolo de barriada. Los mejores testimonios son cuando está borracho: se le entiende menos. De verdad que el Chávez de Stone y el Maradona de K. son apologías que no dan ni risa. Dentro de poco serán ejemplo de hasta donde pueden llevar las buenas intenciones, el triste convencimiento de pertenecer al bando de los buenos, de los incorregibles, de los que no se callan ni sus propias idioteces. Los veo y creo que sería mejor conversar con Enrique Iglesias.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Pascual como es posible que usted tienda a creer que posees cierto sistema ético superior que te permite juzgar el concepto maquiavelico del los Buenos y de los malos (se acuerdan o estan conmigo o estan con los terroristas, o el eje del mal) con esos personajes simplemente por que son ajenos a tus heroes?

Pascual Gaviria dijo...

Juka, parece que no nos entendemos. Precisamente lo que me aburre de los personajes que cité es su convencimiento de pertenecer al lado bondadoso del mundo, su capacidad para ejercer la superioridad moral con las herramientas viejas de la demagogia y tres estribillos. Además, poner a Maradona a hablar de política es como poner al Papa a comentar el mundial.

Pascual Gaviria dijo...

Las Farc y los vecinos Una columna de Alejandro Gaviria escrita hace un año aplicable a los alborotos de hoy.