martes, 4 de enero de 2011

Un milagro imposible





Un año después del terremoto en Haití el palacio presidencial en Puerto Príncipe sigue tirado en el suelo, como una canasta de huevos que algún descuidado dejó caer. Lo rodea una malla de protección con propaganda política de las recientes elecciones de noviembre, una más de las calamidades que cayeron sobre el país en el 2010. Haití está todavía en ruinas, según los cálculos apenas se ha recogido el 5% de los escombros y uno de los candidatos propone que se nombre un zar para la limpieza de las ciudades, ya sabemos que es la denominación que se le entrega al encargado de las tareas imposibles. Aun hay más de un millón de personas viviendo en campamentos, el cólera ha dejado más de 3000 muertos, la política parece encaminarse a la violencia y hay cuatro extranjeros encargados de definir el resultado de la primera vuelta presidencial.
Luego del terremoto parecía que la solidaridad internacional podría lograr un milagro en el país que Graham Greene llamó república de pesadilla. Una cumbre en Nueva York comprometió recursos por cerca de 6.000 millones de dólares para armar un nuevo Haití en un plazo de dos años. Bill Clinton y el primer ministro haitiano serían los encargados de liderar los esfuerzos. Sean Peen se fue a vivir a una carpa en Puerto Príncipe y hasta Lionel Messi pasó por los campos de refugiados. Seis meses más tarde Clinton estaba haciendo de chepito internacional para que los países donantes “honraran sus compromisos, y los honraran de forma oportuna”. Hasta hace dos meses los aportes norteamericanos estaban estancados por zancadillas entre congresistas republicanos. Aunque no lo crean Colombia estuvo siempre entre los cinco países que cumplieron sus compromisos en el plazo previsto.
Pero el reto en Haití no es solo cuestión de escombros y buenas intenciones. Hace un año Ricardo Seitenfus, el ex representante especial de la OEA en el país, resumió en una frase el tamaño de la tarea: “No hay precedentes. Hay que inventar un Estado y hacer que los haitianos se responsabilicen de su país. Es muy fácil para ellos pedir, pedir y pedir porque siempre hay gente que trae cosas”. Seitenfus acaba de ser removido de su cargo por unas polémicas declaraciones sobre el papel de la ONU y su obsesión por llevar soldados a un país derruido: “En vez de hacer un balance, se enviaron aún más soldados. Hay que construir carreteras, elevar presas, participar en la organización del Estado, en el sistema judicial. La ONU dice que no tiene mandato para ello. Su mandato en Haití es mantener la paz del cementerio.”
En el balance de Seitenfus no solo la ONU sale mal librada. El trabajo de más de 10.000 ONGs que han convertido a Haití en su centro de tareas, formación y experimentos parece ser parte de la solución de urgencia y la epidemia permanente: “Existe una relación maléfica o perversa entre la fuerza de las ONGs y la debilidad del Estado haitiano. Algunas ONGs sólo existen debido a la desdicha haitiana.” Las ONGs hacen su trabajo con la ayuda de su país de origen y pasan por encima del inexistente Estado haitiano. Incluso la corrupción ha pasado de las oficinas públicas a las organizaciones no gubernamentales, cada político haitiano regenta al menos dos. Haití ha tenido 6 intervenciones extranjeras en los últimos 20 años y se ha convertido en una especie de protectorado al que el mundo le lleva sus ayudas y sus males, desde el cólera hasta los vicios inevitables de la mirada paternal y conmiserativa.

4 comentarios:

Pascual Gaviria dijo...

Los ejemplos de la inexistencia del Estado en Haití son tremendos: un 40% de los ciudadanos no tiene ningún documento, el 90% de las escuelas y colegios son privados, los registros de propiedad de la tierra son casi inexistentes por lo que los solares con escombros se defienden con la vida. El problema de falta de registros para las propiedades hace que los especuladores y los más fuertes, en influencias y armas, sean los grandes beneficiados del caos total. Los países donantes van a construir un hospital y deben entenderse con especuladores que piden millones de dólares por el terreno.

Un poco más de palabras de Seitenfus: "Aquí el 'bien' es privado, gracias a los médicos, hospitales, escuelas comida que llegan de todo el mundo; pero el 'mal' es público porque el Estado sólo está presente con la Policía".

Se habla también de una burocratización cómoda para funcionarios de la ONU. Haití no es un país en guerra, queda cerca de las costas de Estados Unidos y tiene restaurantes franceses. Algunos de los funcionarios del Pnud que murieron en el terremoto ganaban 28.000 dólares mensuales.

Pascual Gaviria dijo...

Seitenfus convirtió el tema de Haití en un asunto político con su entrevista para un diario suizo y su despido de la misión de la OEA. En el único sitio donde pude encontrar las palabras del brasilero traducidas al español fue en Granma, en la columna semanal de "el compañero" Fidel Castro. Se mencionaba algo de los médicos cubanos y Fidel salió a hacer sus descargos y cargar contra la ONU.

Respuestas de Seitenfus citadas por Fidel Castro

Cosas parecidas decía Seitenfus hace un año cuando estaba comenzando el trabajo luego del terremoto. Todavía algún espacio para el optimismo.

Haití está en manos de las ONGs

Una de sus declaraciones en los primeros en el segundo mes después del terremoto:

""Cuando hablamos de fortalecer el Estado hay que afrontar este tema. Hillary Clinton dijo que había 10.000 ONG trabajando en Haití pero sólo 300 están inscritas en el ministerio, así que hay cientos que actúan sin control alguno".

"Y lo peor aún es que Estados unidos da la ayuda a las ONG estadounidenses, los canadienses a las canadienses y los españoles a las españolas y así sucesivamente. La mayoría de ellas son 'cajas negras' que nadie supervisa. Hemos intentado saber cuáles son las organizaciones no gubernamentales serias y no hay ningún estudio sobre esto. Es imposible saberlo".

Pascual Gaviria dijo...

16 fotos impresionantes que dejó el 2010. La primera es en Haití

eureka dijo...

el problema es c{omo arreglar ese miercolero. Lo de la sONG sies para llorar, uno sabe que se buscan su nicho, pero seguro los agentes auxiliadores no aguantan tanta hambre como los haitianos.

sería cierto el cuento que alrededor del extinto sector de El Cartucho en Btá, subsistían cerca de 300
ONG!!