miércoles, 11 de marzo de 2020

Un sucio nubarrón






Como sucede en marzo de cada año, el cielo de Medellín y sus municipios vecinos se enturbia entre las montañas altas y las nubes bajas. Las barreras naturales hacen que el aire se convierta en una bruma espesa que ya es patrimonio del debate público en la ciudad. Este año la alerta ambiental ha tenido dos características especiales: la persistencia de altos niveles de contaminación luego de una semana de medidas excepcionales de restricción a vehículos particulares, y la dirección del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) por un político primerizo bajo el hollín de las repartijas.
Daniel Quintero, como presidente de la junta directiva del AMVA, impuso a Juan David Palacio Cardona como director. La experiencia laboral de Palacio Cardona se puede listar sin mucha dificultad: Asesor jurídico de Call Center (una empresa donde trabajó toda su familia), Gerente de Transportes La Estrella, Secretario del Concejo de Medellín (llevado de la mano por Miguel Quintero, hermano del alcalde de Medellín), gerente de EMTRASUR S. A. (empresa economía mixta que maneja la movilidad en el municipio de La Estrella). Luego caminó pasillos y despachos en el Concejo de Medellín.
El joven director llegó a su cargo con un respaldo indiscutible, el de su padre Óscar Iván Palacio Tamayo, político conservador que ha pasado por huestes pastranistas y uribistas. Burócrata profesional, secretario de Uribe durante su gobernación, cercano a José Obdulio y, durante mucho tiempo, amigo de ‘Guillo’ Ángel, “parte orgánica de las autodefensas” según palabras de Don Berna. Palacio Tamayo fue ingrediente principal en algunos caldos espesos. Protagonista de la sonada reunión de JOB, enviado para, en la Casa de Nariño. Por esa visita guiada el partido conservador le negó el aval para ser candidato al Congreso en 2010. El político antioqueño también sonó como intermediario de DMG ante el gobierno antes del desplome financiero y como facilitador de la llegada de algunos paramilitares de Vicente Castaño a las oficinas del Incoder entre 1997 y 2003.
Dejemos en paz al padre y volvamos al hijo. EMTRASUR, una empresa que gerenció, entrega algunas claves sobre papeleos y empapeladas. Se creó en agosto de 2010 mediante un acuerdo del municipio de La Estrella que autorizó al alcalde a conformar una sociedad de economía mixta para reestructurar la Secretaría de Tránsito. La “alianza estratégica” se hizo con la sociedad Identificar S. A., sociedad se hizo famosa luego del accidente del bus que dejó 33 niños muertos en Fundación. Al revisar los papeles del bus se llegó a Identificar S. A. como concesionaria para implementar, operar y mantener el sistema de licencias, patios, grúas y permisos de tránsito en el municipio. La empresa se quedaba con apenas el 70% de los ingresos de la secretaría. Vista de cerca, la sociedad apareció con el mismo modelo en decenas de municipios en el país. El representante legal suplente ha sido condenado por falsedad en documento público y a la representante legal se le abrió investigación penal en su momento. Así que Palacio Cardona tiene experiencia en movimientos y cobros en taquilla.
Tras su llegada al Área Metropolitana lo primero fue una poda a los requisitos para llegar a cargos de dirección. Para más flexibles e inclusivos, según sus palabras. El primer nombrado fue Álvaro Alonso Villada. Hoy es subdirector de Gestión Financiera y encargado de la subdirección de Planeación. El señor Villada fue la punta de lanza de “los ñoños” en el Bajo Cauca antioqueño, donde Musa Besaile ganó de largo sin conocer los municipios. La nata de contaminación se siente en las oficinas del Área. A los recién llegados les gustan los contratos terminados en cualquier número. Nada de pico y placa.






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