martes, 28 de agosto de 2007

Nabokov responde por Lolita



En mayo de 1975 Nabokov deja su refugio en un hotel Suizo y responde las preguntas de Bernard Pivot en Francia. Preguntas para las que ha preparado respuestas que lleva en unas fichas ordenadas. Se le nota la lengua a la legua. Se podría leer una entrevista suya de 100 páginas.

-"Nabokov es Lolita", es la ecuación de siempre. ¿No acaba molestándole el éxito de Lolita, tan considerable que se puede pensar que usted es el padre de una única niña algo perversa?

-Lolita no es una niña perversa. Es una pobre niña que corrompen, y cuyos sentidos nunca se llegan a despertar bajo las caricias del inmundo señor Humbert, a quien una vez pregunta: "¿Siempre viviremos así haciendo toda clase de porquerías en camas de hotel?" Pero respondiendo a su pregunta: Su éxito no me molesta. Yo no soy Conan Doyle quién, por esnobismo o pura estupidez, prefería ser conocido como autor de una historia de África (risas), que imaginaba muy superior a su Sherlok Holmes. Y es muy interesante plantearse como hacen ustedes los periodistas, el problema de la tonta degradación que el personaje de la nínfula que yo inventé en 1955 ha sufrido entre el gran público. No sólo la perversidad de la pobre criatura fue grotescamente exagerada sino el aspecto físico, la edad, todo fue modificado por ilustraciones en publicaciones extranjeras. Muchachas de 20 años o más, pavas, gatas callejeras, modelos baratas, o simples delincuentes de largas piernas, son llamadas nínfulas o "Lolitas" en revistas italianas, francesas, alemanas, etc. Y las cubiertas de las traducciones turcas o árabes. El colmo de la estupidez. Representan a una joven de contornos opulentos, como se decía antes, con melena rubia, imaginada por idiotas que jamás leyeron el libro. En realidad, Lolita es una niña de 12 años mientras que Mr. Humbert es un hombre maduro, y el abismo entre su edad y la de la niña produce el vacío entre ellos; entre ese vacío, ese vértigo, la seducción, atracción de un peligro mortal. En segundo lugar, la imaginación del triste sátiro, convierte en criatura mágica a aquella colegiala americana tan trivial y normal en su género como el poeta frustrado Humbert lo es en el suyo. Fuera de la mirada maníaca de Mr. Humbert no hay nínfula. Lolita, la nínfula, sólo existe a través de la obsesión que destruye a Humbert. Éste es un aspecto esencial de un libro singular que ha sido falseado por una popularidad artificiosa.

3 comentarios:

Sergio Alejandro Henao dijo...

Hey, Pas, muy pertinente el articulo para los lectores de Nabokov, pero a parte de eso quisiera preguntarte, ¿a que viene el comentario? ¿una efemeride que desconozco? ¿hay algun proposito que quieras señalar a parte de lo que explicitamente comentas?

no digo que sea el texto inteligible, obtruso, malo, aburridor, sin contexto, que no venga al caso, etc. no no, no soy quien para juzgar eso, solo soy un lector que gusta de sus columnas, pero si quisiera saber si hay algo mas que quisieras señalar y que yo no haya rastreado.

Suerte pues.

Pascual Gaviria dijo...

Sergio, intentaré montar una entrada sobre literatura entre semana. Una reseña, un respuesta de autor, un fragmento, un comentario, una antigualla...
Para descansar un pco de la bendita actualidad.

Sergio Alejandro Henao dijo...

exccelente mano... como uno solo lo conoce opinando, o en cronicas... por eso parece raro... pero cuente que con mucha mas gracia recibiré esas entradas literarias.

Precisamente eso critico del colombiano, el que generacion se haya vuelto netamente actual, es decir, farandulero... parece una seccion de noticieron nacional que presentan notas pendejas pensando que es cultura y cosas de esas..

suerte y gracias por la respuesta.