miércoles, 2 de julio de 2014

Arbitrariedad a secas





En política nos hemos acostumbrado a los disparates y a las sorpresas, a los conversos y a quienes a cada paso se desmienten a sí mismos. La silla del poder es también un potro de torturas que obliga a su orgullosa víctima a mostrarse tal cual es, a revelar sus impulsos y sus ánimos de usar el garabato de la firma como látigo para amansar a los ciudadanos. En Bogotá, Gustavo Petro ha comenzado a mostrar su porte autoritario. Parecía imposible que Miguel Gómez, un conservador de postín, terminara criticando a Petro por la limitación a las libertades individuales. El mismo alcalde que hace poco hablaba de un sistema que regulara el uso de drogas y pensara en minimizar los daños antes que imponer penas, el político que acumuló discursos en defensa de las libertades ciudadanas desde su curul como congresista, resultó implantando un régimen de ley seca que trata a todos los ciudadanos como menores de edad frente al comportamiento vandálico y violento de una ínfima minoría. De modo que los godos comparten entre dientes sus decisiones, e incluso tomarían medidas similares, pero no pueden perder la oportunidad de criticar al “alcalde de las libertades que nos llenó de prohibiciones”.
Cuando los alcaldes de pueblo no tienen mando terminan por acudir a la arbitrariedad. Si no se puede ejercer el control más vale exhibir el poder, piensa el alcalde con boina. Resulta increíble que ciudades tan conservadoras como Manizales o Medellín hayan logrado ver los partidos de Colombia sin acudir a la histeria preventiva de la ley seca. Petro ha intentado trazar una línea de relación directa entre la violencia homicida y el consumo de alcohol. Sin embargo, los informes detallados muestran que la mayoría de las muertes violentas en Bogotá tienen que ver con actuaciones criminales y ajustes de cuentas entre bandas para proteger rentas de microtráfico o extorsión. La concentración de muertes en algunas localidades confirma la coincidencia entre zonas donde están están las "ollas" y los "expendios" con sectores donde hay mayores índices de homicidios. Pero el alcalde pretende una concordancia automática entre muertes el día de triunfo de la selección y embrutecimiento alcohólico. Lo hizo el día del partido con Grecia, sin confirmar el motivo de las ocho muertes violentas (se sabe que cuatro de ellas no tuvieron nada que ver con la celebración) salió a descalificar el comportamiento de toda la ciudad. Y volvió a hacerlo el sábado anterior luego de la victoria ante Uruguay. Con alcohol o sin alcohol Petro señala a la ciudad como un maestro energúmeno. La policía lo ha desmentido con sutileza para no alebrestar sus furias secas. El mismo General Palomino reconoció los inconvenientes de tener que dedicarse a revisar botellas y vasos en vez de buscar cuchillos, pistolas y vigilar a exaltados potencialmente peligrosos.
Luego de padecer las largas filas para comprar cerveza en los estadios brasileros, después de ser bañado por Águila fría en el Metropolitano de Barranquilla en la celebración de un gol frente a Paraguay, y después de oír la historia de una viajera en bus durante el triunfo contra Uruguay, la misma que vio a Río Sucio y a un reguero de pueblos todos de blanco por la harina y la cerveza en sus parques, me cuesta creer que la capital, el centro de la civilidad colombiana, tenga que vivir bajo un régimen del siglo XIX que obliga a sellar las chicherías.







4 comentarios:

César Giraldo dijo...

Pascualito, el problema es que tú eres una persona tolerante y que goza de las celebraciones como se debe, y así somos muchos... Pero hay otros tantos, otros muchos que no son tolerantes y que la euforia de la celebración los vuelve unos energúmenos, yo lo viví acá en Cali el día de partido contra Costa de Marfil y el del partido contra Uruguay. Donde yo fuera una persona tolerante, la cifra de riñas hubiera aumentado en al menos 1 más.

César Giraldo dijo...

*Donde yo NO fuera una persona tolerante.

Unknown dijo...

Buenas noches Pascual. Quisiera contactar contigo para una invitación al Parque Biblioteca Doce de Octubre... ¿Algún correo?

Gracias.

Hamilton A. Suárez B.
Técnico Social y Sultural
PB DO

Anónimo dijo...

Los gallon henao,algun dia no muy lejano,pagaran por el asesinato de andres escobar,lo unico que le digo,es que ahora son esclavos de los bandidos,cada mes les quitan una mensualida muy grande de $$$,y se estan quedando sin efectivo,ya no traquetean porque un sr de envigado cuyo alias se come con bunuelos,en diciembre,se le apodero de sus rutas y ahora ellos dependen de el y sus bandidos,ese es el triste final de todos esos traquetos,pagando escondidijo a peso,pero no a la policia,si no a los bandidos,que antes mandaban,ahora les tienen que pagar impuetos..