jueves, 13 de septiembre de 2007

Empatías peligrosas


En enero del 2006, cuando el Polo Democrático intentaba organizar su lista al Senado, la puja por el número 1 en el tarjetón puso en evidencia la ya famosa pugna partidista entre un bloque de izquierda moderada y uno más duro, con inclinaciones al rojo, rojito. En ese momento Gustavo Petro era el representante de los que caminaban hacia el extremo y María Emma Mejía jugaba su carta por los inclinados al centro. Se habló como ahora de grandes divisiones pero Petro se encargó de dar un diagnóstico de realpolitik: “Hay un problema de egos por un número”. En la reciente consulta para elegir candidato a la alcaldía de Bogotá Mejía y Petro ya compartían el bando de los moderados, y la lucha entre los amores propios era cosa de una apuesta anterior. La posición frente a los posibles votantes y la ubicación en el partidor del Polo se ha vuelto más importante que la Posición con mayúsculas.
Ahora las declaraciones de Petro sobre las FARC, y las de algún vocero enmontado sobre Petro, han vuelto a poner sobre el tapete de las primeras páginas la división del Polo, la diferencia de talante y de énfasis para condenar los crímenes guerrilleros y reaccionar frente al coqueteo que pica el ojo desde la mirilla. El ruido y las declaraciones encontradas tienen de nuevo su origen en cálculos electorales, en estrategias y carreras tempranas con la línea de llegada en el 2010. Y en alguna neurosis que Uribe a impuesto sobre la oposición.
Un sector del Polo se dedica a repetir la lección con tono neutro, con la abulia del estudiante que hace la bendita plana: “Condenamos la actuación de las Farc, desechamos y repudiamos la lucha armada, censuramos y reprobamos todos los crímenes de la guerrilla…” Incluso el vocero más torpe de ese sector se atreve a decir, desde la desvergüenza, que ellos no son “ni amigos ni enemigos de las Farc”. Parece que luego de 8 años de gobierno durante los cuales la palabra “guerra” a marcado la pauta electoral, un grupo del Polo tiene intenciones de apostarle a la palabra “paz” para la próxima elección, y para eso intentará dejar abierta una puerta de empatía con los hombres de Marulanda. Ya Pastrana nos dio una muestra de cómo pueden terminar esos juegos de señales, esos delicados reproches.
Carlos Gaviria, bien sea por alergia uribista o por estrategia política, considera que el Polo Democrático debe enfilar baterías contra las ambiciones desmesuradas del proyecto del Presidente Álvaro Uribe antes que contra los delirios sangrientos de las Farc. Los electores del Polo tendrán que encargarse de decirle que en ocasiones las Farc hacen obligatoria la actitud beligerante e histriónica del Presidente. Y que tal vez sea necesario compartir alguna frase del discurso de Uribe para lograr alejarse lo suficiente de los métodos y los fines guerrilleros, y hacer imposible cualquier indicio de ambigüedad respecto a la lucha armada. Cuando Petro dice que las Farc no son una fuerza revolucionaria y que llevan 6 años centrando su supuesta discusión política alrededor de la libertad de las personas, está desechando cualquier cálculo que incluya las posturas y los intereses de Raúl Reyes y compañía, y pensando únicamente en quienes participan en la democracia en Colombia. El Polo tiene que renunciar a hacer política pensando en la reacción de quienes desdeñan todos los métodos democráticos. Y darse cuenta que el miedo a untarse de la retórica uribista puede llevarlo hasta las orillas de la oratoria escabrosa de las Farc. Hacer un coro con Uribe respecto a las Farc no es un pecado de lesa ideología y eludirlo con devoción puede ser un error irreparable en busca de votos y credibilidad.

8 comentarios:

Iván Garzón Vallejo dijo...

De acuerdo.
Éste debate sobre si el Polo es o no democrático y se deslinda de los métodos de la guerrilla ha sido recurrente en los últimos años en el país.
Y ante la ambiguedad y las incoherencias de unos y otros yo tiendo a creer que en el fondo la simpatía con las FARC sigue vigente en muchos de los líderes del PDA, pero declararla no solo sería cínico sino políticamente incorrecto pues no da muchos votos. Más aún, después de lo sucedido con los diputados del Valle.
Sigo pensando que la tesis de Plinio Apuleyo de la existencia del PC3 tiene mucho sentido.

flaca y malvada dijo...

De acuerdo, barbuchis. Carlos Gaviria pierde mucho rating conmigo cuando se pone a chapalear en aguas tibias y ambiguas en el tema de las FARC.

Hazte un soneto sobre eso. ¿Sabes escribir sonetos?

Besssosss.

FyM

Pascual Gaviria dijo...

Soneto Cojo.(homenaje a Navarro Wolf)
Carlos Gaviria, drástico hombre de sentencia / se torna frío, tibio, para ser preciso / a la hora de hablar de la insurgencia / y convierte el martilo en carta con un rizo.

El Polo dirá que no es amigo del fusil / que lo suyo es el lápiz y la cuchara / pero no se les cree esa frase de atril / ese cálculo de votos cara a cara.

Ni amigo ni enemigo del farucho / dice el señor Dussan con vista gorda / y ya se intuye qué es lo que le gusta mucho.

No sea que después venga la horda / y le ponga una medalla por buen cucho / será felíz la patria entonces, fuera de boba, y bien sorda.

flaca y malvada dijo...

Guau. Me quito el sombrero y mojo cuco. Eres mucho mejor que Adriana Arboleda, Andrea Serna y esas otras colegas tuyas.

Ana Henao dijo...

Es imposible no reconocer los grandes aportes de Carlos Gaviria como magistrado del Tribunal Constitucional en algunas sentencias que a pesar de haber sido emitidas hace un buen tiempo siguen siendo relevantes.

Sus años como catedrático y como magistrado le dieron una gran capacidad de oratoria, pero no podemos dejar de leer y oir entre lineas y tras las líneas de su discurso, donde muestra no sólo sus ideas de izuierda, sino una gran simpatía por las Farc.

Pascual Gaviria dijo...

La verdad no creo que Carlos Gaviria tenga simpatías con las Farc. La falta de vehemencia necesaria para para condenar sus crímenes, sus mañas y sus intenciones obedece más a un cálculo político y a una imposibilidad ontológica, como diría él mismo, de pronunciar unas palabras que medio se parezcan a las de Uribe. La columna de Alfredo Rangel en El Tiempo de hoy señala con claridad el error que impide a una parte de la dirigencia del Polo ser firme en su condena a Marulanda y compañía: "Los neutrales se ocultan tras otro argumento inaceptable: que declararse enemigo de las Farc es oponerse a la solución política del conflicto armado y apostarle a la salida militar. Falso. Toda negociación de paz se hace entre enemigos, no entre amigos o neutrales. Se puede ser enemigo de las Farc y abogar por una solución política, negociada y honorable del conflicto"

juan dijo...

...hay aguas que por tibias también se hacen turbias...

lewis dijo...

Me parece que lo que le falta al polo es una cabeza visible que infunde respeto y admiracion en el electorado, ya que estos estan(estamos) cansados de estas apariciones de este tierno abuelito.

Les falta un lider de caracter.