viernes, 30 de mayo de 2008

Dulzuras del ogro





Me topé con Fernando Vallejo en una casa vieja del Barrio Prado en Medellín. Me invitaban para oírlo rugir y para intentar un pie de página en medio de la conversación. Asistí gustoso con la esperanza de merecer un sablazo del ogro, según el apelativo que le concedió un amigo temerario que alguna vez buscó su consejo. Hacía 10 años, desde un día de grabación de La Virgen de los sicarios, que Vallejo no visitaba la ciudad de sus amores y sus inquinas. Le pregunté cómo veía a este Medellín en comparación con el idílico de los días azules, ese que trata con ternura en la primera tanda de su río del tiempo. Y Estaba esperando una respuesta de nostalgias, pero con Vallejo es mejor no esperar: "Yo no quiero volver a ver a ese Medellín aburrido que no era más que un gran potrero, qué pereza esas quietudes, qué horror el pasado, mejor el Medellín de hoy que es delirio, como la vida, y motos y motos y motos y motos", me dijo con su tono suave y amenazante. Hablaba con la euforia del emigrante que regresa, que es en últimas el turista más fácil de burlar. Su hermano Aníbal me dijo que Vallejo, o sea Fernando, cogía un taxi en la mañana y se iba de excursión al centro de Medellín. Parece que no trató a los taxistas de hideputas como en sus recorridos de novela en compañía de Alexis. Y caminó el Parque de Bolívar y el atrio de La Candelaria con ojos indulgentes, saludando a las señoras que salían de misa.

Por momentos me convencí de que Vallejo había depuesto las armas de la injuria. Lo noté cansado de su juego de hereje, temeroso de encontrar un recibimiento digno de demonio o de traidor o de loco. Al teatro Camilo Torres, en la U de A, fue preparado para enfrentar un pequeño juicio, prevenido, armado de su colección de frases fulminantes y de una guardia de perros apestados. Cuando una niña le preguntó en qué se inspiraba para copiar, utilizando ese verbo de tarea infantil en vez del ilustre escribir, Vallejo respondió presto: "A ver, cómo qué he copiado". Al segundo se dio cuenta de que era una niña quien preguntaba por su inspiración y respondió con ternura de abuelo: "Pues será en las rabias que me sacan por aquí". En últimas la comparecencia en el Camilo Torres fue sobre todo una homilía monótona con fieles dispuestos a responder el salmo. De modo que el oficiante preparado para el abucheo recibió venias y aplausos. Y sintió que Medellín era más dulce de lo que la recordaba y hasta dijo que Colombia era muy generosa, si se le pude creer a una fuente muy cercana a su manada.

Con su corte de gozques y su cantaleta contra los carniceros Fernando Vallejo me recordó un poema de Lorca: "Todos los días se matan en Nueva York / cuatro millones de patos, / cinco millones de cerdos, / dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, / un millón de vacas, / un millón de corderos / y dos millones de gallos / que dejan los cielos hechos añicos? Yo denuncio la conjura / de estas desiertas oficinas / que no radian las agonías, / que borran los programas de la selva, / y me ofrezco a ser comido / por las vacas estrujadas / cuando sus gritos llenan el valle / donde el Hudson se emborracha con aceite". Tal vez la poesía sea indispensable para repetir el discurso piadoso a favor de los animales sin terminar emparentado con los Hare Krishnas.

Pero volvamos a la casa de Prado. Intenté hablar de libros y muy pronto me dijo, con orgullo de erudito, que llevaba 10 años sin leer una novela y un año largo sin terminar un libro. Y que no estaba cañando. "Me dedico a tocar piano, a tocar mal pero bueno, en eso se me va el día". Sin contar el paseo a los perros. Su opinión sobre la literatura puede resumirse en dos líneas: la actual es absolutamente efímera, o sea desechable, y los clásicos ya hablan de polvo, huesos, costumbres idas y famas muertas. Hasta el Quijote cayó en la lista de lo ilegible: "muy pronto los pie de página serán más largos que el propio libro". En esa vía le pregunté por Carrasquilla para que le diera un garrotazo por los 150 de su nacimiento. Pero volvió a sacar su mano enguantada: "Yo no hablo mal de mis paisanos". Lo dijo sin que una arruga anunciara la sonrisa cínica que merecía semejante burla. Insistí y resolvió con una palmada en la espalda para "el viejo", por su talante tímido y sus observaciones sobre este pueblo mendaz. Pero al final guardó sus libros en una caja, para regalarlos con los periódicos y algunos trastos viejos: "Los libros de Carrasquilla no tienen nada que decirnos en este momento, ese Medellín ya no existe, no tenemos nada que ir a buscar en esos retratos".

Al final elogió nuestros aguaceros con los ojos desorbitados, sin pedir que las borrascas nos arrastraran a todos. Y dijo que servían incluso para enriquecer nuestro lenguaje, para que existiera el verbo escampar que era tan escaso. En la despedida me pareció más paisa que Fernando Botero.

23 comentarios:

Pascual Gaviria dijo...

Juan Carlos Orrego, profesor de la U de A, futuro Doctor en literatura, lector sin piano, me envió por correo un párrafo sobre la alocución de Vallejo en la Universidad. Me tomo el atrevimiento de copiar su descripción en tono Vallejiano:
"En lo que tiene que ver con decrépitos personajes, ninguno como Fernando "El Ogro" Vallejo. El pasado 22 de mayo se presentó aquí en el Alma Máter y dio toda una cátedra de abatimiento. Para peor, sus opiniones —o chistes, si bien se mira— fueron las mismas: sus acostumbradas arremetidas —aunque lentas, como las de un escarabajo que enfila baterías contra su pelota de estiércol— contra la iglesia, los enemigos de perros y caballos y la politiquería gubernamental y, en fin, contra el Homo sapiens. De pésimo efecto fue la comitiva que eligió para pararse en el escenario: un hatajo de imbéciles a quienes convencieron de no comer carne y una jauría de perros sarnosos (pura carne de cadalso de perrera municipal, salvada sólo por el empeño casual de un solterón). Pero la más esmirriada entre todas las criaturas del estrado era Vallejo, cansado como un gozque de 65 años."

Anónimo dijo...

vallejo inmenso, sus libros, su temperamento, y su pelicula lo mejor.

jack casablanca dijo...

vallejo es un hereje entretenido. asusta poco a los curas y habla por hablar, que es lo mejor que hace si se le mira de cerca. de lejos parece alguien que hubiera querido ser astronauta. su público ávido de impertinencias evade o ignora adrede que sus afirmaciones hacen parte de un remake. un remake al que ya no le cuadra una banda sonora parental advisory

David E. Guzmán dijo...

Después de LOGOI se pudo haber echado a dormir el resto de la vida, pero siquiera siguió escribiendo porque a mí es uno de los escritores que más me ha hecho reír... de forma brillante, claro.

Cuzco dijo...

Para Vallejo han terminado sus días azules, y ahora lo arrastra inmisericordemente el río del tiempo.

Carlos H. Fonseca Zárate dijo...

Es el "escritor" más aburrido,monotemático y falto d creatividad.

juan dijo...

...y después de tanto después, de renuncias nacionales y otras tantas epístolas sapiensales, ahora con tono casi de tango ha dicho -públicamente con su voz de hilo delgado que guarda palabas gruesas que pueden cortarte el cuello- ha dicho que sueña con volver para quedarse a vivir aquí.

Juan David Villegas dijo...

Vallejo puede ser monotemático, y hasta falro de creatividad, pero es un prosista exquisito, y un maestro del denuesto. Sólo los tontos lo toman en serio.

David E. Guzmán dijo...

Con respecto al comentario de dona Rocío, quisiera decir que está bien que piense que el susodicho es aburrido, monotemático y falto de creatividad, pero que haya puesto la palabra escritor entre comillas es un disparate monumental.

Pascual Gaviria dijo...

Creo que Vallejo hace mucho mejor su tarea escrita que su tarea oral. Su estridencia de entrevistado y conferencista terminó desluciendo su genio de escritor. Incluso lo apreciaba más cuando se dedicaba a sus novelas y sus biografías y no a sus libros de erudito indignado en contra de ciencia y religión. Hay algo hay de cazador de gazapos que no termina de gustarme. Sin embargo, Los días azules, las biografías de Barba y Silva y la pequeña joya de El desbarrancadero son suficientes para tenerle un altarcito en mi biblioteca. No importa que haya regresado por la nacionalidad y el carriel.

Cuzco dijo...

Sin duda "El desbarrancadero" es una pequeña joya literaria, si es que semejante metáfora cabe para una novela invadida dramáticamente por el sarcoma de Kaposi. Y diría que lo mejor está en la fina languidez que sobrevive a los chistes y los alegatos. La novela es, en nuestra literatura, algo así como la forma más sobria de la ruina; y luego el final, muy vallejiano así no parezca: una lenta y convincente disolución (y dejo aquí para no volver a mencionar lo que ví el 22 de mayo).

El Burro Viejo dijo...

Me gusta mas la biografias como "El Mensajero", el desvarrancadero me parecio un poco pesada, mas sin embargo la for,a como mata a "papi" me parecio muy colombiana, y "La Puta de babilonis" es mas nombre y bomba y mucha prosa enredada que el lector discolo como yo no alcanza a digerir para poder meterse en el cuento y vivirla. Me cae muy bien vallejo, el vallejo de sus columnas mordaces, el vallejo que arremete y crea polemica.

El Burro Viejo dijo...

Ahhh que pena con ese Desbarrancadero anterior!!! puro problema de chuzografia!!!

Anónimo dijo...

jarangov: lo de la ortografia fue un clasico de un discolo clasico de clasicos.

PD: Medallin Vs America

El Burro Viejo dijo...

jajaja Juka te dolio la remembranza del Rambo!!!!

Andrés Felipe Succar dijo...

Lo que más me impresiona de Vallejo es que es un virtuoso de la prosa a pesar de si mismo. Al mismo tiempo eso es lo que me deja un sinsabor cuando lo leo. el tipo es un génio, pero parece que no se lograra contener y es ahí cuando interrumpe su narración y da rienda suelta a sus hijueputazos.

juan dijo...

...a mi en la lista de las cosas obvias me toca poner que megusta más El Mensajero que La Puta de Babilonia y le sumo uno no muy mentado "mi hermano el alcalde" que me hizo reír y se lo agradezco. Con lo de su regreso anunciado me alegro, seguro que las noticias de todos los días le calentarán el pulso...

Martín Franco Vélez dijo...

Como narrador es delicioso, con frases efectivas, mordaces y rápidas. Los temas se le acaban después del primer libro y en las novelas vuelve sobre ellos una y otra vez, una y otra vez. Como una grabadora que le ponen 'rewind' y luego 'play'. Hay que leerlo por espacios y despacio, para no aburrirse. Como personaje y orador no es más que un charlatán que quiere llamar la atención. Pero igual, como dice Pascual, El desbarrancadero y Los días azules son suficientes para el altarcito. Y eso que me falta El mensajero, de la que todo el mundo habla bellezas.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka Extramítico) dijo...

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Gabriel Jaime Caro (Gajaka Extramítico) dijo...

Fernando VALLEJO es un heresiarca en el desierto. Hijo de Barba Jacob, y malito para la literatura, si esta no es barroca. No hay barrocos en Colombia. Por ahi tenemos a un poeta paisa llamado Gajaka, que bien mereceria estar con el en un recital. Pero lo mejor de Vallejo es su estudio de la ciencia y el desenmascaramiento del cristianismo y el islamismo. LA PUTA DE BABILONIA es un libro obligado de estudio, HASTA PARA un ninño de 6 años.

Unknown dijo...

De lo poco que quedaba ìntegro, intacto en este pais de retrocesos i reversazos era Vallejo; me sorprendio su academicismo su enciclopedismo, fue hasta prudente, parece que hubiese dejado de ser lo que era.
No era el fernando de la pluma citrica, sarcastica, profunda i punzante. Era otro.

Para colmo, el maestro era solo una parte chiquitica del espectaculo, lo completaban: el camilo repleto de curiosos que aplaudian a diestra i siniestra, camaras por doquier ( hasta yo tenia una )i una jauria de paseantes de perro que no entendian un carajo.

Creo como dice pascual que es infinitamente mejor el maestro escribiendo que hablando ( por eso esta no fue tan buena, recito; no leyo lo que escribio porque ni siquiera lo hizo ) le faltaba el rigor de su prosa deliciosa i su ritmo cadencioso de palabrejas precisas enfiladas una detras de la otra, sin atropellos, sin empujones; con la maestria suya, de quien conoce i domina el lenguaje a su antojo.

Obvio que es un escritor ROCIO ARANGO, pues aunque a ti te aburran sus recurrencias literarias no podras negar que maneja a su antojo la materia prima del escritor que es la palabra

Gabriel Jaime Caro (Gajaka Extramítico) dijo...

Bueno si alguien dice por aqui que es infinitamente mejor escribiendo que hablando, está es directamente atacando su vida como homosexual. Porque en la segunda parte del programa La fuerza de los argumentos, dejo boquiabiertos a los periodistas que estaban alli, porque el escritor se elevo con su ciencia, dejandoles una sonrisita gay, y sobre todo para el mas buen mozo del grupo.

Anónimo dijo...

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